MOSCÚ. El presidente ruso Vladimir Putin tocó todas las fibras de la sensibilidad rusa para justificar la incorporación de Crimea, invocando la historia, el peso de Rusia en el mundo y la doble moral occidental.
“Es un día de alegría, de fiesta. Después de una larga, difícil y agotadora travesía, Crimea y Sebastópol vuelven a su bahía, a las orillas de la patria, a su puerto de matrícula permanente: Rusia”, exclamó Putin visiblemente emocionado.
Desgranando una letanía de hechos históricos, Putin dijo que Crimea es el hogar de lugares “sagrados” para los rusos.
“Hay tumbas de soldados rusos cuya valentía hizo que Crimea se integrara al imperio ruso en 1783,” puntualizó antes de firmar un tratado sobre la península.
“Crimea es Sebastopol, la ciudad legendaria, la ciudad de un gran destino, una ciudad fortaleza y lugar de nacimiento de la marina rusa del Mar negro”, dijo a los legisladores y a los altos dignatarios presentes en en el salón San Jorge del Kremlim.
Recordó que ahí está el lugar donde el príncipe San Vladimir fue bautizado, comenzando así la cristianización de Rusia.
Putin criticó a los líderes bolcheviques por rediseñar las fronteras después de la revolución de 1917 y calificó de error la decisión del Nikita Khrushchev de regalar Crimea a la república soviética de Ucrania en 1954. Crimea siguió siendo parte de Ucrania después del colapso de la URSS en 1991 solo porque Rusia estaba muy débil para proteger sus intereses, afirmó Putin en un discurso interrumpido en permanencia por aplausos.
Llegó el momento de corregir lo equivocado, ahora que Rusia resurge y deja atrás la dolorosa confusión del colapso de la Unión Soviética y obtiene un lugar prominente en el mundo, añadió.
Buscando tocar la fibra de la sensibilidad de los rusos, muchos de los cuales lamentan la pérdida del estatuto de superpotencia de la Unión Soviética, dijo que su país merece respeto y ya no recibirá más órdenes de Washington y Bruselas.
“Tenemos que decidir por nosotros mismos si estamos dispuestos a defender nuestros intereses nacionales o si para siempre vamos a renunciar a ellos y nos retiraremos quien sabe hasta dónde”, agregó.
Sobre la OTAN, Putin dijo que Rusia no autorizará a la OTAN a acercarse a sus fronteras. Calificando a ese bloque militar occidental de “excelentes tipos”, dijo que él “no puede imaginar que vamos a visitar a los marinos de la OTAN en Sebastopol”.
El presidente ruso agradeció los crimeos “su firme posición y su voluntad claramente expresada de estar junto a Rusia”.
También tuvo palabras para la vecina Ucrania, que no ha reconocido la incorporación de su península autónoma, Crimea, a Rusia.
“Estamos muy preocupados por lo que ocurre en Ucrania, pero confío en que Ucrania superará sus dificultades. No somos simples vecinos, somos parientes muy cercanos, y nuestro futuro éxito depende de nosotros, de Rusia y de Ucrania”, se dirigió Putin a los ucranianos.
Putin se presentó en el escenario montado en la Plaza Roja, donde fue aclamado por una multitud allí congregada, poco después de firmarse el tratado por el que Crimea y Sebastópol se convirtieron en entidades federadas de Rusia.
Más de 110 mil personas, según el Ministerio de Interior ruso, se concentraron en el corazón de Moscú para celebrar la incorporación, apoyada por una inmensa mayoría de los rusos según todos los sondeos.
“Rusia, Crimea, Putin”, gritaron instantes después desde el escenario los integrantes de un grupo musical cuya actuación siguió a la aclamada intervención del presidente ruso.
Justo antes, sonó en la plaza el himno de Rusia en un alarde de patriotismo, exaltado y ensalzado.
Al escenario también se subieron destacados políticos, militares y personalidades tanto rusas como crimeas para celebrar la reunificación entre Rusia y Crimea, que formó parte de este país hasta 1954.
Además del presidente ruso, Vladímir Putin, subieron el primer ministro de Crimea, Serguéi Axiónov; el jefe del Parlamento, Vladímir Konstantínov, y Alexéi Chali, el jefe de Sebastópol, que se integrará en Rusia como ciudad federada, suscribieron el acuerdo en el Kremlin.
Tras la firma, tanto Crimea como Sebastópol (donde tiene su base la Flota rusa del mar Negro), se convirtieron automáticamente en sujetos de la Federación Rusa.
Crimea tiene unos dos millones de habitantes, de los cuáles cerca del 60 por ciento son rusos, 24 por ciento ucranianos y 12 por ciento tártaros.