La amenaza terrorista con origen en Yemen, que ha puesto en alerta a Estados Unidos, ha revivido las dudas sobre si es adecuado repatriar a presos yemeníes de Guantánamo a su país, lo que puede complicar los recientes esfuerzos del presidente Barack Obama para cumplir su promesa de cerrar esa prisión.

 

De los 166 presos de Guantánamo, ubicada en una base estadounidense en Cuba, 86 han recibido el visto bueno para su traslado o puesta en libertad y 56 de ellos son de Yemen.

 

Y precisamente es Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA), con sede en Yemen, el origen de la amenaza que ha llevado a EU a cerrar durante una semana una veintena de embajadas y consulados en países musulmanes.

 

«Hemos visto a detenidos (de Guantánamo) enviados a sus países que vuelven a pelear y combatir para Al Qaeda», explicó Steven Bucci, director del Centro de Estudios de Política Exterior de la Fundación Heritage.

 

Gregory Johnsen, experto en AQPA y autor de un libro al respecto, comentó en la misma línea a Fox News que «un puñado de ex detenidos de Guantánamo, principalmente ciudadanos saudíes, cruzaron la frontera hacia Yemen y se unieron a Al Qaeda».

 

El envío de detenidos de Guantánamo «a países donde Al Qaeda y sus afiliados operan y siguen atacando a nuestros intereses no es una solución», sostuvo por su parte el senador Saxby Chambliss (Georgia), el republicano de mayor rango en el Comité de Inteligencia del Senado.

 

No es la primera vez que Yemen se convierte en un obstáculo para la promesa que hizo Obama nada más llegar a la Casa Blanca en 2009 de cerrar Guantánamo, abierta en enero de 2002 por decisión del entonces presidente George W. Bush y en el marco de la guerra global de Estados Unidos contra el terrorismo tras los atentados del 11 de septiembre.

 

En la Navidad de 2009, el joven nigeriano Umar Farouk Abdulmutallab intentó volar un avión en ruta desde Amsterdam a Detroit con explosivos que llevaba ocultos en su ropa interior, un plan que fue atribuido por el gobierno de Obama a AQPA.

 

A raíz de ello se impuso una moratoria a la trasferencia de presos de Guantánamo a Yemen, levantada por Obama en mayo pasado en el marco de sus nuevos esfuerzos para cerrar la prisión.

 

En paralelo a ese levantamiento de la moratoria se puso también en marcha un proceso de revisión caso por caso liderado por el Departamento de Defensa y la Casa Blanca debe notificar al Congreso cualquier transferencia que prevea realizar.

 

El pasado 1 de agosto Obama y el presidente de Yemen, Abdo Rabu Mansur Hadi, se reunieron en la Casa Blanca y acordaron seguir colaborando «estrechamente» para hacer posible la repatriación a ese país de presos de Guantánamo cuyo traslado haya sido aprobado.

 

Además, Hadi expresó su intención de poner en marcha un programa «de rehabilitación de extremistas» para hacer frente al problema del extremismo violento dentro de Yemen.

 

Bucci no cree que Obama decida imponer de nuevo una moratoria a la repatriación de presos yemeníes de Guantánamo, pero sí ve «probable» que haya un retraso en ese proceso, que ya de por sí es lento y complicado.

 

El nuevo enviado especial del Departamento de Estado para gestionar el cierre de Guantánamo, Clifford Sloan, está negociando las condiciones de la repatriación y estudiando medidas para evitar que los expresos regresen al campo de batalla.

 

Esas medidas podrían incluir un tiempo breve de detención al regreso a Yemen, un seguimiento periódico o programas de reinserción que han sido eficaces en países como Arabia Saudí y Kuwait.

 

El Comité de Servicios Armados del Senado ha aprobado una propuesta de su presidente, el senador demócrata Carl Levin, que da más flexibilidad a Obama para las transferencias de presos de Guantánamo.

 

Pero la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos, ha dado a su vez el visto bueno a una medida que bloquea la repatriación de presos yemeníes, por lo que el debate seguirá abierto cuando el Congreso regrese al trabajo tras el receso legislativo de agosto. (EFE)