SOCHI. Sven Kramer, un patinador marcado por la mala suerte, dio el primer paso para sacudirse de sus sinsabores olímpicos al revalidar su título en los 5 mil metros del patinaje de velocidad de los Juegos de Invierno.
Con el rey Willem-Alexander, la reina Máxima y el primer ministro de su país alentándole, el holandés de 27 años voló en el óvalo de hielo en Sochi y pulverizó el récord olímpico con su registro de 6 minutos y 10.76 segundos.
Kramer encabezó un 1-2-3 holandés en el podio. Jan Blokhuijsen atrapó la medalla de plata y Jorrit Bergsma se quedó con el bronce.
El objetivo de Kramer apunta a una barrida de las dos pruebas de largo aliento y redimirse de una serie de debacles olímpicas que son las únicas manchas en la que ha sido una brillante carrera. El más resonante de los fracasos se produjo hace cuatro años en los Juegos de Vancouver, con un inexplicable error en los 10.000 metros. Por culpa de su entrenador, quien le señaló un carril equivocado, fue descalificado en una carrera que debió ganar sin sobresaltos.
Además, cuando era un adolescente en los Juegos de Turín 2006, rozó una línea divisoria durante la persecución por equipos y los dejó fuera de la pelea a los favoritos. La historia se repitió cuatro años después, con otra serie de fallos que les costó a los holandeses un oro seguro.
Kramer tiene como obligación acaparar tres títulos en Sochi. Le faltan dos.
“No tengo más que decir”, dijo el rey Willem-Alexander. “Me he quedado mudo con lo que ha hecho Sven ante semejante presión”.