El escritor catalán Manuel Vázquez Montalbán definió al club Barcelona como el ejército sin armas; la epopeya es un conglomerado de emociones destinadas a la catarsis. En efecto, se habla de que Mourinho fue víctima de las dosis letales de Guardiola, quien tuvo la fortuna de contar con el “soldado”, también letal, Messi. El fin de la epopeya Mau-Guau concluyó con la fuga de ambos entrenadores a Reino Unido y Alemania. Así es la física cuando dos entes impactan.

 

El propio Franco se encargó de vehiculizar la Unión Española de Emociones a través del ejército llamado Real Madrid. En la era post Jordi Pujol, entiéndase, en la era de la post política, el Barcelona estrena su segunda camiseta con los colores de la senyera, antigua bandera de la Corona de Aragón, hoy representativa de Cataluña.

 

El pasado 11 de septiembre, un millón 600 mil catalanes formaron una cadena humana que recorrió el litoral desde El Pertús hasta Vinaròs; es decir, desde la frontera francesa a la valenciana. Se puede hablar de la Diada 2.0; es decir, 365 días antes, tres millones de catalanes recorrieron las calles representativas de Barcelona impulsando la idea de una consulta sobre su soberanía. El conglomerado de emociones “racionalizadas” varió desde los recortes presupuestales del presidente Artur Mas (acentuados por el invierno económico español) hasta la indolencia del presidente Rajoy sobre el concierto fiscal catalán, en el que subyace la idea de la discrecionalidad originada con la firma de la Constitución, la cual permite mayores grados de libertad a la autonomía vasca que el resto de las autonomías. La Diada 2.0 asimiló la crisis de los partidos políticos traducida a una mutación del peso político de los principales institutos políticos. Encuestas como Demoscopia han reflejado, a últimas fechas, una tendencia en la caída de popularidad del Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Si hoy se llevaran a cabo las elecciones generales, la suma de ambos partidos no lograría la mayoría absoluta.

 

Si enfocamos el análisis a Cataluña, el socio del PSOE, el Partido Socialista Catalán (PSC), que a últimas fechas ha practicado lo que los clásicos conocen como “Juntos pero no revueltos”, y el PP catalán, también se han desfondado en el cuarto y quinto lugares de intención de votos. Mientras que el partido gobernante, el aliancista CiU (Convergència i Unió) tuvo que extender su otro brazo aliancista al independentista Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) por un error de cálculo por parte de Artur Mas. Después de la Diada 1.0, Mas sintió que adelantando elecciones se convertiría en el único conductor de las negociaciones con Rajoy bajo el emotivo pretexto de la consulta nacionalista. El error de cálculo se tradujo en la no obtención de la mayoría absoluta.

 

La fortuna para Mariano Rajoy se llama Unión Europea (UE); el ímpetu de la Diada 2.0 tenderá al desvanecimiento bajo el ángulo racional del proyecto político más exitoso del siglo pasado; el costo-beneficio es negativo en una eventual salida de Cataluña de España. Los procesos de globalización del siglo XXI apelan a la cohabitación (una especie de economías de escala) de naciones para lograr beneficios ya no nacionales sino regionales.

 

Internamente, las mayorías absolutas en el Congreso no han dejado buenos saldos políticos a los presidentes. Lo vimos con José María Aznar, quien intentó arrinconar a Esquerra Republicana provocando un efecto contrario: el mayor apoyo histórico traducido en votos. El gobierno tripartito se convirtió en un equilibrio de fuerza en contra del poder central del PP. Una década después, la historia se repite. ERC nuevamente se encuentra al alza, cubriendo espacios ignorados por los partidos dominantes. La Diada 2.0 así lo demostró.

 

La historia sería mucho más cruda sin la existencia de la UE. Afortunadamente, queda claro que las instituciones supranacionales representan muchas más ventajas que ir por la vida en solitario. En particular, los costos transaccionales de Cataluña se elevarían sustancialmente si decidiera independizarse. Sin embargo, los efectos exógenos positivos de la UE en España no lograrán corregir las fallas estructurales como, por ejemplo, el caso Bárcenas.

 

La credibilidad es la mejor participante de la democracia, y como en el futbol no hay casualidades, veremos cuántos goles anota Messi con la senyera en su corazón.

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