Primero la suspensión otorgada por la ministra Olga Sánchez Cordero al IFT, en contra de la resolución del Juez 32 de lo civil, José Guadalupe Mejía, que argumentaba carencia de facultades legales del órgano regulador, el Instituto Federal de Telecomunicaciones, para decidir sobre el “must carrier y must offer” (la obligatoriedad para recibir y transmitir señales de televisión abierta a través de sistemas restringidos de cable o satélite) que mantiene enfrentados a Dish y Televisa.
Dish-MVS celebró la decisión de la Suprema Corte para avanzar en esa definición de alcances de la Reforma en Telecomunicaciones que cada una de las partes interpreta de forma distinta. La empresa de la familia Vargas Guajardo utiliza en promocionales al presidente Peña Nieto en una especie de “no se hagan bolas”, él lo dijo. Con Felipe Calderón impensable, ¿no? Y ¿qué decir a quienes ubican a Televisa como poder tras el trono?
Por el otro lado, tanto Televisa como Televisión Azteca tienen sus reservas respecto a cómo se va a definir quienes son actores preponderantes en el terreno, no exclusivamente de la televisión radiodifundida (abierta), sino del sector telecomunicaciones en general, apuntando a la concentración simulada de Dish-Telmex. Así, la retransmisión de los canales 2, 5, 7, 9 y 13 se daría bajo cualquier supuesto, pero la diferencia estriba en si esta debe ser gratuita, o no.
Coberturas
Desde hace varios años la cobertura informativa, sobre todo, los acentos editoriales, han sido agendas de las propias televisoras, lo que es obvio y hasta entendible por razones de conflicto de intereses, pero en prensa y radio, la simulación ha sido mayúscula.
Por naturaleza y anécdotas de los protagonistas del sector, es fácil (y simplista) ubicar a “buenos y malos” dentro de la historia, a héroes (o heroínas) y villanos por igual, y hasta campo para las batallas del pueblo “bueno” versus perversos oligarcas que todo codician y consiguen.
Grupo Carso-Telmex-Slim forman un poderoso monopolio que todo lo da y es bloqueado por las televisoras de Chapultepec y el Ajusco en su intento por entrar a la televisión abierta al tiempo que aborda desde equipos de fútbol, carreras de Fórmula 1, derechos de juegos Olímpicos o Mundiales futboleros, posiciones de poder y negociación sin igual. Las empresas de Carso en su conjunto son el principal comprador de medios y logran un poder sustancial para fijar tarifas, descuentos e influencia.
La cobertura al sector desde grandes diarios como El Universal, Reforma o Excélsior, que venden sus espacios publicitarios a empresas relacionadas de Grupo Carso, revela sesgos adicionados por su interés (tamaño y alcance), por ser jugadores activos en el futuro de las telecomunicaciones. Son combativos al duopolio por múltiples y simuladas razones.
De MVS poco que decir sobre lo obvio. En otros actores mediáticos e informativos hay posiciones claras o ambiguas, a favor o en contra, según su fuerza para jugar de un lado u otro de la cancha.
Uno de esos actores relevantes es el periódico El Financiero de Manuel Arroyo que en unos cuantos meses ha logrado apuntalar un proyecto de comunicación multimedia que lo hace emerger como tirador natural para lo que viene en la televisión.
En nota firmada por el periodista Carlos Mota, El Financiero revela el contenido del contrato entre Dish-MVS y Telmex-Carso que pone al descubierto derechos, obligaciones y opciones accionarias, que no son naturales en convenios simplemente de facturación y cobranza como siempre se ha argumentado la relación entre estas empresas. La generación de “opinión” desde consultorías y centros académicos tampoco ha sido ajena a financiamientos ocultos. El IFT está obligado a conocer, informar y resolver.