MORELIA. Un Centro de Convenciones en la capital de Michoacán amurallado por policías federales y estatales, así como decenas de militares y elementos del Estado Mayor Presidencial parecieron, por hora y media, disipar el clima de violencia. La razón: la primera visita del presidente Enrique Peña Nieto a esta ciudad.
Las vallas pintadas de verde se extendían a lo largo del complejo, mientras, en la entrada, cuatro patrullas artilladas de policías federales y otras cuatro de la Policía Militar, flanqueados por cientos de guardias presidenciales, reconocidos por su traje oscuro y pin del EMP, custodiaban a la espera de la llegada del mandatario.
Lo único singular fue la presencia de camionetas blindadas y equipadas con fusiles de alto calibre, porque las vallas y decenas de elementos siempre son colocadas por el equipo de seguridad del presidente.
Sin embargo, el operativo de protección para la visita de Peña a Michoacán tiene una abismal diferencia con las de Calderón: tan sólo en septiembre 2009, cuando el ex mandatario panista y oriundo de esa entidad, acudió a una gira para conmemorar el natalicio de José María Morelos, prácticamente toda la ciudad fue sitiada por el Ejército.
En esa ocasión, cuando se acababa de cumplir un año de los atentados que mataron a siete personas e hirieron a 132 durante el Grito de Independencia, y a dos años de que en esa misma entidad Calderón le declarara la guerra a los cárteles de las drogas, decenas de francotiradores se instalaron en cada esquina por donde pasaría el mandatario.
Además, helicópteros de la Policía Federal realizaron sobrevuelos durante el acto donde el ex mandatario panista presenció un desfile militar.
Ayer, aunque Michoacán sigue sumido en la violencia y en la región de Tierra Caliente los grupos de autodefensas mantienen férreos combates con el cártel de Los Caballeros Templarios, la visita del presidente priista fue distinta.
El presidente llegó a las instalaciones de la 21 Zona Militar, donde fue recibido por el gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo. De ahí, un convoy de unas 30 camionetas con federales, militares y guardias presidenciales, lo custodió a él y a otros funcionarios que lo acompañaban hasta el Centro de Convenciones.
Ya en el recinto lo esperaban la mayoría de integrantes de su gabinete, incluso, el titular de la cancillería, José Antonio Meade, fue uno de los primeros en llegar.
…y Templarios tampoco
Al medio día inició el evento de rescate a Michoacán, con fanfarreas se presentó el programa "Juntos lo vamos lograr", el cual busca atacar las causas sociales de la delincuencia, aunque uno de los factores que ha convertido a esa entidad en una de las más violentas del país: las extorsiones y criminalidad del cártel de Los Caballeros Templarios ni siquiera fue mencionado.
La palabra violencia sólo fue mencionada tres veces: una por el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, otra por Fausto Vallejo y la última por el Presidente.
"Destaca la creación del Centro de Atención Comunitaria Ciudad Mujer en Apatzingán, que ofrecerá un entorno libre de violencia y de mayores opciones para las michoacanas", dijo el mandatario en lo que representa la primera vez que se refiere directamente a los problemas de criminalidad de esa entidad.
A diferencia de la era de Calderón donde las palabras predominantes eran crimen organizado, lucha y narcotráfico, los oradores, incluido Peña Nieto, se esforzaron para evitar esas frases, como si estuvieran prohibidas, prefirieron llenar su discurso con palabras como tranquilidad y seguridad.
Luego de hora y media en tierras michoacanas, el ex gobernador mexiquense regresó a la capital, no sin antes comprometer sendas obras sociales y con la promesa de "no dejar solos a los ciudadanos" y regresar, al menos 12 veces más durante el año para supervisar los trabajos de rescate.
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