El director de cine mexicano Alfonso Cuarón, dijo este lunes en el Festival de San Sebastián, donde presentó su cinta de ciencia ficción “Gravity”, que el cine latinoamericano está en un momento “impresionante” y que las nuevas generaciones hacen un cine “más interesante” que el suyo.
“Siempre existe el miedo a que salga una generación que marque y que después todo se vuelva a adormecer”, ha dicho el realizador de “Y tu mamá también”, en una nutrida rueda de prensa en la que fue recibido con una ovación en reconocimiento a su última producción internacional, que protagonizan Sandra Bullock y George Clooney.
“Veo que las nuevas generaciones son cada vez más interesantes y me atrevo a decir que el cine que hacen también, mucho más interesante que el cine de mi generación, incluyendo el mío. Y lo mejor -ha añadido el productor, director y guionista- es que no se trata del cine de uno o dos países, sino de un fenómeno muy amplio”.
En ese sentido, ha agregado que cada vez cree menos en países y más en “una nueva generación que viene sin los complejos de las anteriores”, lo que se refleja en ese buen trabajo.
Junto al director se sentó a la mesa de la sala de prensa del Kursaal su hijo Jonás, coguionista de esta historia que habla “de una mujer a la deriva, en el vacío, y cada vez más lejos de las comunicaciones humanas”, una metáfora, explica el maestro, que no implica que sea una mujer, un hombre o un astronauta.
“Es un personaje que vive en su propia burbuja”, señala y añade que la intención es involucrar al espectador de una manera emocional en la historia de sus adversidades, “que las tiene todo el mundo”.
El director provocó las risas de la sala al comentar que la película, que tardo cuatro años y medio en salir adelante “por un error de calculo”, iba a ser “relativamente sencilla y con algunos efectos especiales”, ya que el producto final conseguido es un prodigio de tecnología, asesorado por los mejores expertos, incluidos auténticos astronautas y profesionales de la NASA.
En ese punto, Jonás apuntó que querían “ser fieles a la realidad” por lo que hubo que cambiar cosas, aunque lo más difícil fue “entender cómo funciona todo con cero gravedad”, ya que “nuestro cerebro está programado para ver las cosas con gravedad”.
Hubo que despojar hasta a los dibujantes de ese concepto de “horizonte y peso”, añadió Alfonso.
En cuanto a la experiencia de trabajar juntos, padre e hijo demostraron una complicidad a prueba de bombas y un entendimiento que va más allá del amor fraterno porque está basado, dijo Alfonso, en la admiración: “Ya habíamos colaborado antes en un corto y nos entendimos muy bien, creativa y profesionalmente, como dos escritores”.
Técnicamente, el realizador ha explicado que ha usado largos planos secuencia por su fuerza narrativa y para sumergir al espectador en la realidad del personaje, desde que “sucede el desastre”, explica, hasta entrar en su casco y cambiar el punto de vista del público para que se involucre como otro personaje más.
Tras afirmar que él se quedó en el “Pacman” y que su hijo tampoco es “mucho” de videojuegos, ha reconocido que sí quería transmitir la sensación de “montaña rusa”.
Y ha defendido el trabajo realizado por Bullock: “Tendríais que haber visto las condiciones en las que rodó, la disciplina, la predisposición, su capacidad de abstracción (…), aislada porque no podíamos acercarnos a ella por los aparatos técnicos; su trabajo físico, colgada de cables: todo desaparecía, y era interpretación y emoción”.
Ambos guionistas han hablado de la secuencia del “renacimiento” que experimenta al pisar el suelo, arrastrándose fuera de un lago que “está turbio como una sopa primordial o liquido amniótico”, al igual que los primeros habitantes del planeta.
“Se levanta encorvada hasta que queda erecta, en un guiño a la evolución”, explica el director, que asegura que en el proceso de creación ni su hijo ni él se refirieron nunca a películas de ciencia ficción. Salieron a relucir, cuentan los Cuarón, “El diablo sobre ruedas”, de Spielberg, o “Un condenado a muerte”, de Bresson.
“No puedo comparar esta películas con esas”, salvo por el hecho de que en todas, explica el maestro, “los muros se vuelven metafísicos”. (EFE)