Un observador con memoria recuerda que el pasado 5 de diciembre, el Instituto Federal Electoral (IFE) envió a las Cámaras de Diputados y de Senadores, con motivo de la discusión de la Reforma Política -donde se propuso la creación del Instituto Nacional Electoral-, un extenso documento titulado “Observaciones a la minuta de Reforma Electoral”, en el que decían cosas horribles, horribles: que si generaba incertidumbre; que tenía múltiples imprecisiones; que había poca claridad sobre la división de competencias y facultades del INE y de los órganos electorales locales, etcétera.

 

Aquel documento fue firmado por la consejera presidenta interina del instituto hoy cadáver, María Marván Laborde, y por los entonces consejeros Benito Nacif Hernández, Marco Antonio Baños Martínez y Lorenzo Córdova Vianello.

 

Como sabemos, la rueda de la fortuna política giró, giró y giró, y cuando se detuvo, el 4 de abril de 2014, ya se había llevado entre las patas (¡perdón!), le había dado cuello (¡otra vez perdón!), había provocado la cremación del Instituto Federal Electoral y el nacimiento simultáneo del Instituto Nacional Electoral, que dejó de contar con los estimables servicios de la señora Marván. Por el contrario, la mencionada rueda de la fortuna benefició a los tres exconsejeros del IFE, Nacif, Baños y Córdova, que también firmaron el texto y que se sacaron el “gordo” de la lotería, porque los dos primeros siguen siendo consejeros -ahora del INE- y el tercero resultó ¡nada más y nada menos! presidente del “Instituto Frankenstein”.

 

No tienen desperdicio las “Observaciones” que los mencionados grillos con máscara de consejeros electorales hicieron al comenzar el mes de diciembre de 2013, porque zarandearon bien y bonito al engendro legislativo.

 

¡Pero, oh sorpresa, cuasi milagro! Los mismos tres autores de la ruda crítica al entonces proyecto del INE -Nacif, Baños y Córdova-, ahora se deshacen en elogios al mismísimo Instituto que hace apenas cuatro meses les parecía un grave error de los señores legisladores y de los partidos políticos.

 

(De la señora Marván ya no se puede decir nada porque su cabeza rodó a los pies de la guillotina, y ninguno de sus compañeros del fenecido IFE intentaron salvarla de la muerte política, más bien la ayudaron a bien morir, mientras que los nuevos consejeritos del INE, con Lorenzo Córdova a la cabeza, la despidieron con el clásico: “¡Lástima, Margarito… perdón, lástima, Mariquita!”).

 

Dos conocidos refranes dicen que el pez por la boca muere, y que más pronto cae un hablador que un cojo. Nunca mejor aplicados los refranes que ahora, después de releer el documento “Observaciones del IFE a la Reforma Electoral”.

 

Ese texto, letra por letra, palabra por palabra y párrafo por párrafo, deja muy mal parados a Benito, a Marco Antonio y a don Lorenzo, quienes, por lo visto, tienen pésima memoria y ya no recuerdan sus críticos puntos de vista de diciembre de 2013. O a lo mejor sucedió algo milagroso en el espíritu patriótico de esos tres próceres electorales, y se dieron cuenta -¡muy a tiempo!- de que lo más conveniente para su futuro era cambiar de opinión.

 

De esa manera respetaron al pie de la letra el sabio apotegma del político veracruzano César “El Tlacuache” Garizurieta: “¡Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error!”

 

¡Que todo sea por la incipiente democracia, pues!

 

AGENDA PREVIA

 

Ahora resulta que hasta la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, los actores de cine, los cantantes, algún ex candidato presidencial y un amplio colectivo de activistas son los mejores expertos en interconexión, tarifas desagregadas y competencia económica que tiene el país. Al menos así lo sostiene el convocante senador Javier Corral, que tendrá una pléyade de este tipo de conocedores sentados en las butacas del Teatro de la Ciudad, que piensan sacar por aclamación la “vacuna” contra la nueva ley de telecomunicaciones.

 

Ojalá que impere la sensatez y que, ya en serio, el Congreso se ponga a trabajar para sacar adelante esa legislación que debe tener sustento técnico y capacidad real para impulsar al sector y a la economía del país.

 

¡Más trabajo y menos teatro, señores! Exige el respetable.