SOCHI. Adornado con los colores rojo, negro y blanco, el traje de mariachi de Hubertus Von Hohenlohe tenía que causar sensación en el slalom del esquí alpino de los Juegos de Sochi.

 

“A todo el mundo le encanta, los canadienses me lo quieren comprar. Bode Miller también quiere el traje”, dijo el príncipe alemán que por sexta vez representó a México en una olimpiada invernal.

 

Con 55 años cumplidos el 2 de febrero, Von Hohenlohe obviamente no está en uno Juegos Olímpicos en un plan de competencia con un mito como Miller.

 

Lo suyo es “desafiar los límites”.

 

También gozarse la experiencia olímpica.

 

El sábado, Von Hohenlohe se salió en la bajada de la pista, a mitad de trayecto, tras competir como uno de los últimos del pelotón de 117 esquiadores que intervino en el slalom.

 

Pero ninguno de esos 117 llamó tanto la atención con un pintoresco traje con motivos de charro. Después de la caída, tomó el parche que llevaba su número 113 y se lo puso encima, como si fuera una capa.

 

La ventaja de su vestimenta, según contó, es que así mismo podía irse para su salida nocturna del sábado.

 

“Me voy de fiesta así. La ventaja es que no me tengo que cambiar”, bromeó. “Esto es como un esmoquin. Me sé varias canciones de mariachi y puede ser que las termine cantando si me emborracho un poquito”.

 

El traje no será puesto a la venta, aclaró. “Lo voy a poner en un maniquí en mi loft en Viena, y lo voy a tener en exposición”.

 

La gran interrogante sobre Von Hohenlohe es si Sochi supuso el final de su trayectoria olímpica, pero se expresó ambivalente.

 

“Este es el final por ahora”, dijo.

 

Su intención inmediata es competir en el campeonato mundial que se disputará el año que viene en Vail, Colorado: “Quiero esquiar en el mundial, porque van a ir muchos mexicanos”.

 

Se propone participar con un traje similar en Vail, “pero con otro color, para ver si trae mejor suerte, un blanco y plateado”.

 

Empresario, fotógrafo y cantante pop. Todo eso es Von Hohenlohe, cuya primera olimpiada fue la de Sarajevo 1984, y que al participar en Sochi se convirtió en el segundo atleta más veterano en unos Juegos de Invierno. El más viejo es Carl August Kronlund, un jugador de curling que tenía 58 años cuando ayudó a Suecia a ganar la medalla de plata en la primera edición de las justas, en 1924.

 

Asegura que no le interesa batir esa marca en PyeongChang, Corea del Sur, en 2018. Pero vale recordar que había hablado de retiro tras Vancouver 2010.

 

“Ya veremos. Es un récord que me daría un poco de vergüenza. Pero si alguien me da unas buenas pastillas para seguir joven, lo haría. Me han dicho que Corea es lindo”, afirmó Von Hohenlohe, quien fundó la federación mexicana de esquí a comienzos de la década de los 80.

 

También habló con candor sobre su experiencia en Sochi, particularmente sobre la cultura rusa.

 

“Fue fantástico. No me esperaba mucho, pero me llevo excelentes recuerdos. Me gustó la cultura, aunque es un poco ordinaria, como se vio con la música de la ceremonia de apertura. Su arquitectura tiene cosas interesantes. Tienen cosas de nouveau-riche (nuevos ricos), combinan el buen gusto con el mal gusto. Me gusta observar los países que se están desarrollando, con futuro por delante”.

 

Von Hohenlohe sufrió una caída hace cinco semanas, dejándole con un dolor en la pantorrilla. Hubiese tenido que ser algo más serio para perderse unos Juegos Olímpicos.

 

“Uno tiene que creer en su capacidad, hacer realidad tus sueños, que todo es posible en la vida. Si Felix Baumgartner salta del espacio con más de 40 años y Mick Jagger está en el escenario a los 70, para mí esto es fácil a los 55”, dijo.