SOCHI.- Estás loco, le dijo su esposa suiza a Antonio Pardo. Al venezolano se le había metido en la cabeza la idea de convertirse en esquiador olímpico después de ver a un estrafalario coetáneo de los trópicos en acción en los Juegos Olímpicos Vancouver 2010, el mexicano Hubertus von Hohenlohe.

 

“Mi esposa me decía que estaba loco. No estaba muy contenta al principio, pasaba mucho tiempo alejado de la familia”, contó Pardo, quien tiene 43 años y es el solitario representante de Venezuela en estos Juegos de Sochi y quien prepara su participación en el slalom gigante prevista para el 19 de febrero.

 

Su esposa Erika, además de sus padres y sus hijos de 15, 13 y 11 años, irán desde Venezuela para alentarlo en las montañas del Cáucaso.

 

“Siempre había practicado el esquí de forma recreacional hasta que en Vancouver conocí a Hubertus, pude ver la competencia y me dije: ‘si él puede, yo también puedo”’.

 

El príncipe alemán de 55 años representa a México y en Sochi intervendrá en su sexta olimpiada.

 

Fue a partir de ese momento que Pardo tomó la iniciativa de fundar y presidir la federación venezolana de esquí alpino. El año pasado organizaron el primer campeonato nacional de esquí.

 

Seguro se preguntará en dónde, si Venezuela es un país de clima tropical y no hay nieve. Fueron a Bariloche, en la Patagonia de Argentina.

 

Pardo, que se dedica a la banca entre Suiza y Venezuela, no se enfada cuando le mencionan que se pueda ver rara la presencia de deportistas procedentes de países tropicales en los deportes de invierno.

 

“La globalización ahora es tan grande que puedes hacerlo todo, estar en cualquier parte”, dijo. “Los latinoamericanos no tenemos que ponernos ninguna barrera”.

 

Lograr la clasificación para Sochi fue una auténtica carrera contra el tiempo —”una locura”— concretada recién el 22 de enero en la localidad suiza de St. Mortiz, consiguiendo la marca mínima necesaria de 140 puntos que exigía la Federación Internacional de Esquí.

 

Cumplió 26 carreras durante la temporada, pero en la antesala temió que no lograría el objetivo debido a que las condiciones de tiempo en Europa, con un invierno de poca nieve, obligaban la cancelación de muchas pruebas.

 

Hubo un momento que llegó a inscribirse en hasta cuatro carreras en un mismo día, esperando hasta las 48 horas previas el anuncio de cancelación para dirigirse al sitio.

 

La buena noticia llegó cuando la federación internacional confirmó que Pardo tenía derecho a una plaza asignada para su país, convirtiéndose en el quinto venezolano en clasificarse a unos juegos invernales y el primero en hacerlo en una prueba en nieve.

 

“Estar en el estadio, era un sueño y estaba sumamente contento”, dijo Pardó. “La alegría que llevaba adentro se desbordó”.