LONDRES. La Casa Blanca afirmó que sería “difícil de imaginar” que las autoridades estadunidenses adopten las tácticas de la seguridad británica (destruir los discos duros del diario The Guardian).

 

Por segunda ocasión en menos de 24 horas, la Casa Blanca intervino luego de que el editor de  The Guardian, Alan Rusbridger, revelara que altos funcionarios de Whitehall -la zona de oficinas del Primer Ministro, la Defensa y la cancillería del Reino Unido, entre otras-  le exigieron que destruyera o entregara los discos duros con los archivos secretos filtrados por el ex analista de inteligencia estadunidense, Edward Snowden.

 

A la pregunta de la prensa de si el gobierno de Obama podría entrar a una empresa periodística estadunidense y destruir los discos duros -incluso para proteger la seguridad nacional-  el vocero Josh Earnest dijo: “Es muy difícil imaginar un escenario en el que eso sería apropiado”.

 

Con esa declaración, Washington se distanció de la acción del gobierno inglés que ordena la destrucción de los documentos de la Agencia de Seguridad Nacional (ASN) que le fueron filtrados al diario The Guardian por el ex analista Edward Snowden.

 

La Casa Blanca también confirmó que tuvo noticias de la detención de David Miranda, Miranda, y Downing Street confirmó que el primer ministro británico también fue informado, dijo a The Guardian una fuente que declaró: “nos mantuvimos al corriente en la forma usual”.

 

Minutos después de la expresión de la Casa Blanca, el gobierno británico defendió la legalidad de la detención del brasileño David Miranda, pareja del periodista Glenn Greenwald, de The Guardian, primero en divulgar la información de los documentos filtrados por Snowden sobre los programas de espionaje de Estados Unidos.

 

La Policía Metropolitana (Scotland Yard) consideró que la detención de Miranda fue válida “legalmente y a nivel de procedimiento”; además, negó que se le hubiera denegado el acceso a un abogado. En un comunicado, Scotland Yard explicó que el examen de Miranda era “necesario y proporcionado” y aseguró que se le ofreció representación legal y fue asistido por un abogado. Agregó que “hasta ahora la Policía Metropolitana no ha recibido ninguna queja”

 

Scotland Yard respondió así a las críticas sobre el arresto e interrogatorio de Miranda el domingo pasado cuando hacía una escala en Londres, procedente de Berlín, camino a Río de Janeiro, donde vive con Greenwald.

 

Miranda, de 28 años, fue detenido en virtud de la Cláusula 7 de la Ley de Terrorismo de 2000, que permite a la policía detener e interrogar a personas en aeropuertos, puertos y zonas fronterizas para determinar si están implicadas en la planificación de actos terroristas.

 

Según Scotland Yard, existen salvaguardias para garantizar que los poderes que confiere la citada cláusula se emplean “de forma adecuada y proporcional”.

 

El Ministerio del Interior de Reino Unido recordó que la policía y el gobierno tienen el deber de proteger a la población en respuesta a la polémica que se ha desatado por la detención de la pareja del periodista Greenwald. Explicó que la policía tiene que actuar si cree que un individuo tiene “información altamente confidencial que ha sido robada y que podría ayudar al terrorismo”.

 

Sin embargo, ex el ministro conservador Crispin Blunt criticó el uso de la legislación antiterrorista para detener a David Miranda y advirtió contra los excesos en el empleo de la Sección 7 de la Ley antiterrorista para represalias de este tipo.

 

En otra expresión del caso Miranda, diputados brasileños anunciaron que convocarán al periodista estadunidense Glenn Greenwald para discutir el arresto de su compañero, David Miranda, cuando hizo una escala en Londres, dijo el martes el diputado Nelson Pellegrino, presidente de la comisión de Relaciones Externas y Defensa de la Cámara Baja.

 

La invitación a Greenwald será formalizada el miércoles durante la próxima sesión del comité.

 

La versión de The Guardian

 

Alan Rusbridger, editor del diario, dijo que dos expertos de seguridad del Cuartel de Comunicaciones del gobierno británico (GCHQ) supervisaron la destrucción de los discos duros de las computadoras de ese rotativo el 20 de julio, en lo que él describió como una “peculiar pieza de simbolismo inútil”.

 

Rusbridger dijo a los funcionarios que esa acción no evitaría que el periódico siguiera publicando sobre los documentos filtrados porque Glenn Greenwald, el reportero que primero sacó la historia de Snowden, tenía una copia en Brasil y otras más estaban en Estados Unidos.

 

Rusbridger dijo a la emisora BBC News que en este país el gobierno se ha movido contra The Guardian de una forma que sería impensable en Estados Unidos.

 

Pero lo que pasó con The Guardian es que el gobierno británico “amenazó explícitamente que podría ir a las cortes a demandarnos para ceder el material”. En la entrevista dijo que fue “bastante explícito. Teníamos que destruir todo o devolvérselos”.

 

Rusbridger, aporta detalles más precisos de la presión del gobierno británico para que se destruyeran los documentos sobre el espionaje gubernamental en Estados Unidos y Gran Bretaña, que le filtró a ese medio el analista Edward Snowden.

 

Los funcionarios que presionaron a los directivos se presentaron en las oficinas apenas unos días después de que el diario revelara cómo la inteligencia británica espió a los aliados del Reino Unido en dos cumbres de mandatarios extranjeros en Londres. Pedían los materiales de Snowden o que fueran destruidos. No hubo ninguna amenaza por escrito o movimiento legal, recuerda el editor.

 

Tres semanas después, cuando se habían publicado muchos más artículos sobre la vigilancia telefónica y por internet de la Agencia Nacional de Seguridad Nacional y del GCHQ, regresaron los agentes del gobierno en lo que el editor describe como el encuentro en la “larga y difícil relación entre la prensa y las agencias de inteligencia, y un compromiso sumamente inusual, muy físico, entre las demandas de la seguridad nacional y la libre expresión”.

 

En cuanto a la detención de David Miranda, manifiesta que espera que esto llevará a más personas a leer las historias “que tanto molestan al Estado británico porque ha habido muchos reportes sobre lo que hacen el GCHQ y la ASN”.

 

Al final, Rusbridger explica que lo que Snowden intenta hacer es puntualizar “que estamos en camino a la vigilancia total”.