José Antonio Robledo Fernández, ingeniero de ICA, cumplía mil 500 días desaparecido cuando el presidente inauguraba en agosto pasado la obra que él ayudó a levantar en Monclova. No hubo palabras para recordarlo. Los que no lo olvidaron fueron sus padres, que solos investigaron el caso y atraparon a los responsables, entre los que hay trabajadores de la misma constructora.
Detrás del Proyecto Fénix, la mega obra de la empresa ICA en Coahuila encargada por Altos Hornos de México, está el caso no resuelto del ingeniero civil Robledo Fernández, quien trabajó ahí 11 meses antes de ser plagiado por Los Zetas, con la complicidad, al menos, del jefe de seguridad y del responsable del transporte de personal de la planta.
Los hallazgos del caso no fueron obra de la Procuraduría de Coahuila, que se limitó a abrir una averiguación y luego mandarla al archivo, ni de la PGR que detuvo a los involucrados solo cuando le dieron nombres y apellidos, ni de ICA que 24 horas después del plagio, se lavó las manos.
Fueron sus padres, Antonio Robledo y María Guadalupe Fernández quienes a lo largo de cuatro años y medio han investigado paso a paso lo que sucedió y quiénes son los responsables. Fueron ellos quienes, por ejemplo, descubrieron que desde el conmutador de la empresa en México y en Coahuila, se comunicaron al celular de su hijo ya secuestrado.
En entrevista con 24 HORAS, reconocieron que difícilmente encontrarán el cuerpo de su hijo, al que ya dan por muerto. Pero de lo que dijeron estar seguros, es que darán con los responsables que siguen libres, entre ellos, un jefe que supuestamente traicionó a José Antonio por denunciar sospechas de corrupción.
Sueños rotos
Juan Antonio tenía 32 años cuando fue secuestrado. Egresado del Instituto Tecnológico de la Construcción, había participado en proyectos tan importantes como la reconstrucción de casas en Nueva Orleans tras los daños del huracán Katrina.
“Pero él quería estar en una gran empresa mexicana. Cuando el dijeron de ICA y que sería contratado para el Proyecto Fénix, financiado por Altos Hornos de México, no lo pensó, aunque tenía que irse a vivir a Monclova. Además, quería ahorrar para casarse con su novia”, recuerda su padre.
El secuestro ocurrió poco antes de las 6 de la tarde del 25 de enero del 2009, cuando “Toño”, como aún lo llaman sus padres, conducía de regreso a Monclova tras estar un día en Monterrey. Aún tenía el teléfono en la mano, en una llamada con su novia, cuando ella escuchó como unos hombres lo alcanzaron, lo insultaron y golpearon. Nunca más hubo contacto.
Intimidación y olvido
Ocurrido el plagio, la familia acudió con Raúl Alberto Medina Peralta, gerente de Proyectos de ICA Fluor. Él insistió en que no fueran a Monclova, pues “se trataba de tiempo y dinero” y ya lo estaban solucionando, recordaron los Robledo. Les dijo que el jefe de seguridad de la planta, Benito del Ángel Martínez, estaba negociando.
Un día después, Medina les señaló que la empresa no se haría responsable ya que el ingeniero no estaba en una diligencia de trabajo al momento de los hechos.
En la Procuraduría de Coahuila los recibió el entonces fiscal Domingo González Favela (actualmente con orden de aprehensión por nexos con el crimen organizado) y luego el procurador Jesús Torres Charles. Se inició la indagatoria, pero no hubo avance.
El 5 de febrero, 10 días después del plagio, los Robledo se encontraron en el lobby del hotel donde estaban con Ángel Martínez y dos personas que lo acompañaban.
“Cada segundo de ese encuentro terrorífico se nos quedó grabado en la mente; los dos hombres trajeados, con porte elegante, nos dijeron que eran representante de la última letra (Zetas), que ellos controlaban a los policías y procuradurías y que mejor olvidáramos el asunto”, dijo Guadalupe.
Viacrucis forense
En el 2010, los Robledo recibieron el apoyo de agentes de la entonces AFI para visitar hospitales y servicios forenses ante la posibilidad de encontrar a su hijo. Recorrieron al menos ocho municipios en Coahuila, y uno en Nuevo León. El resultado, narran, fue frustrante.
“En una semana vimos ocho cuerpos en total, y nada más. Nos encontramos con una burocracia espantosa, que si no estaba un empleado, que si no encontraban el archivo, que si se necesitaba un permiso. En Torreón nos dijeron que tenían un solo cuerpo sin identificar, cosa inverosímil”, dijo la madre del ingeniero.
Con esos amigos…
El señor Robledo investigó por meses el paradero del jefe de seguridad, convencido de que él sabía más de lo que decía. Primero supo que la empresa lo había cambiado a Veracruz, y después, que estaba en Tampico.
“Estuve dos días buscándolo por donde sabía que vivía y lo vi en un taxi. Entonces le llamé al fiscal antisecuestros de la SIEDO, Rodrigo Archundia, y le dije que, o detenían a ese desgraciado o yo lo chocaba para que nos detuvieran a todos. Sólo así mandaron a gente a capturarlo”, recuerda el padre.
Benito del Ángel declaró después, respondiendo preguntas que los mismos padres redactaron, que César García Zapata, encargado de transporte de los ingenieros del proyecto, había participado en el plagio. A García, lo detuvieron en una camioneta de ICA en la que llevaba 142 “grapas” de cocaína y una ametralladora.
Otro detenido fue Enrique Haro Villarreal, quien daba la seguridad privada a la planta, pero a su vez cobraba “derecho de piso” en favor de Los Zetas, y tenía injerencia sobre qué contratistas podían participar en la obra.
Los padres obtuvieron la relación de llamadas que entraron al celular de su hijo después del secuestro. Entre esos números están los del conmutador de ICA en la ciudad de México y en Monclova. Este diario pudo verificar que los números corresponden.
“¿Por qué los secuestradores estaban recibiendo llamadas en el celular de mi hijo y desde ICA? No encontramos otra explicación que una negociación, pero la empresa se ha guardado todo eso”, dijo el señor Robledo.
¿El móvil?
Tras cuatro años de investigaciones, para los Robledo no hay duda que su hijo fue secuestrado porque se enteró, por una empresa afectada, que ICA dio subcontratos a competidores con una oferta más cara y tiempos de entrega más amplios.
“Yo mismo le dije que no señalara esto con su jefe directo que era el que podía estar vinculado en actos de corrupción, sino que se lo dijera a Medina directamente. No hemos podido demostrarlo hasta ahora pero lo haremos, para nosotros no hay duda de que el (Medina) fue quien lo mandó matar, a él le estorbó”, dijo Antonio Robledo.
Pero de ICA no han obtenido nada. En una reunión con el Director Jurídico de la compañía, Eduardo Vizuet, este les dijo que los “ingenieros de la planta” no supieron manejar bien el caso, pero que no se podía hacer nada.
“Ni la última quincena le pagaron a mi hijo, así están las cosas, pero así saben que llegaremos al fondo”, dijo Guadalupe Fernández.
DATO:
Según a familia Robledo, la PGR tiene averiguaciones por al menos 5 caso no resueltos de secuestro en distintos proyectos de ICA. Pero solo el suyo ha sido documentado públicamente.