“La vida está en las aceras y no tanto en los automóviles”, escribió José Joaquín Blanco en su crónica “Mercados sobre ruedas”; de esta frase se desprende otra observación: ‘la música está en las calles, no tanto en los bares’.
Afuera, extramuros, la música es creación viva, improvisación organizada, armonía que por un momento busca poner orden al caos citadino, al frenesí. Ritmos y silencios se combinan con arquitectura, paisajes, danzas peatonales, se vuelve el ‘soundtrack’ de la vida diaria.
Los músicos buscan dar un descanso a los peatones que lidian lo mismo con embestidas de coches, el tráfico vehicular, marchas, pitazos de camiones, construcciones, paraderos de autobuses, sirenas de patrulla, ambulantaje, con el mucho ruido del Distrito Federal.
“La música en la calle tiene esa cuestión espontánea, que la gente pasa y no espera ver una banda tocar, se junta gente que casualmente pasaba por allí. Se pone lindo. Es parte de la gracia de tocar en la calle”, explicó en entrevista hecha hace unos meses Guille del Castillo, quien llegó de Uruguay a México porque el amor lo trajo y para tocar en la banda callejera Burocracia Cósmica.
“Menos violencia y más música”, reza un letrero que los integrantes de “LA calle mata” colocan frente la batería cada que tocan ya sea en avenida Juárez, en el callejón Condesa, en Gante, en Filomeno Mata, en el Centro Histórico capitalino; en San Cristóbal de las Casas, Chiapas o las plazuelas de Guanajuato.
Y sí, su máxima aplica para muchos otros padecimientos colectivos: ‘menos robo y más música’, ‘menos secuestro y más música’, ‘menos discordia y más música’, ‘menos ruido y más música’.
Precisamente menos ruido es lo que se proponen tener en el distrito Centro de Madrid, España, que fue declarado Zona de Protección Acústica Especial (ZPAE) y donde a partir de octubre los músicos deben aprobar una audición en la que un jurado determinará si tienen las aptitudes para tocar en las calles y no contribuir con la contaminación auditiva.
El presidente concejal del distrito, David Erguido, señaló que la Junta Municipal tendrá lista en la primera quincena de septiembre la instrucción que desarrollará la normativa del Plan Zonal Específico de la ZPAE, aprobada hace un año para limitar el elevado nivel de ruido que padece el casco histórico.
También estará lista la convocatoria de las pruebas, que se publicará y se comunicará al medio centenar de intérpretes que hace meses registraron sus peticiones de algún tipo de acreditación para poder tocar en la calle sin problemas.
Entrevistado por 24 HORAS sobre esta medida, Pablo Villamil, guitarrista y voz del grupo callejero “LA calle mata”, comentó que en la capital mexicana la regulación se da de otra manera: por la mafia, lo cual vuelve su trabajo inseguro.
“Ellos (los reguladores ilegales) te cobran por ponerte en cualquier lugar para tocar y dicen que cualquier bronca te hacen el paro, pero realmente no ganas nada con ellos”, relata el músico que lleva más de un año tocando en las calles pero más de 10 ‘rasgando’ la guitarra.
Agrega que hay otros músicos callejeros que tocan con permiso de las autoridades “pero aun así los han quitado imagínate; entonces creo que el gobierno (del Distrito Federal) si dice que tiene una ciudad de cultura, que la apoye”, exige.
En su opinión, basada en su experiencia de tocar en la calle y ser llevado al Juez Cívico por la misma razón, la medida española para regular a los músicos callejeros “sería aplicable en México siempre y cuando los que hagan la selección de músicos sean competentes y abiertos a cualquier género musical”.
“No porque seas hijo de tal funcionario o algo similar, se elija a cierto grupo, o viceversa que no porque los músicos conozcan a cierta persona obtengan el permiso, ahí se dejaría de lado la calidad musical”, agrega.
De acuerdo con Fausto Rodríguez, coordinador del Laboratorio de Análisis y Diseño Acústico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), campus Azcapotzalco, en la Ciudad de México el tráfico vehicular es la fuente sonora que mayor ruido produce.
Le siguen la aviación, la industria, los sitios de construcción, las aglomeraciones (comercio ambulante, por ejemplo) y paraderos de autobuses, pero no la música callejera.
Del primer mapa de ruido elaborado por la UAM Azcapotzalco en enero de 2011, se desprende que en el centro de la Zona Metropolitana del Valle de México predomina un ruido que va de los 60 a los 65 decibeles, el umbral diurno establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En el DF está vigente la norma NADF-005-AMBT-2006, que establece los parámetros de ruido que deben cumplir los propietarios de fuentes sonoras y establece un máximo de 65 decibeles de 6:00 a 20:00 horas y de 62 decibeles de las 20:00 a las 6:00 horas.
Hace tiempo Burocracia Cósmica comentó a este diario que como músicos callejeros, constantemente se ven en acecho de los policías capitalinos, quienes les piden que se quiten del lugar por “obstruir la vía pública y causar ruido. Eso es lo que piensan que hacemos… ruido”, lamentó José Luis Ponce, baterista de la banda.
El artículo 24 de la Ley de Cultura Cívica del Distrito Federal, en su apartado “Infracciones Contra la Tranquilidad de las Personas”, dice en su fracción tercera que es una falta “Producir o causar ruidos por cualquier medio que notoriamente atenten contra la tranquilidad o la salud de las personas”.
Esta infracción se paga con multa por el equivalente de 11 a 20 días de salario mínimo o con arresto de 13 a 24 horas. ¿Pero la pregunta es: “los músicos callejeros producen sólo ruido?
Los artistas callejeros a cada paso, cada movimiento, están conscientes de que el policía llegara para detenerlos, pedirles que se retiren o, incluso, para ver la presentación.
“Hay de todo, desde los policías que se quedan viendo el show, hasta los que te dicen ‘ya sabes que cuando estoy yo, no hay música'”.
“Todo artista callejero sabe que la calle es seductora pero al vez es peligrosa, en la calle encuentras de todo, y bien lo dijo un payaso en Guanajuato en un festival de artistas urbanos, ´´para ser artista callejero hay que tener los huevos de aguantar y saber manejar las situaciones que se te van presentado’. Esperemos que pueda seguir la música en las calles del Centro, el arte en general por que se debería de meter teatro, malabar, variedad de espectáculos”.