Hace un año, en la gala de entrega de El Balón de Oro, en el momento en que Leo Messi sonreía al escuchar su nombre como el ganador (por cuarta vez de dicho galardón), Cristiano Ronaldo rompía las formas del protocolo del buen perdedor. Una torcida de boca gritaba su descontento, qué importaba que la imagen estuviera dando la vuelta a todo el orbe; Cristiano estaba molesto, casi insultado porque el premio sería para el acérrimo rival mercadológico que los medios se habían encargado de componerle, su reacción, cierto, no era la del deportista modelo: humilde en la victoria y en la derrota: ¡No! Cristiano es altivo en el triunfo e intolerante en la desfortuna; no es un secreto, ni siquiera para Andrés Iniesta, compañero de batalla de Messi en el Barcelona, y quien completaba la terna de candidatos a ganar el Balón de Oro hace un año; quizá por eso Iniesta, sabedor que su papel decorativo de aquel momento terminaba en esa imagen de los tres rostros ante el mundo, antes de sonreír, y aplaudir a su amigo catalán, volteó a ver la cara de Cristiano, tenía que ver esa reacción, asegurarse de los rumores, y no se desilusionó; Cristiano no soporta perder, vive para ganar y ser el mejor, y cuando esto no sucede, a diferencia de muchos otros deportistas se descompone, no desangelado, sino molesto porque pudo haber hecho más.
La entrega del próximo lunes parece no tener duda respecto a quién fue mejor en el año que terminó, ojo, sólo se tomará en cuenta lo hecho en 2013, y ahí Cristiano supera a Messi en práctricamente todos los rubros, claro que el argentino tuvo problemas de lesiones, y aun así fue contendiente para estar en la terna final para competir por su quinto Balón de Oro, pero contra un Cristiano en plenitud no fue suficiente.
Y eso que el argentino fue impresionante: anotó 45 goles en 46 duelos disputados y aun así ganó la Liga y Supercopa de España. Cristiano no puede competir en lo que a títulos colectivos se refiere, pero en individuales no tiene dudas; anotó 69 goles, y fue más constante que Messi al marcar cada 71.81 minutos, por los 78.35 minutos que Messi.
Detalles, dirán algunos, pero cómo no serían los pequeños los detalles que hagan la diferencia en estas instancias de gigantes. De ahí que valga hasta el último de ellos. Y ahí Cristiano se muestra dominador, hasta con su selección, por la que sacó la cara hasta el final, en la instancia del repechaje en la que venció Portugal a Suecia con una actuación soberbia de su hombre gol.
La ventaja para Ronaldo parece no tiene duda. Y no es el caso esclarecer si merece o no recibir el premio al mejor jugador del año 2013, sino establecer cuánto necesita de este trofeo. Cristiano vive para ganar y ser reconocido, está obsesionado con la perfección, sino, nada más ver su cuerpo; mientras que Messi es un pibe obsesionado por la redonda, un pequeño caprichoso en el campo que se divierte con cada gol y si por consecuencia vienen los logros bienvenidos sean.
El problema para Crisitiano hoy no se llama Messi, sino Franck Ribéry, el francés que ganó todo lo que jugó con el Bayern Múnich, aunque en el plano individual está lejos de los portentosos números de Cristiano, vaya, hasta de Messi. ¿El mejor?, por dónde se vea será subjetivo, los tres son unos monstruos, si acaso, el portugués es el único al que las formas le vienen y le van, fuera de protocolos, indiferente a los ataques de humildad, un perfeccionista entre los perfeccionistas en un deporte en el que la mercadotecnia dice que lo único que importa es ganar.
¿Trampa contra Ribéry?
La elección del mejor jugador del mundo se realiza a través de una votación en la que intervienen los capitanes y los entrenadores de las selecciones nacionales, un jurado designado por la FIFA y periodistas. Debió cerrar el 15 de noviembre, pero el plazo se amplió dos semanas porque no se habían reunido ni la mitad de los votos esperados. O, al menos esa es la versión oficial.
Franck Ribéry consideró que esa espera lo perjudicó puesto que en esas dos semanas extras Ronaldo llevó a su selección al Mundial con una formidable actuación ante Suecia. El francés era el favorito hasta el destape de Ronaldo con Portugal.
El astro del Bayern Munich ganó todos los trofeos que disputó con su equipo en 2013, incluyendo la Bundesliga, la Liga de Campeones y el Mundial de Clubes.