El ultraderechista Frente Nacional (FN) logró hoy un avance histórico en la primera ronda de las municipales francesas, en unos comicios marcados por el voto de castigo a los socialistas y la progresión de la derecha.

 

Sondeos a pie de urna difundidos al cierre de los colegios electorales atribuyeron al partido de Marine Le Pen el 7 por ciento de los sufragios, seis puntos más que en 2008, y la posibilidad de seguir en la segunda ronda del próximo domingo en unos 200 de los cerca de 600 municipios en los que se presentaba.

 

En uno de ellos, Hénin-Beaumont, una antigua cuenca minero-siderúrgica y cuna del movimiento obrero francés próxima a la frontera belga, se hizo ya con la alcaldía en esta primera vuelta, después de que la lista de Steeve Briois acaparara el 50,26 % de los sufragios.

 

Impulsado por el descontento hacia el Ejecutivo socialista y por los escándalos que han salpicado a la derecha en la recta final de campaña, como escuchas judiciales al expresidente Nicolas Sarkozy que revelaron un presunto delito de tráfico de influencias, ese partido, según Le Pen, da por terminada la “bipolarización” política.

 

Aunque la agrupación solo estaba presente en un tercio del territorio y por lo tanto su triunfo es relativo, el resultado, a la espera de las cifras definitivas, le permite posicionarse como posible árbitro en las triangulares de dentro de una semana, cuando podría frenar el avance de la derecha.

 

Las diferentes encuestas le dan de momento a la conservadora UMP entre el 45 y el 48 por ciento de los votos, frente al entre 40 y 43 por ciento que habría obtenido la izquierda.

 

“En todas las ciudades en las que estemos en condiciones de triangulares asumiremos nuestra responsabilidad para que el FN no esté en situación de ganar”, señaló hoy en la cadena “France 2” la portavoz gubernamental, Najat Vallaud-Belkacem.

 

En estos comicios se eligen en verdad a los miembros del consejo municipal de los cerca de 36.000 ciudades y pueblos galos, pero los resultados determinan el nombre del alcalde, puesto que este corresponde al que encabeza la lista vencedora.

 

Los colegios electorales abrieron a las 07.00 GMT y cerraron a las 17.00 GMT, salvo en las grandes ciudades, donde se podía votar hasta dos horas más tarde, y la abstención, según los avances, rondará entre el 35 y el 38,5 %, otro récord histórico.

 

En dos de las ciudades claves de este escrutinio, París y Marsella, quedó en cabeza la Unión por un Movimiento Popular (UMP), con el 35,8 en el primer caso y el 38 % en el segundo, frente a los porcentajes socialistas del 34,5 y del 21 por ciento, según los sondeos.

 

Una futura victoria en la capital, que se encuentra en manos del PS desde 2001, le permite a la UMP eclipsar derrotas en otras ciudades, mientras que arrebatarle Marsella a los conservadores habría ofrecido ese mismo impulso a los socialistas.

 

“El pueblo de París, fiel a su tradición, ha desmentido todos los pronósticos, colocándome en cabeza. Se nos daba como una evidencia el triunfo del equipo saliente. Después de 13 años, dos de cada tres parisinos han mostrado su voluntad de cambio”, dijo la candidata de la UMP, Nathalie Kosciusko-Morizet.

 

El primer ministro, Jean-Marc Ayrault, dijo hoy comprender que en esta primera vuelta, “en un contexto económico y social difícil para los franceses”, algunos hayan expresado su preocupación con la abstención y los votos a otros partidos, pero juzgó como prioritario dar su apoyo a las fuerzas de la izquierda en la segunda.

 

En las municipales de 2008, cuando la UMP estaba en el poder, la izquierda obtuvo el 49,34 % de los votos y la derecha un 47,55 %, por lo que en esta ocasión, a falta de los resultados definitivos, se ha vuelto a cumplir la tendencia de que el voto de sanción afecta en primer lugar a la mayoría vigente. EFE