XOCHITEPEC, Morelos. Cuando la pelota vuela desde algún lugar de la cancha hasta el río, el pescabalones aparece. Carga un largo tubo con una red en la punta, como esos que se usan para limpiar las hojas de las albercas, pero por los amarres y el material, semeja más uno de esos palos que en la costa se usan para cortar mangos. Sale de algún lugar debajo de las gradas, corriendo, aunque en este momento no se preocupa demasiado por la velocidad de la corriente.

 

El balón es pescado mientras los rivales de las Ballenas de Galeana tratan de tomar aire. Vienen desde Tlaxcala, son una filial del Pachuca, el negocio deportivo en donde Carlos Slim tiene invertida una pequeña parte de su fortuna.

 

El sol pega como balón de cuero en la cabeza de los muchachos. Algunos parece que corren sobre lodo, se derriten sobre el césped del estadio Mariano Matamoros, a pesar de que viven de correr detrás del balón, con capacidades físicas muy por encima de las capacidades de cualquier simple mortal; a pesar de que su preparador físico los observa desde la sombra y de que su entrenador les grita a todo pulmón que se pongan abusados o les va a ir mal en el vestidor.

 

Las Ballenas de Galeana nadan por su cancha. Si no fuera por el sudor que escurren, nadie creería que el sol también influye en sus cuerpos.

 

Terminan los partidos de entrenamiento de este viernes 2 de agosto de 2013. Fueron dos tiempos con equipos titulares y dos tiempos con suplentes. Es decir, dos partidos de estudio. El primer grupo empata, el segundo encuentro casi termina a golpes, por lo que los árbitros suspenden momentáneamente las acciones. No vale la pena ver quién gana a puñetazos y patadas, se acordó que sería un amistoso.

 

Los jóvenes se dirigen a los vestidores, después de ejercicios de estiramiento que evitarán lesiones que podrían frustrar sus sueños de primera división, de ganar millones de pesos, de ser protagonistas de comerciales, de los encuentros de la selección nacional, de cualquier cosa. Por lo pronto, la realidad los tiene en algún rincón de Morelos, donde hay más jugadores y equipo técnico que espectadores. Son estrellas en sus colonias, en sus familias, ídolos desconocidos más allá de las barriadas que los vieron crecer. Pero ya se dieron cuenta de que eso puede cambiar rápidamente.

 

Para algunos de sus coterráneos, ellos ya están a un paso de las grandes ligas, de los partidos narrados por el Perro Bermúdez o comentados por José Ramón Fernández.

 

Pero Enrique López Zarza, el entrenador de Las Ballenas de Galeana, lanza el balde de agua fría con hielos. Dice que antes que pensar en competir por la Primera División, deben demostrar que pueden competir en esta categoría que acaban de alcanzar. Advierte que estar en el siguiente escalón es algo muy difícil. Que además de ganas y calidad, en la Primera División se necesita mucho, mucho dinero, y mucha más calidad. Así aplaca a muchos de sus jóvenes atletas. Primero, lo primero.

 

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Las Ballenas de Galeana tuvieron que derrotar a los Curtidores de Irapuato y a los Murciélagos de Guamúchil para que el estadio Mariano Matamoros volviera a llenarse. Desde hace más de una década, a pesar de que ahí jugaban los Colibríes de Morelos, esa era una cancha poco apreciada por los patrocinadores, por los medios y por los jugadores.

 

Las Ballenas de Galeana es un equipo de futbol con una gran cantidad de jugadores del estado de Morelos, que está debutando en la Liga de Ascenso, que es la antesala de la Primera División (en donde juega Chivas y América). Se le conoce como la división de plata.

 

Siempre había sido un proyecto de barrio, que nació precisamente en una calle a espaldas de Palacio de Gobierno del Estado de Morelos, la Hermenegildo Galeana, en 1956.

 

La mayoría de los jugadores que lo fundaron vivían en esa calle. Poco después, lo empezó a patrocinar Antonio Nava, un sujeto que era apodado La Ballena y que tenía un puesto de mariscos. El negocio ya no existe, pero las Ballenas sí.

 

Durante más de 50 años, ellos nunca brillaron tanto como hoy.

 

Enrique López Zarza dice que el éxito se debe a que se alinearon varios factores, pero principalmente porque tienen suerte. Raro que él confíe en la suerte, cuando recuerda con un gesto de dolor que dejó su último equipo por la puerta de atrás. Básicamente lo sacaron y no le dieron las gracias por formar a decenas de jóvenes que hoy brillan en Primera División. Sin explicación, un día le dijeron que no cabía más en el proyecto. Se fue.

 

Con el orgullo pisado, le ofrecieron tomar a Las Ballenas. Su plan era quedarse un tiempo, mientras equilibraba al equipo y enfriaba su cabeza, para saber qué hacer. Desde el inicio estuvo a punto de renunciar un par de veces, había jugadores más soberbios que los del Real Madrid. Pero los corrió y se quedó y en seis meses ascendió al grupo que sí obedecía sus órdenes.

 

Acepta que en parte es suerte y en parte estrategia, la estrategia de Alejandro Villarreal, quien en 2005 como secretario de Finanzas del Estado de Morelos comenzó con el proyecto. El ascenso inició cuando Villarreal compra una franquicia de Tercera División (En realidad Quinta División, aunque eso en México ya es futbol profesional). Y claro, eso se vio concretado cuando convenció a López Zarza de regresar a la cancha, aunque fuera un equipo desconocido.

 

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El estadio Mariano Matamoros comenzó a llenarse este año. La pasión regresó a Xochitepec. Por lo menos 18 mil personas gritando y muchas más en las calles siguiendo los partidos.

 

Los morelenses sienten suyo al equipo. El Zacatepec tiene a dos jugadores del estado de Morelos, las Ballenas de Galeana presumen más de 10.

 

Dicen que es por eso que gente de los diferentes municipios, es decir, de Xochitepec, de Zacatepec, de Emiliano Zapata, de Cuernavaca, de Cuautla, prácticamente representantes de todo el estado de Morelos, asistían a ver los partidos. Básicamente eran los amigos y familiares de los jugadores que conocían desde niños. Eran decenas que a partir de la primera mitad de este año se multiplicaron por miles.

 

Cada 15 días llegaban al estadio Mariano Matamoros a apoyar a sus amigos. A medida de que los resultados se iban dando, más gente llegaba, más vendedores ambulantes, había más tráfico en la zona. En el torneo pasado, el equipo clasificó en el segundo lugar general de 32 equipos y posteriormente jugó la Liguilla o los Playoffs, la fase de eliminación directa.

 

Se enfrentó primero al Atlas, y lo derrotaron. En la tribuna se veía el avance, cada vez se llenaba más. La gente cantaba. Le ganó a los Loros de Colima y la euforia creció. Posteriormente a los Coras de Tepic y luego enfrentó a la Unión de Curtidores y por último a los Murciélagos de Guamúchil. Fueron seis eliminatorias. En cualquier momento el equipo pudo quedarse fuera.

 

Fueron seis partidos de ida y vuelta muy intensos, después del torneo regular de 15 partidos.

 

La locura se desató contra los Curtidores. Las Ballenas fueron a jugar a Irapuato y ganaron uno-cero. En el partido de vuelta, en el Mariano Matamoros, los Curtidores vencieron uno-cero en tiempo reglamentario, por lo que igualaron el marcador y se fueron a penales. El portero Jafed Camou paró un penal y Aldo Monzonis metió el gol de la victoria. Ambos se convirtieron en los héroes de Morelos.

 

Ahí no acabó la historia.    Los Murciélagos de Guamúchil habían ganado el torneo anterior, así como las Ballenas lo hicieron en este último, por lo tanto, tenían que enfrentarse para ver quién subía a la división de plata. Los de Morelos triunfaron en el juego de vuelta el sábado 1 de junio de 2013.

 

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El presidente del Club Ballenas de Galeana dice que no inició su proyecto como un negocio, asegura que es un proyecto social.

 

“Galeana empieza con una escuela muy pequeña, una Tercera División. Y esto surge por, primeramente, cuando mi hijo jugaba futbol –yo nunca fui jugador  de futbol soccer, yo fui jugador de futbol americano–, pero a mi  hijo le gustaba mucho el soccer y lo que veíamos era que en el crecimiento aquí los niños llegaban a una edad donde había un abismo entre las escuelas de aquí del estado de futbol y el profesional. Entonces viendo todo el ambiente en el cual se estaba generando pues una cierta descomposición en cuestión de las drogas, el alcohol, de los vicios y que no había grandes oportunidades aquí para los niños, para los jóvenes de poder mostrarse, pues nace el proyecto Galeana”.

 

—Siempre se relaciona el futbol profesional con los negocios, con el dinero…

 

—Así es, pero no necesariamente, fíjate, lo que pasa es que este proyecto ha ido creciendo y no lo hemos podido detener. Nace como lo que te he mencionado, un pequeño grupo de jugadores de una pequeña escuela y empieza a tener logros y logros y logros.

 

—A mí me contaron que de pronto usted llegó a comprar un equipo de Tercera División. ¿Cómo se da ese paso  para entrar ya como a una antesala de lo que sería el camino hacia la liga profesional?

 

—Hubo la oportunidad primeramente de conseguir esa Tercera División, prestada, habíamos solicitado un préstamo para poder generar esa condición, no se adquiere la Tercera División.

 

—¿Le prestaron la marca?

 

—Me prestaron la franquicia, la franquicia, me dijeron úsala. Las franquicias no las puedes estar guardando, las franquicias de futbol no puedes decir ahora no estoy en temporada, no juego. Si no juegas, pierdes tu franquicia. Entonces, hubo esa oportunidad de poderla tener y después ya pudimos lograr adquirirla.

 

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Recapitulando: está la Primera División, la que todo el mundo ve en la tele los fines de semana. Le sigue la Liga de Ascenso, a la que ascendieron las Ballenas, después la Segunda División Premier, luego Nuevos Talentos, que es una cuarta división, y posteriormente está la Tercera División, en donde hay más de 100 equipos en todo el país, y en donde más aparecen y desaparecen franquicias.

 

Las Ballenas de Galeana pasaron a ser de un equipo de barrio, del dueño de una marisquería, a ser un grupo que podría estar cerca de marcas como América, Toluca, Cruz Azul o Chivas.

 

Se compró un equipo de Tercera División con algunos entrenadores y ex jugadores profesionales, y de ahí se arrancó un proyecto que hoy sorprende a más de uno.

 

Se hizo un buen trabajo, empezó a funcionar el equipo, y a la postre se compró una franquicia de Segunda División Premier.

 

Pasaron los años y  hace unos meses, bajo la dirección de Enrique López Zarza, un icono del futbol mexicano, crea el nuevo proyecto deportivo.

 

—¿Todo fue muy rápido verdad?

 

—Pues bueno, el proyecto a la fecha estamos platicando 9 años–, dice Villarreal.

 

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Villarreal acepta que vender la franquicia al ascender hubiera sido un buen negocio, pero su credibilidad se hubiera perdido.

 

“Ofrecimos darle a la juventud morelense una línea ascenso  donde se pudiera proyectar en el futbol, a través del futbol a nivel nacional y mundial.

 

“Si la hubiéramos vendido al ascender entonces sí estaría hablándose  de que lo nosotros hicimos fue para hacer un negocio, que nunca lo fue”, reitera Villarreal.

 

Aclara que el proyecto Galeana no es el equipo de ascenso, debajo de todo hay más de 650 personas que están en el proyecto.

 

“Tenemos cuatro categorías femeniles. Nuestra categoría mayor femenil está por arriba de la liga de ascenso de los hombres, compite en la liga mayor femenil, que es la máxima categoría  a nivel nacional. Tenemos también tres escuelas, hay cuatro solicitudes de escuelas filiales, dos fuera del estado. Tenemos una liga que patrocina Ballenas Galeana en el sur de la entidad, con 18 equipos femeniles, tenemos fuerzas básicas con sub12, sub13, sub14, quinta, cuarta y tercera división, y bueno, el equipo de Ascenso MX”.

 

Dice que su objetivo es generar la Universidad deportiva y cultural Galeana Morelos.

 

—¿Cuánto le costó la franquicia?

 

—Si estás refiriéndote a Búhos de Hermosillo, ahí tuvimos un arreglo muy aceptable para nosotros. Estamos hablando alrededor de 130 mil dólares, la de Segunda División. Ahora con este ascenso se multiplica tremendamente.

 

—¿De eso no hay un cálculo?

 

—No, pues ahorita nada más una franquicia de Ascenso MX que quisieras comprar en la Federación te cuesta sobre 1.5 millones de dólares.

 

—¿Usted todavía pone de su dinero, de su bolsa?

 

—Sí, desde luego. Si las empresas familiares apoyan mucho, esto y los patrocinios nos ayudan.

 

—¿Pero todavía no está para decir que es uno de los millonarios del futbol?

 

—No, en absoluto, ni pretendemos serlo, simple y sencillamente te digo, esto va empatado a generar una línea de ascenso en la juventud, en el ámbito deportivo. Que vean cristalizados sus sueños y aspiraciones, diversificándolos, como  lo pretendemos hacer dentro de una universidad deportiva y cultural.

 

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Las Ballenas de Galeana están en la posición 14 de 15 equipos que juegan en la división de Ascenso. Han disputado 10 partidos desde que se ganaron su nueva categoría. Sólo han ganado dos, han perdido cinco y empatado tres. Su rival histórico, el Zacatepec, está abajo de ellos. Sólo han ganado uno. Y, además de que son los últimos dos lugares, juegan en el mismo estadio, el Centenario.

 

La Federación Mexicana de Futbol no dio su visto bueno para que las Ballenas de Galeana continuaran jugando en el estadio Mariano Matamoros, después de ascender. Hoy sirve para entrenamientos y partidos amistosos.

 

Este lugar volvió a la vida en los últimos 10 meses. Prácticamente en la última década vivió en el abandono, era un recordatorio de que en algún momento ahí jugaron los Colibríes de Morelos, antes de ser expulsados de la Primera División por no poder defender su calidad.

 

Los vestidores huelen a jabón, es lo único que hace percibir este espacio destinado para que los visitantes se bañen, como un lugar limpio. Hay envases de refresco en el piso, latas de cerveza, envolturas de galletas recién devoradas y cáscaras de plátano. Huele a vapor de regadera mezclado con sudor y aroma a paredes húmedas viejas. Semeja un balneario abandonado en los 80, en algún lugar olvidado de la Eterna Primavera.

 

Por lo general, afuera de centros de entrenamiento de primera división, los estacionamientos parecen escenarios de videos de MTV Jams, repletos de autos recién encerados que muchos mexicanos solamente aspiran tener en el remoto caso de ganarse el Melate.

 

Acá los esperan a la salida camiones con calcomanías de sus clubes.

 

Por eso pocas personas pueden creer que estos jóvenes acaban de ascender a un peldaño de la Primera División. Se juntó la suerte con la visión de Villarreal y el hambre de venganza de López Zarza.

 

Siguen apareciendo obstáculos, pero no importa, ellos siguen siendo héroes en su propia tierra.

 

Cuando cuentas esta historia, muchos creen que es broma. Creen que es broma cuando dices que se llaman Las Ballenas y que están en Morelos. Y si les cuentas que tienen un pescabalones, pues hay un río casi junto a la cancha del Mariano Matamoros, nadie te cree.