BUENOS AIRES. La polémica en torno a las estadísticas oficiales en Argentina no ceja: tras el lanzamiento de un nuevo índice de inflación en sustitución de otro que estuvo bajo sospecha durante siete años, ahora las dudas se ciernen sobre la medición del Producto Interior Bruto (PIB).
Los consultores privados advertían que desde 2007 el indicador oficial de la inflación era inferior al real y tenían sospechas de que el cálculo del PIB estaba, por el contrario, sobrestimado para apoyar el discurso político oficial que aseguraba que Argentina crecía a “tasas chinas”.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) parece haberles dado la razón al presentar un nuevo informe sobre el PIB que toma como año de base 2004 y no 1993, como hasta ahora.
El resultado: una expansión del PIB del 3% en 2013, bastante menor al crecimiento del 4.9% registrado el año pasado según el Estimador de la Actividad Económica (EMAE), un anticipo provisional mensual que se utiliza luego para medir la variación del PIB.
El año pasado el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya había instado a Argentina a presentar un indicador confiable de inflación y del PIB.
Los economistas celebraron el “sinceramiento” del Indec, aunque, como contrapartida, criticaron al Ejecutivo de Cristina Fernández por la presunta manipulación de los datos en los últimos siete años.
Lo cierto es que un PIB del 3% en 2013 se acerca al 2.9% de expansión que en promedio calcularon las consultoras privadas.
Según el Gobierno, la diferencia se debe a que el EMAE del 2013, cuyo resultado fue dado a conocer hace un mes, a diferencia del nuevo PIB, fue calculado todavía con el año base 1993.
Pero no son pocos los que relacionan la sorpresiva corrección en el cálculo del PIB con la cruda realidad de una economía argentina acuciada por menores ingresos de divisas vía exportaciones e inversiones extranjeras y por la pérdida de reservas monetarias.
Según la consultora Ecolatina, el Ejecutivo “tomó noción de que inflar el crecimiento del 2013 tendrá un impacto negativo significativo sobre las reservas a fines del corriente año y decidió blanquear el crecimiento del PBI en 2013”.
“¿Por qué ahora? ¿Por qué, tras tantos años de mediciones sobrestimadas, el gobierno corrige la estimación del crecimiento? Porque por primera vez la sobrestimación del crecimiento gatillaba el pago del Cupón PBI, cuando la verdadera expansión de la economía se encontraba por debajo del límite”, dijo la consultora en un informe.
De hecho, al anunciar una expansión de la economía menor al 3.22%, Argentina se librará este año de pagar unos 3 mil 500 millones de dólares (45,500 millones de pesos mexicanos) por el rendimiento de los cupones de títulos de deuda atados al crecimiento económico del país.
Estos instrumentos financieros, emitidos a partir del canje de deuda de 2005, prevén un pago anual cada vez que el PIB crezca por encima del 3.22% anual.
Para el Banco Ciudad, si bien esta corrección de casi dos puntos en la estimación de crecimiento permite a Argentina evitar un pago millonario, el país “sigue deteriorando su reputación como deudor, dando cuentas que continúa modificando unilateralmente las estadísticas oficiales en función de sus necesidades económicas o electorales”.
Sin embargo, para Germán Fermo, director de la consultora MacroFinance, este cambio súbito de reglas no impactará de lleno en la imagen del país y no encarecerá aún más su costo de financiación pues, a su juicio, los inversores ya han descontado los riesgos de un país “de frontera” como Argentina.
“Que Argentina sea un país de frontera ni siquiera considerado como emergente y que rinda 10% a dos años cuando Brasil lo hace al 2% indica que el costo reputacional ya lo pagamos hace mucho tiempo”, consideró el experto.
Fuera de la polémica en torno al no pago del Cupón PIB, el nuevo informe oficial ha despertado ciertas dudas entre los economistas pues no incluye, como sí lo hacía en la anterior versión, detalles sobre la evolución de variables clave como la oferta y la demanda globales, los consumos púbico y privado y la inversión interna bruta fija.
Tampoco precisa la evolución del PIB en el cuarto trimestre del pasado año, cuando, según consultores privados, la economía local comenzó a evidenciar signos de desaceleración.
“El cambio de año base no es suficiente para mejorar el indicador ya que la calidad de los ‘ingredientes’ determina el resultado final de las cuentas nacionales”, sostuvo Ecolatina.