A seis jornadas de haber iniciado el Clausura 2013, el América vuela entre los tres primeros lugares del futbol mexicano, aunque con un agudo dolor en ambas alas; no, no le duele la zaga; tienen la segunda menos goleada con tres tantos en seis cotejos; la ofensiva no es una oleada imparable, pero se defiende, sus siete tantos les bastaron para obtener cuatro triunfos que les dan 12 puntos; no, el dolor viene desde la banca; ahí donde los refuerzos deberían haber empezado a pesar ante la cascada de lesiones que se les han venido a varios de sus hombres, lesiones que arrancaron con Osvaldo Martínez, siguieron con Raúl Jiménez y Jesús Mendoza, y continuaron con Luis Gabriel Rey, y por si fuera poco se le anexó la suspensión de Rubens Sambueza… ¿Y los refuerzos?, hombres como Andrés Ríos y Andrés Andrade, y claro Pablo Aguilar.

 

Parece que los tiempos en que refuerzo que llegaba al América funcionaba. Miguel Herrera así lo acostumbró; así fue con Osvaldito Martínez, Rubens Sambueza, Luis Gabriel Rey, Moisés Muñoz, aunque claro tuvo sus tropezones en hombres como Cristian Bermúdez y Narciso Mina, algo que con Antonio Turco Mohamed, no ha ocurrido.

 

Andrés Andrade, es heredado de la etapa Piojo, ya que el colombiano vive su segundo semestre como americanista. Lo encontraron en el Deportes Tolima, club en donde Ricardo Peláez y Miguel Herrera tuvieron oportunidad de verlo para imaginarlo vestido de amarillo, manejando la cintura americanista. El problema es que desde que llegó a Coapa tuvo minutos a cuenta gotas, en mucho provocado por las buenas actuaciones de Osvaldo Martínez y Rubens Sambueza, pero en los cuatro partidos que inició en el Apertura 2013 no desequilibró, por lo que su hogar terminó siendo la banca.

 

Su oportunidad se abrió con la lesión de Osvaldo Martínez, combinada con la suspensión de Sambueza, por eso el colombiano arrancó el juego ante Pachuca, donde se quedó lejos de aportar las variantes y habilidad que Rubens le da al ataque amarillo. Jugará otra vez ante Morelia.

 

¿Y Ríos?, Andy Ríos (como está escrito su nombre en la playera), es un centro delantero goleador. Al menos eso indican sus números. Un delantero argentino surgido de River Plate, aunque ahí parece terminar la valía de su hoja de vida futbolística. Y es que de River emigró a Europa, al futbol de Polonia, para jugar en el Wisla Cracovia, club con el que anotó 17 goles en 12 partidos, fue todo antes de regresar al continente americano para el Deportivo Cuenca ecuatoriano, con el que marcó 29 tantos en 40 partidos; credenciales suficientes para enamorar a los directivos de las Águilas, que le firmaron y…, nada. Ríos no pudo con la responsabilidad de Rey, y menos Jiménez en la liga mexicana, al menos hasta ahora, cuando en seis fechas del Clausura 2014 sólo ha jugado en partido como titular, que ni siquiera terminó, y en dos más ha entrado de cambio; 102 minutos de 540 posibles y ni un gol; que a final de cuentas es para lo que fe contratado.

 

Pablo Aguilar, zaguero paraguayo al que Mohamed dio el visto bueno, es un caso distinto; sabían que venía de una operación, pero estuvo listo para jugar desde hace tres semanas; su puesta a punto se programó con el América Sub-20, pero en su presentación se hizo expulsar y se ganó dos juegos de castigo, con lo que se quedó, otra vez sin actividad. Es, de momento, el mal amarillo; un Águila que saca las garras para mantenerse en la cima, aunque las lesiones, y la falta de resultado de los refuerzos que vinieron de fuera le pongan en peligro de picada.