Los senadores panistas, coordinados por Jorge Luis Preciado, se levantaron de la mesa de negociación de las leyes secundarias de la reforma energética hasta que no se resuelva el caso de Oceanografía. Además de reclamar el golpeteo generalizado hacia legisladores panistas, dicen que la PGR nada más no logra encontrar delito qué perseguir para justificar su total intervención. Emilio Lozoya parece querer defender que no hubo daño o perjuicio a Pemex, lo cual puede, al final de la historia, resultar contraproducente al gobierno federal.

 

Y ante esta revuelta, la pregunta es ¿habrá consultado Preciado con su dirigente nacional este levantamiento? La duda crece pues Cecilia Romero ha dicho que se tomará este largo fin de semana para pensar la ratificación del senador como coordinador. La respuesta la sabremos hasta el próximo martes cuando la líder acuda ante sus senadores para tirarles la verdadera línea de su partido ante las reformas secundarias; o quizá también la tenga el senador Emilio Gamboa, quien asegura que la próxima semana el PAN estará de vuelta en la mesa de negociación.

 

Quien se puso las pilas esta semana es el senador verde Jorge Emilio Martínez, pues presentó diversas iniciativas que reforman la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, y de la Ley General de Vida Silvestre, para prohibir el uso de animales en circos, las peleas de perros, gallos, así como incrementar las multas por cacería. ¿Será que se inspiró en el escándalo de las fotos de Lucero o de plano vio que el gobernador de Morelos, Graco Ramírez, le estaba ganando terreno en estos temas? Sólo el niño sabe.

 

Carlos Navarrete, que aspira a dirigir el PRD, abarrota todas las plazas en las que se presenta. Pero no por su arrastre político y su carisma, no. Es porque le hacen el flaco favor las tribus perredistas alineadas a Los Chuchos, como ADN, que dirige Héctor Bautista. Dicen los que saben que, al menos en el DF, Bautista manda a su gente a los mítines, pero a Navarrete ni lo reconocen ni los conmueve y, por ende, ni le aplauden. Por eso es que aunque llene plazas, Navarrete se siente solo.