AUSTIN, Texas. Dell anunció el lanzamiento de su computadora Chromebook 11 ayer y llamó la atención entre los analistas y medios especializados en tecnología, básicamente porque es la primera de sus máquinas que utiliza el sistema operativo de Google.

 

Se espera que el equipo salga a la venta en enero y que cueste alrededor de 300 dólares. Está diseñado especialmente para estudiantes, por precio, diseño y poder. Un equipo accesible y potente, algo que le permite diseñar el Chrome OS de la empresa de Mountain View, a diferencia de Windows, de la firma de Redmond, Washington.

 

“Todo el portafolio de productos de Dell sigue evolucionando”, dice Diego Majdalani, presidente de Dell para América Latina, al referirse a la Chromebook 11.

 

“Cada vez vas a ver más lanzamiento de productos, con más capacidad de cómputo, con más capacidad de conexión y alianzas muy estratégicas, con empresas que son muy importantes en la industria y para los clientes”, agrega Raymundo Peixoto, vicepresidente de soluciones empresariales de Dell para América Latina.

 

Pero no estamos charlando acerca de máquinas o tratando de redactar una ficha de catálogo de BestBuy. El tema de la computadora surge cuando le preguntamos a los directivos de la región acerca de los riesgos que están dispuestos a tomar ahora que la empresa es privada y no tienen que reportarle a los inversionistas nada.

 

Estamos en el centro de convenciones de Austin, en Texas, a unas horas de que inicie formalmente el Dell World, una de las reuniones más importantes de la empresa con sus clientes. Afuera se sienten algunos golpes de la tormenta que azota con hielo varias ciudades de Estados Unidos. Pero adentro se respira algo similar a la paz y la Navidad. El fin de una tormenta verbal y de poderes que duró más de ocho meses y que apenas hace unas semanas concluyó.

 

Como recuerda Forbes, Carl Icahn gastó cientos de millones de dólares para ganar poder como accionista de la empresa y buscó apoyo con tuits, cartas abiertas y entrevistas para promover que Michael Dell fuera despedido y el consejo de administración reemplazado.

 

Pero Dell llegó a una tregua valuada en 25 mil millones de dólares. Es decir, tras combinar su 16% de su empresa, más 750 millones de dólares en efectivo, más 19 mil 400 millones de dólares de Silver Lake y un grupo de prestamistas, hoy controla el 75% de su firma. Y la sacó de la Bolsa en octubre.

 

Majdalani recuerda que cuando Michael Dell dice que son la startup más grande del mundo, es porque la dimensión de la compañía, para pensarla como compañía privada, es gigante.

 

“Imagínate todas las limitantes que tiene una startup normalmente para poder crecer más rápido, imagínate que no las tenga. Porque no las tenemos, tenemos capital, tenemos los clientes, tenemos el volumen, la masa crítica, entonces la oportunidad es gigante. Cuando hablas con una startup, generalmente, las limitantes de ellos son el capital, la gente, es adquirir clientes más rápido, son todos problemas que no tenemos. Es simplemente decir: cómo nos aseguramos de que sacamos el mayor jugo posible de esto”, dice el directivo.

 

Un cambio perceptible es la presencia de la empresa en medios nuevamente. Apenas este martes por la noche, por ejemplo, Michael Dell estuvo con Charlie Rose en Bloomberg hablando de su triunfo. Y en los periódicos y revistas la historia de esta guerra de poder entre el geek que fundó la empresa en su dormitorio con los hombres de traje gris de Wall Street que trataron de arrebatársela para transformarla en una máquina de dinero es recurrente.

 

“No es que Dell comenzó ayer, esto es una continuidad de lo que venimos haciendo”, ataja Diego Majdalani, presidente de la empresa en América Latina. “Realmente no es que tengamos que hacer algo disruptivo para seguir creciendo, creo que los clientes están diciendo, sigan como vienen, porque como vienen, vienen muy bien”.

 

Pero de que habrá cambios, nuevos productos, más investigación y nuevos socios, eso ni dudarlo.

 

“El cambio ya comenzó hace tiempo, hoy lo estamos acelerando”, reitera Amaury Gallisa, director ejecutivo de software para América Latina de la empresa de Round Rock, Texas.

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