No es que seamos aguafiestas o aves de mal agüero -aclaran los observadores políticos-, pero queremos dejar testimonio escrito de nuestros pronósticos deportivos... (¡Perdón, perdón!), de nuestros pronósticos políticos en relación con el invento más reciente de nuestros legisladores: El Instituto Nacional Electoral, INE, que nació de manera oficial a las 14:10 horas del viernes 4 de abril de 2014.

 

Los consejeros del nuevo INE -sucesor del Instituto Federal Electoral, IFE, que pasó a mejor vida con más pena que gloria-, serán 11 en total, uno de ellos Lorenzo Córdova Vianello, en funciones de presidente del engendro... (¡Perdón!) del organismo. Los 10 consejeros restantes son:

 

Para un periodo de nueve años: Adriana Margarita Favela Herrera, José Roberto Ruiz Saldaña y Ciro Murayama Rendón.

 

Para un periodo de seis años: Marco Antonio Baños Martínez, Enrique Andrade González, Alejandra Pamela San Martín Ríos y Valles y Benito Nacif Hernández.

 

Para un periodo de tres años: Beatriz Eugenia Galindo Centeno, Arturo Sánchez Gutiérrez y Javier Santiago Castillo.

 

A reserva de hacer en breve la larga lista de los tropiezos que les esperan a "Los Once Magníficos", lo más seguro es que el primer obstáculo que se encontrarán en el camino serán varios kilos de pegajoso engrudo... que ellos se encargarán de hacer bolas. Una vez hecho bolas ese engrudo, las tres señoras y los ocho señores del INE van a tener que aprender muy rápido lo que es amar a Dios en tierra de herejes, cuando comiencen a meter sus patotas (o sus delicados pies, en el caso de las damas) en territorios gobernados por los virreyes estatales -léase gobernadores-, que no querrán perder el privilegio de mandar en los fraudes electorales locales... ¡perdón, perdón!, en los procesos electorales locales.

 

Y no sólo eso, sino que la oncena tricolor tendrá que encomendarse a todos los santos para sacar adelante la tarea de constituir los Institutos Electorales de cada entidad de la Federación (porque no hay que olvidar que nuestra República sigue siendo, hasta que no se demuestre lo contrario, una Fe-de-ra-ción).

 

Vamos a ver si los integrantes del INE pueden restaurar la confianza que el IFE dejó por los suelos -según las encuestas oficiales y oficiosas del mismo instituto y de las casas de apuestas, perdón, de encuestas-, luego de que algunos de sus consejeritos se prestaron a maniobras truculentas de los partidos políticos en varios procesos electorales.

 

Los consejeritos y el presidente del nuevo engendro, ¡y dale con lo mismo!, perdón, del nuevo instituto, tendrán que convencer a la sociedad que no están al servicio de algunas organizaciones políticas como lo estuvieron Luis Carlos Ugalde y Leonardo Valdez Zurita. Bueno, el señor Cordova advirtió que el organismo que hoy preside actuará con firmeza y autoridad. “Una autoridad sin excesos ni defectos que no sobre actúe, que no tenga protagonismos innecesarios pero que, por otro lado, no deje de aplicar la ley con todo su peso y frente a quien sea cuando la regla se vulnere; un árbitro que no olvide que su rol es la aplicación de las reglas del juego democrático que todos conocen, han pactado y reconocido ni más ni menos”. ¡A ver si es cierto Lorenzo! Exclaman los escépticos.

 

Los observadores insisten: No hay manera de darle una calurosa bienvenida al INE, porque se trata de un monstruoso gigante que muy pronto podría ser rebautizado como "Instituto Frankenstein". No obstante lo anterior, hay que mencionar -y envidiar- al pequeño grupo de mexicanos que sí tendrán derecho a ser felices con el INE. Ellos son "Los Once Magníficos", porque, a cambio de regar el tepache electoral una vez sí y otra también, recibirán religiosamente, quincena tras quincena, salarios de torero caro, carísimo.

 

¡Ay la democracia!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *