NUEVA YORK. Varios trabajadores estaban suspendidos de arneses, mientras daban los toques finales a un gran cartel publicitario de un patrocinador en Broadway. Unas calles al norte, en Times Square, un andamio de tres niveles, decorado con logotipos de una cadena de televisión, se erguía sobre uno de los lugares más conocidos del mundo.

 

Abajo, las plazas normalmente repletas de peatones lucían tranquilas y semivacías —por ahora— al pie de innumberables anuncios luminosos, la mayoría de los cuales hacía referencia al Super Bowl. Así transcurrió un lunes tranquilo, en el que se observó el feriado por el día de Martin Luther King Jr. en una ciudad que se prepara para recibir el mayor suceso en el deporte estadounidense.

 

El partido del 2 de febrero entre Seattle y Denver no se realizará sino hasta dentro de casi dos semanas. Y aunque habrá numerosos actos de todo tipo alrededor del encuentro en toda el área metropolitana de casi 20 millones de habitantes, la expectación no es todavía perceptible.

 

Hace falta mucho más que un gran partido de fútbol americano para emocionar a la ciudad de Nueva York.

 

Lo mismo ocurre en el estado de Nueva Jersey, donde la gente parece más interesada en las acusaciones de que el personal del gobernador Chris Christie provocó intencionalmente embotellamientos de tránsito en Fort Lee, al cerrar carriles de un puente, posiblemente como represalia contra un alcalde que no lo apoyó en su reelección.

 

Incluso los atascamientos no intencionales en el tránsito son una preocupación cotidiana en la zona, mucho más ante la oleada de visitantes que se espera y ante la multitud que se congregaría en el complejo deportivo de Meadowlands, el día del Super Bowl.

 

Las aglomeraciones son también connaturales a Times Square, al grado que los neoyorquinos buscan evitar esa plaza a cualquier costo.

 

Pero el lunes, día en que la mayoría de la gente descansó, la ciudad lucía una calma relativa. En tanto, los Broncos y los Seahawks saboreaban las victorias que consiguieron la víspera en las finales de conferencia.

 

Uno de los centros de actividad estaba en la tienda Macy’s, donde abrió sus puertas un establecimiento temporal de la NFL, a fin de vender pequeñas réplicas de la Estatua de la Libertad, con el logotipo del Super Bowl, sombreros coloridos de la liga, cascos de todos tamaños y prácticamente todo lo relacionado con el fútbol americano.

 

La próxima semana será cuando Broadway se transforme en un hervidero, con conciertos en los cinco condados de la ciudad, al igual que en Nueva Jersey, donde el partido se va a disputar. LeBron James y el Heat de Miami tendrán un papel secundario al visitar el Madison Square Garden y a los Knicks.

 

La tarde del lunes, sin embargo, los empleados y guardias de seguridad, superaban en cantidad a la clientela.

 

Imani Williamson arrojaba una pelota de miniatura al aire e irradiaba una sonrisa a los visitantes que entraban a Macy’s. Cuando el movimiento de gente se haga más intenso en los próximos días su función será saludar a los fanáticos, preguntarles de dónde vienen y asegurarse de que se sientan en casa.

 

Cuando la preguntaron sobre si había visto muchedumbres, la empleada de 22 años dijo: “nada por ahora”.

 

Mucha de la gente llegará la próxima semana y el clima es un factor relevante. Hay un pronóstico de nevada para la noche del martes, y las temperaturas deben bajar marcadamente. Si el clima es benévolo para poder salir a la calle, entonces la gente irá en masa a Broadway.

 

Cuando se abra el “Boulevard”, los fanáticos tendrán opciones como una tarima para concierto, un sitio para practicar goles de campo, un tobogán, un puesto para reventa de entradas y mostradores de los patrocinadores.

 

Eso no comenzará hasta el miércoles.