CIUDAD DEL VATICANO. El Vaticano difundió hoy la exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” (La alegría de la fe), el primer gran escrito del Papa Francisco que aboga por una “sana descentralización” de la Iglesia.

 

El texto de 142 páginas resume algunas de los conceptos ya expresados por el pontífice e incluye ideas nuevas, transmitidas con un lenguaje llano y sencillo.

 

“(No) creo que deba esperarse del magisterio papal una palabra definitiva o completa sobre todas las cuestiones que afectan a la Iglesia y al mundo”, indica uno de sus pasajes.

 

“No es conveniente que el Papa reemplace a los episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se plantean en sus territorios. En este sentido, percibo la necesidad de avanzar en una saludable descentralización”, agregó.

 

Es el primer documento totalmente redactado por el obispo de Roma, que ya publicó la encíclica “Lumen fidei” (texto jerárquicamente más importante para el magisterio católico) cuya gran parte fue escrita por Benedicto XVI.

 

Dividido en cinco capítulos, la exhortación realiza un crudo diagnóstico de los problemas que afronta la Iglesia y la sociedad actual.

 

Además le puso un especial sello argentino, acuñando neologismo como “primerear” al referir que es Dios quien busca primero y sale al encuentro del ser humano.

 

Aboga por una Iglesia “de salida”, que lleve el mensaje cristiano hacia todas las perioferias existenciales.

 

Insiste en que los pobres son los principales destinatarios de la fe y destaca la importancia de la religiosidad popular.

 

Critica duramente a la economía capitalista salvaje, que acapara los bienes y condena a la pobreza a enteras poblaciones.

 

“El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada”, señala.

 

“Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegrí´a de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien”, agrega.

 

El pontífice instó a una “conversión pastoral”, a una renovación que -dijo- debe comenzar por él mismo y debe extenderse a toda la Iglesia, incluidas estructuras del gobierno del Vaticano.