Son 356 páginas de ensayos aforísticos que el escritor redactó andando por la vida de la Ciudad de México, Tlalpan —donde reside—, Guadalajara y Oaxaca, tierra en la que, ha dicho más de una vez, quiere ser “sepultado, con música de Brahms de fondo”. Aunque Ruvalcaba no se catalogue como periodista, es claro que practica el ejercicio: andar escribiendo textos por las calles de la vida para luego conjuntarlos y proponer un libro integral.
El autor aprovecha estas caminatas para morder las calles y revelar lo que parece obvio “pues en esos detalles y en esas minucias hay detalles y secretos sobre el misterio de cómo algo llega a ser lo que es”.