Si en el intento de debate entre los panistas, Josefina Vázquez Mota aburrió con su vacuo bla, bla, bla, escucharla en el post debate resulta de plano irritante.

 

Da vueltas y vueltas -trátese del entrevistador o reportero que sea- para intentar convencer a tirios y troyanos de que ella no rehúye el debate (jeje). Es más, pretende dar clases de comunicación y alega que “los debates no pueden ser sinónimo de pleitos”.

 

Seguramente sale sobrando explicarle que un debate es la discusión de opiniones antagónicas entre dos o más personas, en el que cada uno expone sus argumentos y responde a los cuestionamientos del otro, y en los que se surgiere que las respuestas sean directas, claras y concisas.

 

Imposible para la ex secretaria de Educación, ¿verdad?

 

Ya le puede alguien preguntar sobre transparencia, como señalaba Santiago Creel, y ella contestar sobre federalismo. O inquirirle, tal como lo hizo Ernesto Cordero, sobre por qué fue la diputada que menos iniciativas votó en la Cámara de Diputados y ella responder mañosamente con aquello de que tuvo presencia en el noventa y tantos por ciento de las sesiones.

 

De acuerdo, ¿pero entonces por qué no votó?

 

Ah, pues salió con la friolera de que, como era la coordinadora de la bancada panista, estaba haciendo los acuerdos necesarios para la votación, que andaba ahí tras banderas.

 

Si así fuera, habría que preguntarle con quién negociaba porque los demás diputados, incluidos los coordinadores de las otras bancadas, sí se tomaron la molestia de apretar el botoncito de sus curules para votar.

 

Luego, para defender su trabajo legislativo nos sale con la felicitación que le plantó Felipe Calderón por su labor en San Lázaro. ¡Por favor!, como si no supiéramos que ese tipo de comentarios son de oficio.

 

Pero lo mejor fue cuando en una de tantas entrevistas que dio ayer le preguntaron si era cierto que le había pedido al ex presidente Vicente Fox que le ayudara para que Creel se bajara de la contienda. Josefina nunca respondió. Eso sí, se tomó varios minutos hablando quién sabe sobre qué (yo me perdí y sólo registré un “no he escuchado las llamadas”) y nunca ratificó o desmintió el hecho.

 

Cordero decía ayer que, en realidad, “Josefina es profundamente anti democrática” y que “es poco tolerante a la crítica”.

 

Creel, tras ver la actitud de Josefina en los seudo debates, plantearía: “¡Imagínatela frente a López Obrador, o incluso frente a Peña Nieto! ¿Así va a defender al PAN?”.

 

El caso es que Vázquez Mota parece incapaz de responder con la verdad. Y peor aún, cree que todos los demás somos idiotas.

 

Pero ahí sigue ella frente a cuanto micrófono le ponen diciendo que cree en el debate, en la democracia, en la transparencia y en quién sabe cuántas cosas más. Puro bla, bla, bla que no se sostiene en la realidad.

 

Tan fácil que sería decir: señores, no quiero debatir porque voy en primer lugar en las encuestas y mi estrategia -al detestable estilito de algunas selecciones del futbol mexicano de echarse todos hacia atrás, a la defensiva, para defender su gol de ventaja- es no caer en ninguna provocación. Voy a nadar de muertito hasta el día de la elección.

 

¿Es tan difícil decir la verdad? Bueno, al menos que no nos trate como a idiotas.

 

GEMAS: Si algo criticó el PAN durante décadas fue el padrón de electores que manejaba Gobernación. Y ahora el suyo es, a decir de los mismos panistas, un “cochinero”.

martha.anaya@24-horas.mx | @marthaanaya

 

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