CARACAS. La calificadora de riesgo estadounidense Moody’s rebajó hoy la calificación de los bonos venezolanos en bolívares de B1 a Caa1 y en dólares de B2 a Caa1 con perspectiva negativa, ante el “notorio incremento” del riesgo de colapso económico y financiero.

Moody’s observa “desequilibrios macroeconómicos cada vez más insostenibles” incluyendo “un muy elevado nivel de inflación y una marcada depreciación de la tasa de cambio paralela”.

 

“Las políticas del gobierno han empeorado estos problemas elevando considerablemente el riesgo de un colapso económico y financiero”, indica la empresa estadounidense en su página web.

 

Para Moody’s, la inflación “está fuera de control superando un nivel de 50%” y el tipo de cambio paralelo, ilegal en Venezuela, ha subido a 64 bolívares por dólar, diez veces por encima del tipo legal de 6.3 bolívares.

 

En Venezuela existe un control de cambio que pone en manos del Estado el monopolio del control y gestión del mercado de divisas del país, a las que se accede a través de una serie de trámites administrativos.

 

La consultora señala además que hay una “escasez generalizada de varias categorías de bienes” que ha obligado al Gobierno a incrementar las importaciones.

 

Afirma, por otra parte, que el superávit por cuenta corriente registró una caída del 35% en los últimos tres trimestres respecto al mismo período del año pasado y que los activos financieros líquidos continúan reduciéndose.

 

“Aunque el país todavía tiene una cantidad sustancial de reservas de oro y otros activos líquidos, las reservas en moneda extranjera han alcanzado niveles bajos”, afirma el informe.

 

“Si bien la economía ha logrado evitar una recesión, el crecimiento del PIB fue de apenas 1.4% durante los primeros tres trimestres del 2013”, agrega.

 

En este contexto, el gobierno analiza subir el precio de la gasolina, la más barata del mundo. Un asunto sencillamente inadmisible para parte de la oposición del país, pero impostergable para analistas y catedráticos.

 

Subir el precio de un litro que ahora equivale a un centavo de dólar es algo evidente que debió hacerse hace mucho tiempo, porque ese precio es un absurdo elevado al extremo, dijo Pedro Palma, economista profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA).

 

Al margen de consideraciones de cualquier otro tipo y solo teniendo en cuenta que no tiene sentido seguir regalando el combustible, se trata solo de establecer cuánto cuesta producir y distribuir el producto y fijar un precio racional, sintetizó.

 

El Gobierno ya sacó las cuentas y el ministro de Petróleo, Rafael Ramírez, dijo que la mejor gasolina del mercado, de 95 octanos, se vende a 9 céntimos de bolívar (un dólar cuesta 6.3 bolívares, según la tasa oficial), cuando el costo de producción es 28 veces mayor.

 

Los anuncios del Gobierno se producen en un año que finalizará con una inflación que en los primeros 10 meses acumuló 45.8% y que ha visto caer su ritmo de crecimiento de un 5.6% en 2012 a un 1.4% en los primeros tres trimestres del año.