ADDIS ABEBA. Dos facciones en guerra en Sudán del Sur sostuvieron el domingo conversaciones directas por primera vez desde el inicio el mes pasado del conflicto, que ha causado alrededor de 1.000 muertos y centenares de miles de desplazados.
Representantes del presidente Salva Kiir y el destituido vicepresidente Riek Machar, líder de la oposición armada, se reunieron en Etiopía para las conversaciones, centradas en un alto el fuego y la libertad para los presos políticos.
Sudán del Sur ha sido escenario de tres semanas de violencia, cuyo comienzo Kiir atribuye a un intento de golpe el 15 de diciembre. Los partidarios de Machar, sin embargo, niegan la acusación.
El conflicto comenzó como una disputa política, pero ha combado en dimensiones étnicas, en las que tribus se atacan unas a otras.
Funcionarios dicen que la lucha se desató cuando guardias presidenciales del grupo étnico de Kiir, los dinka, trataron de desarmar a los soldados leales a Machar, del grupo étnico nuer. De ahí se esparció la violencia por todo el país.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), al menos 1.000 personas han muerto. Unas 200.000 se han visto desplazadas por los combates. Fuerzas leales a Machar controlan ahora dos capitales estatales, incluyendo la ciudad de Bor, uno 120 kilómetros (70 millas) al norte de Juba, la capital del país.
El sábado por la noche se escucharon disparos en Juba. El ministro de información de Sudán del Sur, Michael Makuei Lueth, dijo que fuerzas de Machar instigaron la violencia, pero que los incidentes quedaron pronto bajo control.
Embajadas, grupos de ayuda humanitaria y la ONU han sacado personal del país por temor de que los combates afecten la capital como ocurrió en los primeros días del conflicto. El viernes, la embajada estadounidense retiró a más personal del país.
El secretario de estado norteamericano, John Kerry, dijo el domingo que el inicio de conversaciones directas era un paso importante, pero que ambas partes necesitaban poner los intereses de Sudán del Sur por encima de los propios.
Estados Unidos tuvo un papel importante para poner fin a una guerra que había durado décadas en la región. Sudán del Sur se separó pacíficamente de Sudán en el 2011.
“Pienso que todos nosotros sentimos una responsabilidad personal para tratar de evitar una guerra inter tribal y una confrontación étnica, además de cualquier solución de diferencias políticas por medio de la fuerza”, dijo Kerry en Jerusalén.
Kerry afirmó que Washington no respaldará a nadie que intente asumir el poder por la fuerza, en aparente mensaje dirigido a Machar. Asimismo, Estados Unidos ha hecho un llamado al gobierno para que excarcele a presos políticos alineados con Machar para que puedan participar en las negociaciones.
Pero el ministro de Información Lueth rechazó el domingo esa sugerencia, y dijo que dejar en libertad a los prisioneros políticos sienta un mal precedente.
“No decimos que no vamos a excarcelarlos, pero lo haremos de acuerdo con nuestras leyes”, dijo.