A Guillermo Ochoa le persiguen las paradojas, gusta de las tortas de tres quesos, durante niño su corazón fue del Atlas; hoy, es odiado y amado por su pasado pintado de amarillo; su suerte para hacerse indiscutible con el Tri en un Copa del Mundo se nubla ante cancerberos del tamaño de Oswaldo Sánchez y Óscar Pérez, y recientemente lucha codo a codo con José de Jesús Corona para ir el próximo año a tierras brasileñas a porterear y, por qué no, a bailar algo de Samba.

 

Es una constante en un cancerbero que parecía tendría camino llano para que en el próximo Brasil 2014 jugara su tercera Copa del Mundo, y se pusiera a tiro de piedra de Antonio la Tota Carbajal, el arquero Cinco Copas mexicano.

 

Por el contrario, la próxima convocatoria de Víctor Manuel Vucetich para Guillermo Ochoa, puede ser su último tren para intentar, antes de los 30 años: primero, ayudar a México a calificar a una Copa del Mundo; después, alinear por primera vez en una justa mundialista; algo que ya se perdió en 2006, cuando Ricardo La Volpe era el técnico y Oswaldo Sánchez el cancerbero: y en 2010, donde Javier Aguirre relegó a Ochoa para dar paso a un veterano de los postes: Óscar el Conejo Pérez.

 

Paradojas del riempo para un arquero que debutó por el buen ojo de Leo Beenhaker en el América, club con el que se coronó con apenas 19 años. Nueve años antes, su padre, don Guillermo Ochoa Sánchez, le dio al pequeño Memo una de las sorpresas más grandes de su vida. La mañana de un sábado, Don Guillermo le pidió a su hijo que le acompañara, no quiso decirle el lugar al que irían hasta que llegaron a las puertas de Coapa. Ahí, Ochoa Sánchez le dio el uniforme a su pequeño, quien hizo de la Escuela del Club América su segunda casa.

 

En uno de esos tantos entrenamientos, llevaron a la categoría en que Ochoa participaba en la escuelita de los emplumados al Bosque de Tlalpán, ahí, el destino le reunió con Óscar Pérez, en aquel momento arquero de Cruz Azul, quien entrenaba junto al primer equipo celeste; Memo esperó sentado una oportunidad para solicitar al Conejo su playera, y éste se la obsequió con gusto; una playera que, aunque Ochoa guarda con cariño, no olvida se la obsequió el mismo que le arrebataría la oportunidad de jugar su primer Mundial en 2010.

 

Y si en Sudáfrica perdió la titularidad por fatídicos errores que le negaron la confianza de Aguirre, y más tarde se tragó el banquillo ante la bipolaridad resolutiva del Chepo José Manuel de la Torre, quien incluso chivó el que Ochoa le condicionó la titularidad para cudir a un llamado Tricolor; hoy, parece que cometas y supernovas se alinean a favor del llamado por la FIFA en 2005: Muchacho de hielo.

 

José de Jesús Corona ha fallado en los dos últimos encuentros eliminatorios del Tri, y aunque Vuce también ha llamado a uno de sus conocidos en Jonathan Orozco, todo señala a que el mejor  portero mexicano del Siglo XXI según la IFFHS, se plante bajo los tres postes y no vuelva a soltarlos en su camino a Brasil 2014, claro, siempre y cuando los verdes no se atoren en un quinto lugar de Concacaf, o en el repechaje en Nueva Zelanda… Fueron los tiempos de Oswaldo, del Conejo, de Corona: es tiempo de Ochoa…¿tiempo será?

 

Los argumentos de un portero

 

Guillermo Ochoa tiene los argumentos futbolísticos y la experiencia para ser el titular de la selección mexicana.

 

Incluido en el once ideal de la Copa de Oro de la CONCACAF 2009

Mejor portero Mexicano de la década según la IFFHS (2000-2010) 2010

Mejor jugador del año del AC Ajaccio 2012

Segundo mejor portero de la Ligue 1 (Francia) 2012

Mejor portero Mexicano del Siglo XXI según la IFFHS 2013

 

Títulos

Campeón de Liga con América Clausura 2005

Campeón de campeones América 2005

Copa de campeones de Concacaf América 2006