CIUDAD DEL VATICANO. El papa Francisco no se muestra preocupado ante la advertencia del viceprocurador de Reggio Calabria, Nicola Grattari, que instaló un clima de alarma en el Vaticano al declarar que el pontífice corre peligro ya que está en la mira de la mafia calabresa. Ante ello, Jorge Bergoglio rechazó a los "corrazzieri", la escolta presidencial, para su visita protocolar al presidente italiano, Giorgio Napolitano, en una nueva infracción al protocolo y la seguridad.
El sencillo Ford Focus de Francisco y el pequeño convoy del Vaticano llegaron discretamente al Palacio del Quirinal sin las sirenas que suelen acompañar a políticos y dignatarios extranjeros cuando transitan por el centro de Roma.
El desapego del papa Francisco a la pompa del Vaticano -lo cual incluye a un ostentoso aparato de seguridad- ha definido su papado desde que comenzó, ocho meses atrás. Esta actitud siempre generó preocupación en la guardia vaticana que lo sigue a todos lados, pero la alarma comenzó a sonar con fuerza desde el miércoles, cuando el fiscal antimafia Nicola Gratteri planteó que la limpieza de las finanzas del Vaticano llevado adelante por el Papa despertó la ira de la mafia italiana, aunque no suministró evidencias de que existiera dicha amenaza ni de que el crimen organizado planeara un golpe.
Francisco es un férreo detractor de la corrupción y le dedicó varias homilías. La semana pasada, incluso, subrayó que los corruptos tienen "doble vida" y "le hacen mal a la Iglesia".
Los comentarios de Gratteri, en una entrevista con el periódico Il Fatto Quottidiano, se relacionan con su reciente libro "Agua bendita'', que detalla la alianza innoble entre la Iglesia católica y la mafia calabresa 'Ndrangheta.
En la entrevista, Gratteri dijo que el pontífice hacía lo correcto al "quebrar el centro del poder económico en el Vaticano". "Los que se han nutrido por medio del poder y la riqueza directamente derivada de la Iglesia están nerviosos'', dijo Gratteri.
Además, agregó que no sabía si la mafia podía atacar al Papa, "pero por cierto lo estará pensando. Él podría representar una amenaza''.
El vocero del Vaticano, reverendo Federico Lombardi, afirmó que la Santa Sede no estaba preocupada. "Estamos absolutamente tranquilos'', dijo. "Todo funciona normalmente y no parece haber motivos para alarmarse".
La seguridad del Papa se encuentra en manos del comandante de la Gendarmería, Domenico Giani, que no teme a las amenazas externas lógicas contra una figura como la del jefe máximo de la Iglesia Católica. De hecho, Giani montó un dispositivo de protección especial para que el papa, a quien le gusta estar cerca de la gente, pueda hacerlo a través de un escudo bastante "invisible", que es a la vez eficiente y discreto.