BANGUI. El Parlamento de la República Centroafricana (RC) eligió hoy como nueva presidenta interina de la nación a la alcaldesa de Bangui, Catherine Samba-Panza, quien asume el reto de acabar con la violencia sectaria en el país.
Samba-Panza accede al poder tras la dimisión el pasado 10 de diciembre del exlíder rebelde y hasta entonces jefe del Estado, Michel Djotodia.
Djotodia renunció tras la presión internacional por no haber podido poner fin a la violencia entre cristianos y musulmanes desatada meses después del golpe de Estado que perpetró en marzo de 2013 al frente del grupo rebelde Séléka, de confesión musulmana.
La alcaldesa, de 60 años, es la primera mujer que alcanza la jefatura del Estado en la República Centroafricana y encabezará la transición política hasta comienzos de 2015, cuando deberían celebrarse elecciones democráticas y libres.
La nueva presidenta interina, una cristiana vista como una política neutral, fue elegida de una lista de ocho candidatos elaborada previamente por el Consejo Nacional de Transición (CNT, Parlamento provisional) de la República Centroafricana.
En la última ronda de votaciones, Samba-Panza logró 75 votos, frente a su adversario Désiré Kolingba, hijo del ex presidente André Kolingba, que obtuvo 53.
Samba-Panza asume el reto de pacificar el país
Ante el Parlamento en Bangui, capital de la RC, la flamante presidenta dijo que su prioridad será restablecer la seguridad y la paz, mejorar la situación humanitaria, reanudar la actividad en el país y organizar las futuras elecciones democráticas.
“Nuestro país está al borde de la implosión (…). Ante esta situación, nos enfrentamos a muchos retos, como la seguridad y restauración de la paz … Esto es grave y ningún centroafricano puede quedarse sin reaccionar”, afirmó la mandataria interina.
Samba-Panza hizo un llamamiento a las milicias cristianas y musulmanas a “deponer las armas” para terminar con el “sufrimiento de la población”.
La violencia en la RC se desató el pasado 5 de diciembre, cuando las milicias cristianas “Antibalaka” llevaron el caos a Bangui, y ha causado desde entonces cientos de muertos.
Los enfrentamientos, iniciados por esos milicianos partidarios del derrocado presidente François Bozizé, ocurrieron antes de que la ONU autorizase la intervención militar de Francia, junto a una fuerza africana, para restablecer el orden en la RC.
Sin embargo, el despliegue de la fuerza multinacional no ha traído el cese de los choques entre partidarios de Séléka y las milicias “Antibalaka” (“antimachete” en sango, la lengua nacional), que han atacado a civiles musulmanes, religión minoritaria en el país, si bien la situación ha mejorado en Bangui.
El pasado viernes al menos 23 personas murieron y otras 22 resultaron heridas en un ataque en el noroeste del país contra un convoy de civiles que evacuaba a musulmanes que huían de la violencia.
Este domingo el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) informó de que su personal había enterrado en los últimos dos días a unos 50 cadáveres hallados en varios puntos del noroeste de la RC.
Ante ese escenario violento, la Unión Europea alcanzó hoy un acuerdo político para enviar una misión militar -sin concretar aún- a la RC, con el objetivo de apoyar los esfuerzos de la Unión Africana (UA) por estabilizar el país.
Esta iniciativa pretende apoyar a los algo más de 4 mil efectivos -aunque deben aumentar hasta 6.000- que tiene desplegados la misión internacional de la UA (MISCA) en el país, respaldada militarmente por Francia, que cuenta allí con 1.600 soldados.
El pasado 16 de enero la ONU pidió una movilización internacional, de carácter humanitario y militar, para estabilizar la RC, donde advirtió de que se dan las condiciones para que ocurra un genocidio.
La crisis de la RC estalló cuando el 24 de marzo de 2013 la capital fue tomada por los rebeldes de Séléka, que asumieron el poder tras la huida de Bozizé al exilio, y se formó un Gobierno encabezado por el entonces líder insurgente Michel Djotodia.