¡Ufff!, apenitas. Con todo y derrota ante Costa Rica, de pena ajena, gracias al nuevo gigante de la zona: Estados Unidos, que con todo y suplentes, en dos minutos resolvió el asunto ante un Panamá que metió santo susto a unos ratones verdes renacidos, más verdes que en antaño, más pataduras que siempre, más achicados que nunca.

 

México celebra ser cuarto lugar en la zona de Concacaf y el derecho para jugar una repesca que se sufrirá, tanto o más, que el mismo Hexagonal; repechaje ante Nueva Zelanda que arrancará con partido en casa del Tri el 13 o 14 de noviembre para pagar la vuelta el próximo 20 del mismo mes en el Westpac Stadium, donde el técnico Víctor Manuel Vucetich intentará borrar la “chepopesadilla”, con el boleto a Brasil, y evitar pérdidas por, billetes verdes más billetes verdes menos, de casi 600 millones de dólares para televisoras y patrocinadores.

 

Cierto, lo agradece una afición loca por el circo del rectángulo verde, pero sobre todo televisoras y un séquito de patrocinadores, aquellos como Adidas, la marca que viste a los verdes y que sintió tantos pasos de quedarse fuera de la Copa del Mundo Brasil 2014, que se apresuró a lanzar la nueva playera del Tri desde el partido del pasado viernes en el Estadio Azteca, en el que México venció con el milagro de Jiménez, 2-1, a Panamá. Una acción desesperada por amortizar en algo los 45 millones de dólares invertidos a una selección que ha malabareado todo el año futbolístico su calificación al máximo evento de la FIFA.

 

No le faltó razón a la marca alemana después de lo exhibido por el Tri ayer en Costa Rica; maldito en la resolución, en la última línea, en el medio campo, en la banca, en directivos, porque el Tri califica gracias a que Estados Unidos demostró que voluntad y mentalidad es todo, pero más que eso: dignidad, ésa que a los de verde se les ha extraviado desde hace algunos meses atrás.

 

Habrá quien diga que lo importante era conseguir el objetivo: al menos el repechaje, pero ¿de verdad se consiguió el objetivo?, quién los consiguió, México o el vecino del norte, ése con una MLS vista por debajo del hombro por los equipos mexicanos, con jugadores méxico-americanos, como Michael Orozco, paisano que eligió el bando de las barras y las estrellas para su futuro futbolístico y que anotó en el triunfo de su selección, para en carambola, ayudar a meter a su segundo hogar en una repesca que aún permite pensar en Brasil.

 

Pero, y para qué quiere México un boleto de Copa del Mundo si no pudo en fila con Estados Unidos, Costa Rica, Honduras, y valga decirlo, hasta con Panamá, al menos fuera de casa. ¡Ah!, no olvidarlo, los patrocinadores, los ingresos indirectos, los contratos con televisoras, la euforia futbolística del próximo verano, el Ángel atestado por un milagroso empate ante alguna selección de abolengo.

 

El Tri retrocedió 50 años en el tiempo. Se acordó que alguna vez fue un pequeño roedor, verde, inseguro, titubeante ante la presión. Ayer, el nuevo orden futbolístico despertó al otrora gigante como habitante liliputiense donde el verdadero gigante de Concacaf se llama Estados Unidos, que por si fuera poco, le alcanza la magnificencia para obsequiar a los mexicanos un boleto para una repesca.

 

No hay duda, ayer el Tri por poco demuestra toda su valía: 600 millones de dólares; una inversión de televisoras y patrocinadores que de no ser por EEUU se hubieran ido directito a la basura.

 

 

(Momento del gol de Costa Rica al minuto 17. Foto: Especial)

 

Alineaciones:

 

México.- Guillermo Ochoa, Miguel Layún, Hugo Ayala, Rafael Márquez, Jorge Torres Nilo, Christian Giménez, Jesús Zavala, Carlos Peña, Javier Aquino, Javier Hernández y Oribe Peralta. DT Víctor Maneul Vucetich.

 

 

Costa Rica.- Keylor Navas, Christian Gamboa, Giancarlo González, Johnny Acosta, Michael Umaña, Bryan Oviedo, Celso Borges, Yeltsin Tejeda, Christian Bolaños, Bryan Ruiz y Joel Campbell. DT Jorge Luis Pinto (COL).