El presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), Benjamín Grayeb Ruíz, se pronunció a favor de la introducción de cultivos transgénicos en el campo nacional y de abrir un debate nacional con argumentos científicos porque el tema, dijo, se ha politizado.
El uso de semillas genéticamente modificadas se prevé que sea materia de una de las reformas que impulse el presidente, Enrique Peña Nieto, el próximo año.
Por lo pronto, a pregunta expresa de 24 HORAS, el representante de la cúpula agropecuaria del país aceptó que al interior del CNA, que agrupa a 220 productores del país y que en conjunto aportan 75% de la producción nacional, hay opiniones encontradas sobre el uso de estas semillas.
En el marco del 10 Foro Global Agroalimentario celebrado en Aguascalientes, Grayeb agregó que ha tenido acercamientos con varias organizaciones ambientalistas a las que les ha planteado que el uso de pesticidas sí afecta a los cultivos, mientras que los transgénicos están diseñados para ser resistentes a las plagas y eso significa menos aplicación de venenos que sí son dañinos. “Están de acuerdo con eso, y coincidimos en que se tienen que realizar estudios en el país para medir el impacto de estos cultivos”.
El también productor mencionó incluso que ha platicado con compañías como Monsanto (patrocinadora del CNA) y que están en toda la disposición de respaldar este tipo de investigaciones en el país.
“Lo que tenemos que hacer es basarnos en la ciencia, que sea ésta la que nos diga si los transgénicos afectan o no a los cultivos. Si un estudio me dice a mí que estas semillas tienen consecuencias en los seres humanos, nuestras plantas o animales, el primero que va a decirles no, soy yo”, agregó.
Roberto Giesemann, presidente de la junta directiva de la organización agraria Croplife Latinoamérica, opinó que los programas de apoyo al campo no deben quedarse sólo en la asistencia a productores, y consideró fundamental la inversión en universidades e instituciones que realicen investigación de vanguardia para impulsar al sector agroalimentario.
“Una de las grandes áreas de oportunidad que tiene México es invertir más en las áreas de desarrollo como las universidades, con el fin de generar nuevas tecnologías”, dijo el especialista en entrevista, y agregó que en el sector de la producción alimentaria la innovación es trascendental, por lo que las actividades que competen al campo deben ser de carácter multidisciplinario, apoyadas en la inversión para la investigación tecnológica a fin de obtener resultados más óptimos ante el reto de alimentar a una población que va en aumento.
Giesemann señaló que alrededor de 16.7 millones de productores en 29 países siembran 160 millones de hectáreas de cultivos transgénicos, cuyos productos han sido autorizados para comercio y consumidos por millones de personas en 60 naciones.
Por el contrario, Timothy Wise, director del Instituto de Desarrollo y Ambiente (GDAE) de la Universidad Tufts de EU, consideró que los transgénicos no son necesarios en México, pues hay varios ejemplos en el campo mexicano que han demostrado que se puede lograr una elevada productividad con el uso de semillas híbridas.
En años recientes, las secretarías de Agricultura, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), y de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), autorizaron la siembra piloto de cultivos de maíz transgénico en Sinaloa y Tamaulipas, lo que devino en diversas críticas por parte de asociaciones civiles.
Además de los posibles daños a la salud que grupos ambientalistas argumentan, el debate también se centra en los campesinos que no pueden pagar estos nuevos cultivos, sin embargo, ante el riesgo de que su siembra pueda contaminarse por medio de polinización, no sólo enfrentarán la presencia de nuevos genes en sus cultivos, sino también un problema legal, pues los transgénicos están patentados.