Como parte de una serie de recientes comunicados que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ha emitido respecto a su ‘escuelita’, en este último texto responde preguntas “no frecuentes” respecto al ingreso, además que buscan poner fin a las dudas “no comunes” sobre el proyecto.
Sin embargo, desde la semana pasada el EZLN publicó su lista de vetados a la ‘escuelita’ (leer aquí)
A continuación una versión íntegra del documento titulado “Votan III. Sección No FAQ”:
Votan III.
SECCIÓN NO FAQ.
Lo que usted siempre hubiera querido que le advirtieran acerca de
l@s zapatistas, su mentada escuelita y las consecuencias que le puede acarrear asistir.
Julio del 2013.
Pues parece que ya más o menos se va a aclarando el panorama sobre en qué diablos estamos pensando los zapatistas cuando hablamos de la escuelita.
Pero es de esperar que usted ahora tenga más preguntas que respuestas. Aunque ya no le preocupa lo del calzado, le quedan interrogantes. Se le ocurre entonces que tal vez sea cierto eso de que la zapatista es una rebelión del siglo XXI, hábil en todo lo que tenga que ver con lo cibernético (hasta tienen un grafitero de muros virtuales). Así que va al café internet más cercano, o enciende su computadora y busca: “Escuelita Zapatista, Dudas, preguntas frecuentes, FAQ, etcétera”.
La pantalla da entonces, como quien dice, un “elegante giro cibernético” para eludir la vigilancia de la Agencia de Seguridad Nacional gringa, y lo adentra en el ultra secreto servidor de los transgresores de la ley: el ZPS (“Zapatist Pozol Server”, por sus siglas en inglés). Después de que en la pantalla aparezca un contundente “Fuck You XKeyscore”, usted ve que se le pide una contraseña para entrar. Usted prueba “MARICHIWEU” y la pantalla dice “No”. Prueba con “NOSOTR@S” y en la pantalla aparece “Tampoco”. Intenta con “DURITO” y la pantalla reza “Uh, ni pensarlo”. Irritad@ por los obstáculos, usted deja un mensaje con una mentada, no de menta virtual, dirigida al gobierno norteamericano y, al poner su firma, la pantalla se abre como si fuera una puerta muy en 3D, sonido dolby y toda la cosa, y aparece un letrero que dice “Escuelita Zapatista, NO FAQ, -“Preguntas No Frecuentes. Puede agregar la suya al final-“, seguido de una gran lista con preguntas y respuestas, como las que siguen:
.- Encuentre la descripción que más se asemeje a la suya, ligue con la pregunta y vea la respuesta correspondiente:
– No tengo estudios superiores / No soy artista / No soy una persona de renombre / No represento a nadie / No soy dirigente ni líder de nada / Soy muy joven / Soy muy grande de edad / Nunca antes fui a la escuela / Soy nuev@ en el conocimiento del zapatismo y nunca he estado en una comunidad / No había nacido o era muy pequeñ@ cuando ustedes salieron a la luz pública / No me enteré de nada hasta el día del fin del mundo / Yo apenas supe hace unas semanas y pedí que me invitaran / Yo no sé ni por qué me invitaron si a mí los zapatistas me caen mal, bueno los zapatistas sí me caen bien, pero el Marcos es un payaso que se está aprovechando de los pobrecitos inditos y yo-les-voy-a-explicar-que-no-se-dejen-engañar-y-los-voy-a-redimir / el etcétera que esté de moda / _____ (su caso particular)….
Preguntas:
¿Me van a tratar igual que a quien se sabe de memoria el himno zapatista, que ha asistido a todas las actividades del/sobre el zapatismo, que tiene una playera del EZLN, que se sabe bien el estribillo de “es un honor estar…” -ah no, eso es de otro canal-, que trae unas súper botas y un equipo de alpinismo de alta montaña, que ha estado muchas veces en comunidad y ha apoyado muuucho, pero muuucho a los indígenas? ¿Importa mucho eso en la escuelita? ¿Es eso un impedimento para asistir o para pedir que me inviten?
Respuestas (de acuerdo al orden de las preguntas):
Sí. No. No.
Pregunta:
¿Puedo quedarme a vivir en una comunidad zapatista?
Respuesta:
No.
Pregunta argumentada:
Pero ya lo pensé bien y estoy muy decidid@, ¿Sí?
Respuesta reiterada:
No.
Insistencia enfática:
¿Por favor? ¿Por favor? ¿Por favor? ¿Sí?
Respuesta igualmente enfática (de acuerdo al orden de las preguntas):
No. No. No. No.
Pregunta:
¿Puedo dar más de 100 pesos por el material de apoyo educativo, como una muestra de solidaridad con las comunidades indígenas zapatistas?
Respuesta:
Sí, pero ni nosotros ni los demás sabrán la cantidad, ni quién la dio. Al registrarse, pasará usted frente a un bote o caja (no sé qué vayan a poner) y ahí usted deposita sus cien pesos o lo que quiera. Nadie más que usted sabrá si sólo dio 100 pesos, o más, o menos, o si metió una tarjeta prepago, o un boleto del metro, o una mentada (de menta, se entiende). Al final del registro, los compas encargados vaciarán el bote o caja, y entregarán lo que contiene a una comisión de la Escuelita Zapatista. Así nosotros tampoco sabremos ni quién ni cuánto colaboró. Así nadie podrá reclamar o exigir trato especial o V.I.P. porque “tú no sabes quién soy yo, ni todos los cargos y premios que he obtenido, ni lo muuucho, pero muuucho que he ayudado a las comunidades / y a mí no me van a humillar poniéndome junto con gente que ni siquiera ha ido a comunidad, / y a mí no tienen nada que enseñarme y sí, en cambio, todo que agradecerme, / y la única imagen de indígena que digiero es la de quien, postrado, me adora, la imagen de indígenas rebeldes, es decir, malagradecidos, me indigesta” (como ya lo ha hecho una “ilustrísima” persona del medio artístico-cultural).
Pregunta:
¿Puedo llevar cosas para regalarle a la familia que me va a recibir?
Respuesta:
No.
Claro que será natural que usted vaya construyendo una relación de afecto con quien va a convivir. Pero los “regalos” personales, desequilibran la comunidad y desplazan una relación política hacia una personal. Usted deja entonces de relacionarse con una causa y pasa a relacionarse con una persona, lo que tampoco es malo, pero no viene a hacer amistades, sino a aprender. Lo que se va a hacer es que, en el CIDECI, podrá usted entregar lo que quiera donar, sea cuando llegue al registro o sea cuando termine el curso. Lo donado se hará llegar a las Juntas de Buen Gobierno quienes repartirán, EQUITATIVAMENTE y entre todas las comunidades zapatistas, lo que se reciba. Pero tenga en cuenta que para nosotr@s, es decir, para las familias que reciben a uno y a otro, lo importante es la persona, no lo que posee o da. También para usted, lo que debe importar son los pueblos zapatistas en su conjunto, no la familia o Votán particular con quien se relaciona, porque no es un grupo de personas quienes lo atienden sino todos los pueblos zapatistas organizados, sintetizados para usted en una familia y un(a) guardián(a).
Pregunta:
¿Por qué no aceptan que yo le obsequie algo a quien me va a recibir en su casa, me va a alimentar, me va a cuidar, y me va a enseñar?
Respuesta:
Mire, hay familias zapatistas que no van a recibir a nadie, pero que han colaborado y colaboran con alimentos, materiales, transporte. Participan tanto como la familia que recibe. ¿Para esas familias no hay regalito porque no las vio? ¿A ellas no les da sus datos por si alguna vez van a su geografía o para que le llamen o le escriban? ¿Para esos niños que no conoció no habrá dulces, ropa, juguetes, regalos?
Por ejemplo, hay pueblos zapatistas bajo la amenaza constante de grupos paramilitares. Como la seguridad ahí es muy precaria, no pudieron recibir estudiantes para la escuelita, porque no podríamos cuidar a nuestr@s invitad@s en esos lugares. Pero esas familias igual se prepararon, apoyaron a los que sí van a recibir, construyeron, barrieron, lavaron, trapearon, pintaron, cocinaron, juntaron leña, cooperaron con los alimentos que se le van a ofrecer. Usted no los conoce, ni los conocerá en la escuelita. Si las agresiones paramilitares y policíacas aumentan, tendrán que desplazarse. Usted tal vez se enterará o no (cheque el número de entradas-lectura a la última denuncia de las JBG), pero para usted no tendrán nombre ni rostro.
Serán invisibles, lo mismo que cientos de miles de zapatistas. ¿Hay quien sí los tenga en cuenta aunque sean invisibles para usted y para el resto?
Sí, nosotras, nosotros, sus compañeros y compañeras. Por eso lo que se recibe de fuera, se busca repartir equitativamente: se reparte más y mejor al más necesitado.
Otra cosa sobre este asunto de las donaciones. Sabemos bien que allá fuera predomina ese estereotipo de que los indígenas son objeto de la lástima y la limosna, de que hay que darles lo que sobra o estorba, en lugar de tirarlo. Algo como una especie de síndrome “Teletón” generalizado. Su equivalente en la clase política está en el photoshop de la limosna (nada que no se pueda maquillar con una campaña “contra el hambre”… o con una fotocopiadora).
La “aspirina de la conciencia” le llamamos nosotros los zapatistas, las zapatistas.
Y en lo que hemos andado en nuestro largo sube y baja por la lucha, hemos mirado muchas cosas. Una de ellas es que, en los momentos de desgracia, quienes más tienen, dan lo que les sobra; y quienes menos tienen, dan lo que les falta. Alguien con dinero y bienes, dona las cobijas que ya no usa, la ropa que no le queda, los zapatos que pasaron de moda, las monedas que no le hacen falta. Y quienes tienen que pelear cada minuto del día por hacerse de un poco de paga para tener algo que poner en la mesa, además de un mantel raído o ni eso, dan esa moneda que necesitan para completar su gasto de supervivencia.
Este pueblo indígena, el zapatista, no merece su lástima. A pesar del desprecio recibido por ser moda pasajera o por negarnos a ser parte de los acarreados del movimiento “histórico” en la coyuntura en turno, nos hemos levantado con dignidad, al igual que hace 20, 50, 500 años. Y lo seguiremos haciendo. No nos insulte con la limosna.
No le hemos pedido nada que no sea justo: sólo el pago del costo del material de apoyo (cien pesos) y su disposición a aprender. Nosotros l@s hospedaremos. Nosotras l@s alimentaremos. No será un hotel de 7 estrellas ni un bufet gastronómico, pero en cada tortilla, frijolito, verdura, camastro o hamaca, nailon para la lluvia, está el cariño y el respeto de todos nosotros y nosotras hacia usted, porque es nuestra invitada, nuestro invitado, nuestro compañero, nuestra compañera, nuestroa compañeroa.
No nos debe nada ni queda a deber nada. De la escuelita no sigue la militancia, la pertenencia orgánica, la sujeción de mando, el fanatismo. Lo que sigue de la escuelita es algo que a usted, y sólo a usted, corresponde decidir… y actuar en consecuencia. No los invitamos para reclutarlos, formarlos o deformarlos, programarlos o, como ahora se diría, “resetearlos”. Hemos abierto una puerta y lo hemos invitado a entrar para que vea cómo es nuestra casa, la que hemos levantado con la ayuda de personas de todo el mundo que, ésas sí, no nos dieron sus sobrantes, sino sus miradas y oídos compañeros, y a quienes nunca se les ha ocurrido siquiera que les debemos estar eternamente agradecidos, ni rendirles culto como se le rinde culto a quien posee y ordena.
Usted es quien es, y sólo a usted debería corresponder el seguir siendo así o de otro modo.
Y para finalizar este fragmento de la sección de Preguntas No Frecuentes:
¿Que no es usted una gran personalidad? ¿Que no tiene grandes estudios? ¿Que nunca ha estado antes en una comunidad zapatista? ¿Que ni siquiera había nacido cuando se hizo público el EZLN? ¿Que no se enteró de nada hasta el día del fin del mundo, o después?
No se preocupe ni ocupe de eso. Acá no se miran los currículos académicos, ni los calendarios de antigüedad en la vida o en la lucha, sino los corazones. Acá vendrá gente con varios doctorados y quien ni siquiera ha ingresado al maternal; personas con más de 90 años y quien no ha llegado aún a deshojar un calendario. A todas, a todos, a todoas, los vamos a recibir con el mismo cariño compañero, lo vamos a atender con lo mejor que tenemos, le vamos a enseñar igual lo que somos, y lo vamos a cuidar con el mismo esmero.
Así que deje esos reparos, traumas y resquemores para su teleserie preferida.
Piense mejor, por ejemplo, que, a su regreso, podrá platicarle a sus familiares, amig@s, o poner en su blog o en su perfil, algo como:
“Me acuerdo de cuando el Pablo (González Casanova), el Luis (Villoro), el Adolfo (Gilly), el Immanuel (Wallerstein), la Paulina (Fernández Christlieb), el Oscar (Chávez), uno que le decíamos “el Mastuerzo” por lo mismo, otro que le decíamos “el Rocco” no sé por qué, unos cuates que le hacían a la cantada con nombres raros como el Comando Cucaracha, SKA-P y Louis Ling and the Bombs, y otr@s compas que ahora no recuerdo, estudiamos junt@s en la escuela y echábamos relajo en el recreo, y por cierto nos castigaron por no hacer la tarea. Y un día sorprendieron al Toño (Ramírez Chávez) y a la Domi (la única Domi que hay) grafiteando la pared que da hacia afuera, hacia nuestros mundos, y, junto con ellos, cada quién agarró lo que podía y nos pusimos tod@s a pintar. Pero en eso llegó el conserje, y pues tod@s nos echamos a correr. El conserje quedó mirando la pared, se fue y regresó con un bote de pintura y una brocha. Pensamos que iba a borrar lo que, con muchos colores y figuras, tod@s habíamos pintado. Pero nada. No me lo van a creer, pero resulta que el conserje agarró la brocha y se puso a rayar el muro. Pero muy otro todo, porque el conserje sólo dibujó una grieta en la pared… y se fue. Pero lo más extraño es que, cada día que pasábamos en la escuela, la grieta dibujada pasó primero a hacerse real, después se fue agrandando y profundizando. El último día de clases, nos juntamos todos frente a la pared, mirando y esperando a ver si la grieta acababa por romper el muro. En eso estábamos, cuando pasó una compa zapatista con un pasamontañas de muchos colores muy divertidos y nos dijo “¿Qué hacen ahí si ya acabó la escuelita? ¡Jálenle para su tierra!”. Nos fuimos tod@s. Sí, les cuento para que vean que sí tengo estudios. ¿Eh? ¿Que para qué es el bote de pintura en aerosol? Nada, que estaba viendo esa pared de allá enfrente, donde al otro lado vive el Mandón. Ese muro tan grande, tan bien cuidado, tan sólido, tan poderoso, tan intimidante, tan indestructible, tan gris. Y me quedé pensando y me dije “A ese muro lo que le hace falta es… una grieta”.
-*-
Vale. Salud y no compre la pintura y la brocha, ya las trae usted en el corazón. Sólo búsquelas bien. Lo que haga con ellas es parte de su libertad.
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
El SupMarcos.
Conserje, velador y barrendero en la Escuelita Zapatista (¡no vayan a dejar su tiradero!).
México, Julio del 2013
Antes, en otro comunicado, los zapatistas presentaron los requisitos para entrar en ‘escuelita’.
VOTÁN II.
L@S GUARDIAN@S
Julio del 2013.
Bueno, ahora sí sigue explicarles ya cómo va a estar esto de la escuelita (la lista de útiles escolares, la metodología, l@s maestr@s, el temario, los horarios, etc.), así que lo primero es…
Lo que necesita.
Lo único que objetivamente necesita usted para asistir a la escuelita zapatista (además de ser invitad@, claro, y sus cien pesotes para el paquete de libros-dvd) es disposición para escuchar.
Entonces no tiene por qué atender a los consejos y recomendaciones de esas personas, por muy bien intencionadas que sean, que le dicen que traiga tal o cual equipo, presumiendo que ell@s “sí han estado en comunidad”.
Quienes realmente han estado en comunidad no lo andan alardeando, y saben bien que lo que en verdad se necesita es saber mirar y escuchar. Porque gente que ha estado para hablarnos (y para pretender dirigirnos o para ofrecernos sus limosnas de dinero o “sabiduría”) ha habido y habrá mucha, demasiada. Y quienes han venido a escuchar son muy pocos. Pero de esto les platico en otra ocasión.
Así que no compre nada especial (leí que alguien sólo tiene unos viejos tenis, chido). Traiga cualquier cuaderno y un lapicero o lápiz. No es obligatorio que cargue usted con su computadora, esmarfon, tableta o lo que se use ahora, pero puede traerlos si gusta. Eso sí, no hay señal de celular en el lugar donde le tocará. Hay internet en algunos caracoles pero su velocidad es, cómo le diré… como “pegaso”, la montura de Durito. Sí, puede traer su como-se-llame donde escucha música. Sí, puede traer cámara y grabadora. Sí, puede grabar y tomar fotos y videos pero sólo según las reglas que el Subcomandante Insurgente Moisés les va a hacer saber. Sí, puede traer su osito de peluche o equivalente.
Cosas que sí le pueden ser útiles: una lámpara de mano. Su cepillo de dientes y una toalla (por si le dan ganas y es posible bañarse). Al menos una muda de ropa, por si se bate de lodo. Sus medicinas, si le son necesarias y se las ha recetado alguien capacitado. Una bolsa de plástico para sus identificaciones y su dinero (ambas cosas siempre tráigalas consigo –la identificación sólo se la van a pedir en el registro para ver si usted es usted-). Otra bolsa de plástico para el material de estudio que le van a entregar. Y su ropa (interior –si usa- y exterior) también póngalas en bolsas de plástico.
Recuerde: puede traer todo lo que quiera, pero todo lo que traiga lo va a tener que cargar usted. Así que nada de que “me voy a llevar el piano por si me da tiempo de practicar el do-re-mi-fa-sol-la”. Y no, tampoco puede traer su Xbox, ps3, wii, ni esa vieja consola de Atari.
Lo que sí es imprescindible no lo puede adquirir, pero lo trae ya incorporado en su persona y lo puede encontrar, partiendo de su cuello, abajo y a la izquierda.
Bien, aclarado eso, aquí le pongo la lista de lo que necesita para asistir a la escuelita en comunidad. Sin estos requisitos NO SERÁ ADMITIDO:
.- Indisposición para hablar y juzgar.
.- Disposición para escuchar y mirar.
.- Un corazón bien puesto.
No importan entonces su raza, su edad, su género, su preferencia sexual, su lugar de origen, su religión, su escolaridad, su estatura, su peso, su apariencia física, su equipo, su “antigüedad” mirando al zapatismo,… ni su calzado o descalzado.
Ah, eso sí, no traiga sus zapatos de tacón de aguja que sí, se le ven muy bien, pero los va a romper cuando dé sus primeros pasos en el…
El Espacio Escolar y el horario.
Según nosotras las zapatistas, los zapatistas, el lugar de enseñanza-aprendizaje, la escuela pues, es el colectivo. Es decir, la comunidad. Y l@s maestr@s y alumn@s son quienes forman el colectivo. Todas y todos. Así que no hay un maestro o una maestra, sino que hay un colectivo que enseña, que muestra, que forma, y en él y con él la persona aprende y, a su vez, enseña.
Así que, al asistir al primer día de clase en comunidad (en las otras modalidades esto cambia), no espere usted encontrarse con el modelo tradicional de escuela. En lo que hemos preparado para usted, el “aula” o el “salón de clases” no es un espacio cerrado, con un pizarrón y un profesor o una profesora al frente, impartiendo el saber a los alumnos, que los evalúa y los sanciona (es decir, los clasifica: buenos y malos alumnos), sino el espacio abierto de una comunidad. Y no una comunidad de secta (acá conviven zapatistas con no zapatistas y, en algunos casos, con anti zapatistas), ni hegemónica, ni homogénea, ni cerrada (todo el año la visitan personas de diferentes calendarios y geografías), ni dogmática (aquí se aprende también de l@s otr@s).
Por eso usted no viene a una escuela con los horarios habituales. Estará en la escuela todas las horas y todos los días que dure su estancia. La parte más importante de su estar en la escuelita zapatista es su convivencia con la familia que la o lo recibe. Irá con ell@s a la leña, a la milpa, al arroyo-río-manantial, cocinará y comerá con ell@s (claro, comerá lo que no le haga daño o lo que su convicción le indique –por ejemplo, si es vegetariano o vegano, no le darán carne, pero avise antes porque los compas, cuando están contentos con la visita, cocinan pollo o cuche, y la comunidad o el municipio autónomo o la junta de buen gobierno, de repente toman de su ganado colectivo y hacen caldo para tod@s-), descansará con ell@s y, sobre todo, se cansará junto con ell@s.
O sea que, como quien dice, en esos días usted será parte de una familia indígena zapatista.
Y por esto mismo es que no aceptamos que alguien venga con su casa de campaña o su casa rodante. Por eso hay un cupo límite. Porque en estas tierras sí caben muchos, pero en las champas zapatistas sólo caben unos cuantos. Si quiere acampar, convivir con la naturaleza, y sus bucólicos equivalentes, bien, pero no aquí en esas fechas.
Entonces no estará usted conviviendo con su banda, grupo, colectivo. Ni con otr@s ciudadan@s. Si viene con su familia, su pareja o dispareja, sí estará junto a ella si así lo quiere, pero nada más. Nada de que “los que vinimos de tal lado nos vamos a juntar para echar bulla o para platicar o para cantar a la luz de la fogata o para lo que sea”. Eso lo pueden hacer en sus geografías y en otros calendarios. Aquí viene usted (o usted y su familia, pareja o dispareja) a participar de la cotidianeidad y el saber del pueblo indígena zapatista, y, claro, también de indígenas que no son zapatistas.
El pueblo zapatista es un pueblo que tiene la particularidad no sólo de haber desafiado al poderoso, ni tampoco sólo el haberse mantenido en rebeldía y resistencia por 20 años. También, y sobre todo, por haber logrado construir (en estas condiciones que usted conocerá personalmente) la definición indígena zapatista de libertad: gobernar y gobernarnos de acuerdo a nuestros modos, en nuestra geografía y en este calendario.
Sí, esto de “en nuestra geografía y en este calendario” marca una distancia apreciable respecto a otros proyectos. No sólo advierte que no es un modelo a seguir (a nosotr@s algunas cosas nos han resultado, otras no), un nuevo evangelio o una moda apta para exportación. Tampoco es un “manual de construcción de la libertad”. Ni siquiera para todos los pueblos originarios de México, menos aún para los pueblos que luchan en todos los rincones del mundo.
Además, mucho ojo, estamos definiendo un tiempo. Esto que verá usted, vale para nosotr@s ahora. Nuevas generaciones irán construyendo sus propios caminos, con sus modos propios y sus tiempos. Un concepto de libertad no hereda esclavitud hacia sí mismo.
Porque eso es para nosotros la libertad: ejercer el derecho de construirse uno mismo un destino, sin nadie que nos mande ni nos diga qué sí y qué no. En otras palabras: nuestro derecho a caer y levantarnos nosotros mismos. Y bien sabemos que eso se construye con rebeldía y dignidad, sabiendo que hay otros mundos y otros modos, y que, así como nosotras, nosotros, nos vamos construyendo, cada quien va construyendo su identidad, es decir, su dignidad.
Sólo 2 veces en la semana en que convivirá con las comunidades zapatistas, asistirá al Caracol a una reunión de tod@s l@s alumn@s de la zona en que le toque. En esa reunión, donde estarán reunidos muchos colores y modos de diferentes calendarios y geografías, habrá un maestro o maestra que se dedicará a tratar de responder las preguntas o dudas que le hayan surgido en su convivencia. Esto es porque pensamos que será bueno para usted el conocer qué dudas tuvo, por ejemplo, quien viene de otro país, de otro continente, de otra ciudad, de otra realidad.
Pero lo fundamental de la escuelita, lo aprenderá usted con su…
Votán.
A lo largo de varios meses, decenas de miles de familias zapatistas se han preparado para recibir a quienes vienen a la escuelita a comunidad. Junto con ellos, miles de mujeres y hombres, indígenas y zapatistas se han conformado en un Votán al mismo tiempo individual y colectivo.
Entonces debe usted saber cuál es el lugar de Votán en la escuelita. Porque resulta que el Votán es, como quien dice, la columna vertebral de la escuelita. Es el método, el plan de estudios, la maestra-maestro, la escuela, el aula, el pizarrón, el cuaderno, el lapicero, el escritorio con la manzana, el recreo, el examen, la graduación, la toga y el birrete.
Sobre lo que significa “Votán” (o “Uotán”, o “Wotán”, o “Botán”) se ha dicho y escrito mucho: por ejemplo, que la palabra no existe en lengua maya y que no es sino una palabra, mal escuchada y mal traducida, de “Ool Tá aan”, que sería algo como “El Corazón que Habla”; que se refiere al terremoto; o el rugido del jaguar; o el palpitar del corazón de la tierra; o el corazón del cielo; o el corazón del agua; o el corazón de la montaña; o todo eso y más. Pero, como en casi todo lo que se refiere a los pueblos originarios, se trata de versiones sobre versiones de quienes han pretendido dominar (a veces con el conocimiento) estas tierras y a sus pobladores. Así que, a menos que tenga usted interés en elucubrar sobre interpretaciones de interpretaciones (que terminan por ignorar a los creadores), aquí nos referimos al significado que las zapatistas, los zapatistas, le damos a “Votán”. Y sería algo así como “guardián y corazón del pueblo”, o “guardián y corazón de la tierra”, o “guardián y corazón del mundo”.
Cada uno de los estudiantes de la escuelita tendrán un su Votán, un guardián o guardiana, no importa la edad, género o raza del alumn@.
Es decir, además de la familia con la que convivirán esos días, tendrán un tutor o tutora que es quien les va ayudar a entender qué es la libertad según nosotras las zapatistas, los zapatistas.
L@s Guardian@s son personas como el común de las personas. Sólo que son personas que se rebelaron contra el poderoso que las explotaba, despreciaba, despojaba y reprimía, y pusieron la vida en ello. Sin embargo, el Votán que somos no predica el culto a la muerte, a la gloria o al Poder, sino que camina por la vida en la lucha cotidiana por la libertad.
Su Votán personal, su Guardián(a) le contará nuestra historia, le explicara quiénes somos, dónde estamos, por qué luchamos, cómo lo hacemos, con quién queremos hacerlo. Le platicará de nuestros logros y nuestros errores, estudiará junto con usted los libros de texto, le resolverá las dudas que pueda (si no puede, para eso está la reunión general), es quien le hablará en español (la familia con la que conviva le hablará en lengua materna todo el tiempo), le traducirá lo que dicen en la familia, y le traducirá a la familia lo que usted quiera decir o saber, caminará con usted, irá a la milpa o a la leña o al agua con usted, cocinará con usted, comerá con usted, cantará y bailará con usted, dormirá cerca suyo, lo acompañará cuando vaya al baño, le dirá qué bichos evitar, verá que tome su medicina, en resumen: le enseñará y cuidará.
A él le puede preguntar lo que quiera: que si somos un engendro de Salinas, que si el SupMarcos está muerto o bronceándose en las playas europeas, que si el SubMoy va a llegar, que si el mundo es redondo, que si cree en las elecciones, que si le va a Jaguares, etcétera, etcétera, etcétera. A diferencia de otr@s maestr@s, el guardián o guardiana, si no sabe la respuesta, le dirá eso: “no sé”.
Su Votán será también su traductor simultáneo que no necesita baterías. Porque acá, en lo posible, siempre le hablarán en lengua materna. Sólo el guardián o guardiana puede hablarle en castilla. Así usted calará lo que ocurre cuando un indígena trata de hablar en la lengua dominante. La diferencia fundamental es que usted no será tratado acá con desprecio ni burla por no entender lo que se le dice o por pronunciar mal. Habrá risas, sí, pero de simpatía por su esfuerzo en entender y darse a entender. Y, ojo, su Votán no sólo le traducirá palabras, sino colores, sabores, sonidos, mundos enteros, es decir, una cultura.
En la reunión a la que asistirá junto a sus condiscípulos de zona, usted no podrá hacer una pregunta directa a la maestra o maestro, sino que deberá hacerla a su guardián(a), y él-ella la traducirá al maestro, quien responderá en lengua materna, y el guardián la traducirá para usted. Claro que usted se quedará con la duda de si su pregunta fue bien traducida y si la respuesta que recibe es la que dio el maestro. Pero, ¿no dicen que es justo que un indígena comparezca ante las instancias gubernamentales de justicia con un traductor de palabras? ¿O acaso en los juzgados se traducen culturas? Así entenderá usted que eso que llaman “igualdad jurídica” es uno más de los esperpentos de la justicia en nuestro mundo. ¿Dónde está la igualdad jurídica si la traducción de palabras como “libertad”, “democracia”, “justicia” se hace con las mismas palabras de quienes quieren esclavizarnos, despojarnos, desaparecernos? ¿Dónde la igualdad si la acusación, el juicio y la condena la hace un sistema jurídico, además de corrupto, impuesto con la lengua del Mandón? ¿Dónde la justicia si el sistema que juzga está basado en la premisa del despojo cultural?
Por eso así la escuela. Por eso así el Votán. Porque…
Él somos.
Su Votán es un gran colectivo concentrado en una persona. Él o ella no habla ni escucha como persona individual. Cada Votán somos todas y todos los zapatistas.
Hace unas semanas, los Subcomandantes Moisés y Marcos entregamos el cargo de vocer@s del EZLN a miles de hombres y mujeres indígenas zapatistas para los días de la escuelita. Durante esos días de agosto (y después en diciembre y enero próximos), por su voz hablará todo el EZLN, con su oído escuchará, y en su corazón palpitaremos el gran nosotr@s que somos.
Así que en estos días de la Escuelita, usted tendrá de maestro o maestra nada más y nada menos que a la máxima autoridad zapatista, al jefe / jefa suprema del Ejército Zapatista de Liberación Nacional: Votán.
Y Votán también se encargará de…
L@s Niñ@s.
Si el alumno o alumna es menor de edad (12 años o menos), una guardiana por cada niño y niña acompañará a la madre y/o padre todo el tiempo, le ayudará a cuidarl@, que no se enferme, que tome su medicina, que juegue, que aprenda, que esté content@. Si ya sabe leer, estudiará junto con el niño o niña el libro de texto, le contará historias de cómo vivían los niños indígenas antes del alzamiento y cómo viven ahora, le contará historias terribles y maravillosas, cuentos, chistes, le cantará “la del moño colorado”. Y si se porta mal, le dirá que no haga así, porque si no llegará el SupMarcos con su gran bolsa de galletas y no le va a dar ni una sola, manque sean de animalitos, y el gran Don Durito de La Lacandona no le contará de cuando peleó, él solo, contra 3.141592 dragones desdentados, ni la maravillosa historia de Lucezita y el Gato-Perro que, me dicen, deja muy atrás a Ironman, Batman, Los Vengadores, El Hombre Araña, X-Man,Wolverine, y lo que vaya saliendo.
Todos los niños y niñas, con los familiares que los acompañan, serán ubicados en la zona más cercana a San Cristóbal de Las Casas, con las mejores condiciones que podemos ofrecer. Se habilitarán lugares especiales para ell@s, junto con su madre/padre, para que no tengan mucho frío, ni se mojen si llueve. Habrá también compas que le saben bien a la salud y primeros auxilios. Y para cualquier emergencia, las 24 horas del día estarán disponibles 2 ambulancias y 2 vehículos para trasladar al infante a la ciudad si es que requiere un doctor, o irán por medicina si la necesita. Si es necesario que la familia viaje de regreso a su geografía particular, tenemos un pequeño fondo económico para ayudarles con los boletos, o la gasolina, para el regreso si éste es necesario antes de que termine el período escolar.
En resumen: l@s niñ@s tendrán trato especial. Pero ni ell@s ni los adultos se salvarán de…
La Evaluación.
Es la más difícil que se haya usted imaginado. No constará de un examen, una tesis o una prueba de opción múltiple; ni habrá un jurado, o un grupo de sinodales con títulos universitarios.
La evaluación la hará su realidad, en su calendario y geografía, y su sinodal será… un espejo.
Ahí usted verá si puede responder la única pregunta del examen final: ¿Qué es la libertad según tú-ustedes?
-*-
Vale. Salud y créame, lo digo con experiencia propia, lo que uno más aprende acá es a preguntar. Y vale la pena.
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
SupMarcos.
México, Julio del 2013