Jugador que esté en Europa y no juegue con constancia en su equipo, que no prepare las maletas para el próximo 11 de octubre.

 

Víctor Manuel Vucetich, técnico del Tri, no llamará a quien tenga como trabajo calentar bancas europeas para el duelo ante Panamá, en el que México se juega la primera de las cuatro vidas que le quedan, con miras a la Copa del Mundo de Brasil 2014.

 

El llamado Rey Midas advirtió que no tiene en mente ningún acuerdo comercial o de patrocinio, y aunque fue cuidadoso de no mencionar jugadores por su nombre, está claro que el titular tricolor que menos minutos ha acumulado en los últimos meses en su equipo es Javier Chicharito Hernández, quien apenas juega en el Manchester United.

 

La selección se reunió por primera vez bajo el mando de Vucetich en el Centro de Alto Rendimiento de la Federación Mexicana de Futbol este lunes. Y todo fue diferente. Parece tan poco, pero con sólo la presencia de Rafael Márquez, el ex del Barcelona, tres veces mundialista, campeón de Europa, el equipo ganó liderazgo.

 

Fue un momento mientras los futbolistas eran entrevistados, uno junto al otro. Christian Giménez pareció aliviado de un peso enorme cuando alguien le preguntó sobre la inclusión de Márquez en el Tri: “Es un líder, tenerlo aporta algo diferente”, dijo mientras arqueaba las cejas, disimulando para ver a un costado a un Rafa que asumía con mucha naturalidad el rol.

 

Pero Márquez no está tranquilo. Para él no hay eufemismos: “México está en la situación más complicada de una eliminatoria en la que no hay margen de error”, pero de la que promete que podrán salir adelante… palabra de capitán.

 

Vucetich se ha manejado con especial cuidado desde su llegada al ruinoso equipo que José Manuel de la Torre le dejó. Ha dicho que en su apuesta por salvar a los verdes del desastre futbolístico no se juega su prestigio, después de todo, él dirigirá sólo dos partidos de los 10 que conforman el Hexagonal final de Concacaf. Y a la menor oportunidad exhibe la estrategia de desmarque de responsabilidades. Por eso, ayer no tuvo empacho en alegar que en dos juegos, vaya, en 180 minutos, sería muy difícil dar a la Selección el sello que hace triunfar a los equipos dirigidos por él; por lo que si acaso pide que la afición espere a un equipo “con una actitud determinada a triunfar”.

 

Y es precisamente en esa actitud que Vucetich ha tenido que empezar su trabajo, lo más parecido a un lavado cerebral. No es un secreto, lo dijo desde su nombramiento: lo que más le preocupaba del estado del Tri era la mentalidad. Así que lo primero fue tratar de regresar a la alegría. Lo han dicho hombres como Ángel Reyna, Christian Giménez y Marco Fabián, a quienes se les ha visto de nuevo reír en las prácticas y bromear entre uno que otro aventón y jalón de pelos, bajo el sol del mediodía, que caía inclemente, ayer al sur de la Ciudad de México.