¿Qué sucede cuando mezclas punk, riotgrrrl, lesbianismo y gordura? El resultado es Beth Ditto, la cantante líder de The Gossip, quien en 2006 fuera considerada la “persona más cool del rock” por la revista musical británica NME (New Musical Express) misma que en 2007 pusiera en portada de cuerpo entero a Ditto completamente desnuda, tan sólo con los pechos cubiertos.

 

Acostumbrad@s l@s lectores a ver en las portadas de revistas a jóvenes mujeres desnudas de esbelta figura, ver a Beth Ditto, que mide poco más de 1.50 metros y pesa aproximadamente 95 kilos con su costado derecho enfrentando al espectador, su mano izquierda sosteniendo su pecho derecho y su brazo tocando seductoramente su nalga, con la leyenda Kiss my ass! (¡Besa mi trasero!) generó toda una polémica.

 

En esta imagen Ditto es un ejemplo de “corpulencia empoderada”, la cual definió Curran Nault en 2009 en su texto Punk Will Never Diet!: Beth Ditto and the Queer Revaluation of Fat (El punk nunca hará dietas: Beth Ditto y la reevaluación queer de lo gordo) como el “estar orgull@s del cuerpo gordo en su estado existente y negarse a cambiar, encogerse o desaparecer”.

 

Ditto rescata a la gordura de su representación como algo repulsivo, y reivindica el concepto de gordo al desafiar las concepciones dominantes de belleza, género y sexualidad posicionándose como una alternativa a los estándares convencionales de lo atractivo dentro de los medios en la contemporaneidad.

 

Pero Ditto no sólo es gorda también es lesbiana y por lo tanto su agrupación proveniente de Portland, Oregon, logra romper tanto con los estigmas impuestos a los cuerpos gordos señalados como repulsivos y pasivos, como a la heterosexualidad dominante y las tendencias machistas y homófobas de parte del movimiento punk, al dar un toque de riotgrrrl, estilo de punk feminista que confronta las posturas patriarcales.

 

Es importante señalar que el rechazo hacia lo gordo es diferente en la mujer que en el hombre, puesto que en el hombre lo gordo suele ser más aceptado, desde las posturas que lo ven como tierno, chistoso, hasta aquellas que lo asocian con el poder, un  hombre gordo impone.

 

Pese a todas las construcciones discursivas de lo gordo como, desagradable, y otras negativas apelaciones pareciese que en el hombre no se percibe con tal rechazo, mientras que en la mujer se ensaña la crítica, se las tacha de repulsivas, descuidadas, llegando a utilizarse epítetos muy ofensivos. Digamos que los privilegios trabajan diferencialmente según la asignación de género.

 

Vivimos en una sociedad que castiga a las mujeres por ser gordas, por violar los estándares de belleza en que lo delgado es bonito y aceptable, como si las mujeres sólo valieran por su aspecto, no es de extrañar que constantemente se embarquen en dietas. Es por ello que la gordura es una cuestión feminista.

 

La idea de que la imagen corporal y el peso están vinculados con el feminismo cambió la manera en como muchas activistas veían sus propios cuerpos. Si lo personal es politico, según Kate Millet, la gordura es un tema fundamental al defender los derechos de las mujeres y a fomentar que quieran y acepten sus cuerpos.

 

Las  activistas a favor de la gordura promueven la aceptación de todo tipo de talla en las mujeres y se oponen a la discriminación por peso. La raíz del activismo gordo se remonta en Estados Unidos a la década de 1970 con el grupo de mujeres The Underground Fat que se enfocaba en el impacto negativo de los medios sobre las mujeres gordas.

 

Actualmente el movimiento por la visibilización de la gordura ha crecido y se ha hermanado con distintas corrientes del feminismo, teniendo en el internet un amplio escaparate por la valorización de los cuerpos femeninos, sin importar su talla.

 

Hoy más que nunca el concepto Riot not Diet (¡revueltas, no dietas!) se ha convertido en un grito de júbilo contra las dietas que suelen drenar la energía de las mujeres, y sus bolsillos, en ocasiones poniendo en riesgo su salud.

 

Suele operar un discurso médico entorno a la gordura en donde se sostiene que los cuerpos sanos son delgados, sin embargo ni todas las personas delgadas son sanas ni todas las personas gordas están enfermas, y si realmente estuviera preocupada la sociedad por la salud de mujeres y hombres se enfocaría en que tuvieran salud mental y física no a través de estrictos regímenes alimenticios y extenuantes horas de gimnasio para entrar dentro de los esterotipos de delgadez, sino que fomentaría que las personas amaran sus cuerpos tal y como son y que por lo tanto al amarlos realizarán actividades físicas que les proporcionará felicidad no presionados por el sistema sino por puro goce personal y no imposición.

 

Es por ello que Beth  Ditto me parece desafiante ya que problematiza nuestras miradas prejuiciadas sobre lo gordo en las mujeres. La primera vez que vi sus videos musicales me sorprendió lo ágil, segura y activa que se presenta ante la audiencia, borrando en mí las ideas de pasividad, lentitud, en que había pensado a los cuerpos gordos, permitiéndome entender  la gordura y la feminidad de forma distinta.