La primera vez que me lo comentaron pensé que era una broma. Ni mayor caso hice.
Pero a medida que transcurre el tiempo y escucho reiteradamente que citan su nombre para la candidatura presidencial perredista, la del 2018, comienzo a pensar que lo dicen en serio y no como una mala broma.
Se trata de Graco Ramírez Garrido Abreu, actual gobernador de Morelos.
El mismo que fue abucheado en el Congreso del PRD hace unas semanas, el primer perredista en reconocer a Enrique Peña Nieto como presidente de la República y ha declarado abiertamente su simpatía por sus reformas.
Graco, el mismo que ayer criticaba a sus correligionarios en la Cámara de Diputados:
"Yo hubiera esperado de mis compañeros no asilarse del debate, no asilarse de la negociación, y haber evitado esta reforma (...) lamentablemente se impuso el maximalismo del todo o nada y nos quedamos sin nada. El todo se lo llevan los que quieren privatizar la energía de este país".
Sí, Graco, el que arremete tiro por viaje contra Andrés Manuel López Obrador, al que califica como “autoritario”, “antidemocrático”, y que se ve como “el salvador de la patria”.
El mismo que no le teme al desdoro -según ha declarado-, y es a su vez descrito por López Obrador como “achichincle” de Peña Nieto.
Bueno, pues este personajazo, nos insisten, es la carta del PRD (léase los Chuchos) para la presidencia de la República.
Ya lo llevó Jesús Ortega (el Chucho mayor) a la gubernatura. Fue su coordinador de campaña. Ahora lo cuida y lo perfila hacia al 2018.
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QUITAR A GABINO DEL CAMINO.- Para que este escenario fructifique –que Graco Ramírez llegue a ser el próximo candidato presidencial perredista- lo primero era sacar de la jugada a Gabino Cué, gobernador de Oaxaca.
Y es que cuando Gabino ganó la gubernatura -había una gran simpatía hacia su persona- , parecía ir tendido hacia la candidatura presidencial perredista. Algunos vaticinaban incluso que tendría en la bolsa la candidatura presidencial. Pero su cercanía con Andrés Manuel López Obrador -y el rompimiento del ex candidato presidencial con el PRD- se convirtió en un estigma.
En el camino, para colmo de sus males, se metió el Pacto por México con los Chuchos recogiendo las mieles de las negociaciones. Vino también el descabezamiento del SNTE, provocando que los maestros de la CNTE (poderosos en Oaxaca) levantaran la cabeza. El subsecretario de Gobernación, Luis Miranda, tomó en sus manos la negociación con los mentores. No logra hasta la fecha -o no le interesa en realidad- un acuerdo.
Cué quedó atrapado. La posibilidad, además, de convertirse en el futuro candidato presidencial de Morena lo situó como adversario del propio PRD y del gobierno federal. Ya le arman un expediente. Tratarán de acabarlo antes de que sea tarde.
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Y MANCERA DE PASO.- Con Miguel Ángel Mancera las aguas se mueven de otra manera. Digamos que los perredistas lo ven como posible plan B en caso de que se les caiga Graco en el camino, aún y cuando el jefe de Gobierno no ha aceptado afiliarse al partido y coquetea en su trato con López Obrador.
Desde el gobierno federal lo mismo le hacen la vida de cuadritos que le dan su palmadita en la espalda. Lo desgastan terriblemente manteniendo vivo el conflicto magisterial en la ciudad, pero le obsequian su fondo de capitalidad. Lo tratan de maravilla y le prometen el oro y el moro, pero a la hora de la hora lo dejan bailando sin la reforma al DF y le asoman desde la Cámara de Diputados una Ley de marchas.
En cuanto a Marcelo Ebrard, por ahora, no lo toman en cuenta. No cuenta con fuerza propia. Pero ello no implica que lo quieran acabar. Podría ser un Plan C para el 2018.
En fin, estas son las cábalas que se hacen hoy en día en el PRD.
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GEMAS: Estribillo de la canción de protesta por el aumento al precio del Metro, que enmarca el #PosMeSalto: “Oye, Mancera, no lo vas a creer, el precio de boleto se queda en tres”.