Aunque ATLAS ya camina, le queda mucho por andar. Es el último robot humanoide desarrollado por el Pentágono y sobre el que varios equipos de todo el país trabajan para que finalmente pueda responder ante desastres naturales allá donde el ser humano no puede llegar.

 

Nueve equipos de diversos puntos del país compiten para desarrollar el software adecuado que permita que el cuerpo de ATLAS, diseñado previamente por la compañía Boston Dynamics, efectúe acciones de un modo casi autónomo, supervisadas de manera remota.

 

ATLAS es uno de los robots humanoides más avanzados que existen, diseñado para que se exploten al máximo sus capacidades motrices, pero aún queda por desarrollar ese software que lo logre, para lo cual la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA, en inglés), ha abierto este concurso cuyo fallo se emitirá a principios del próximo año.

 

El ganador obtendrá 2 millones de dólares para su desarrollo.

 

Ese software, y las acciones de un operador humano a través de una unidad de control, guiarán el conjunto de sensores, articulaciones y extremidades que componen el robot, que deberá convertirse en una suerte de “bombero de metal”.

 

Michael Fleming es el director ejecutivo de Torc, una de las empresas que participan, junto con centros universitarios, en esta carrera tecnológica para lograr la excelencia de un robot que pueda salvar vidas en situaciones en las que sería imposible actuar para una persona.

 

“En la primera fase trabajamos con programas de simulación con algoritmos para controlar a un humanoide virtual que pueda ejecutar acciones útiles en situaciones producidas por catástrofes naturales”, explica Fleming.

 

Tras esa primera fase, todos los equipos recibieron un prototipo de ATLAS en sus laboratorios con el que comenzar a poner en práctica todos esos comandos creados para que el robot mueva “su esqueleto”.

 

“Vamos a coger esos algoritmos que desarrollamos en el entorno virtual y los adaptaremos a un entorno real con aspecto humano”, agregó el especialista en robótica militar en una entrevista con Efe durante su visita a la feria bienal de la Asociación Internacional para Sistemas de Vehículos No Tripulados (AUVSI, en inglés) que se celebra estos días en Washington.

 

“En la tercera fase, todos los equipos que participamos en el concurso pondremos nuestros robots a prueba para que compitan, en las que tendrán que conducir un jeep, subir escaleras, o esquivar escombros como si estuvieran en un clima contaminado como la situación del terremoto de Japón, donde no podían enviar a humanos por los daños evidentes”, agregó.

 

“Lo más complicado es adecuar esos software a las capacidades del hardware”, insistió Fleming a la hora de explicar los retos a los que se enfrentan.

 

ATLAS mide 188 centímetros de altura, pesa 150 kilogramos y es capaz de hacer una serie de movimientos naturales, mientras que está equipado con un ordenador de a bordo para control remoto en tiempo real, una bomba hidráulica y autogestión térmica y 28 articulaciones accionadas de manera hidráulica.

 

Su cabeza, creada por Carnegie Robotics, cuenta con sensores de sonido y sus manos fueron diseñadas por las compañías iRobot y Sandia National Labs.

 

“Hemos aumentado tremendamente las expectativas sobre las capacidades robóticas con este desafío”, dijo Gill Pratt, director del proyecto de DARPA, al presentar los robots este verano.

 

Dentro de los proyectos para asistir en el futuro a soldados en el campo de batalla, el centro de investigaciones del Pentágono y Boston Dynamics han colaborado con anterioridad en varios proyectos, entre ellos el de un robot de cuatro patas apodado “cheetah” (guepardo), capaz de correr a 29 km/h.

 

El felino robótico, presentado en marzo de 2012, causó sensación al batir el récord marcado en 1989 por otro autómata creado por científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) que llegó a alcanzar los 21 km/h.

 

La compañía también ha diseñado para el Pentágono una especie de arácnido, RiSE, que puede escalar en una pared totalmente vertical, o BigDog, un cuadrúpedo con capacidad para cargar hasta 150 kilos de peso con especial destreza para acceder a terrenos de complicada orografía.