SUDÁN DEL SUR. Cincuenta y ocho personas murieron y unas cien resultaron heridas en un ataque a una base de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas en Sudán del Sur, donde han buscado refugio unos cinco mil miembros de una minoría étnica, anunció un funcionario de la organización internacional.
Una turba de jóvenes atacó ayer el campamento de la misión en Bor, estado de Jonglei, donde miembros de la etnia nuer huyeron cuando estalló la lucha en la nueva nación a mediados de diciembre.
El funcionario de la ONU, que habló con la condición de guardar el anonimato anticipándose a un anuncio formal, dijo que la mayoría de los muertos eran nuer, pero que también hubo bajas en el bando atacante.
Sudán del Sur se ha visto conmovida por la violencia desde diciembre, cuando estalló la lucha entre las fuerzas leales al presidente Salva Kiir, de la etnia dinka, y los leales al exvicepresidente Riek Machar, un nuer al que el presidente despidió en julio. Se cree que desde entonces han muerto miles de personas y más de un millón ha huido de sus hogares.
Desde diciembre, Bor ha cambiado de manos cuatro veces entre los militares de Sudán del Sur y los rebeldes leales a Machar.
En el ataque de ayer, el vocero de la ONU Stephane Dujarric dijo que “los atacantes, una turba de civiles armados, llegaron a la base bajo el pretexto de una manifestación pacífica para presentar una petición… La turba armada irrumpió en el lugar por la fuerza y abrió fuego contra las personas internamente desplazadas refugiadas dentro de la base”.
El funcionario de la ONU dijo que un equipo de cirujanos del organismo activista Médicos sin Fronteras viajó a Bor para tratar a los heridos. Las Naciones Unidas también han reforzado la seguridad en Bor, agregó.
La misión del organismo mundial en Sudán del Sur y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, condenaron el “ataque no provocado”.
La misión reclamó una investigación exhaustiva de los “asesinatos atroces”.
Ban destacó que todo ataque a efectivos del mantenimiento de la paz de la ONU “constituye un crimen de guerra”, dijo Dujarric el jueves.
El secretario general advirtió el martes que hasta un millón de personas enfrentan una posible hambruna a causa de la lucha.