MOSCÚ. Viacheslav Ponomariov, el autoproclamado alcalde de Slaviansk, bastión de la sublevación contra Kiev en la región de Donetsk, rechazó los acuerdos de Ginebra, que obligan a las milicias prorrusas a deponer las armas y desalojar los edificios públicos. “Las decisiones que se tomaron en Ginebra, se tomaron sin nuestra participación. No tenemos nada que ver con ello”, aseguró Ponomariov en rueda de prensa, citado por las agencias rusas.
Ponomariov hizo estas declaraciones tras la llegada a la ciudad de representantes de la misión de la OSCE, encargada de supervisar el cumplimiento de los acuerdos alcanzados el pasado 17 de abril en Ginebra por Ucrania, Rusia, Estados Unidos y la Unión Europea para solucionar la crisis ucraniana,
Al mismo tiempo, el líder prorruso reconoció que está a la espera de recibir una respuesta de Moscú a la petición que envió el domingo al presidente ruso, Vladímir Putin, para que despliegue fuerzas de pacificación en el sureste de Ucrania.
Ponomariov mantiene que Slaviansk está sitiada por miembros de la organización ultranacionalista Sector de Derechas, fuerza de choque durante los disturbios en Kiev, a la que acusan de romper la tregua al atacar el domingo varios puestos de control en la ciudad.
A su vez, negó que en Slaviansk haya tropas rusas, aunque reconoció que sí han acudido a su llamada veteranos militares de otras antiguas repúblicas soviéticas.
Los representantes de la OSCE se reunieron ayer en Slaviansk con la alcaldesa de la ciudad, Nelia Shtepa, que es retenida desde hace días por los insurgentes, que la acusan de traicionar al pueblo.
En tanto, Kiev y Moscú se acusaron mutuamente de atentar contra los acuerdos logrados en Ginebra. Primero fue el presidente interino, Alexandr Turchinov, quien afirmó que su colega ruso, Vladimir Putin, busca “destruir la Ucrania independiente
“Putin le tiene mucho miedo a Ucrania porque Ucrania es un ejemplo para muchos Estados postsoviéticos de que la gente puede decidir qué autoridades le gustan y cuáles no”, manifestó Turchinov en una entrevista con la televisión y reproducida por diversos medios locales
El mandatario destacó que sus compatriotas fueron capaces de cambiar el gobierno y expulsar de las arcas fiscales a “gobernantes furtivos. Y este ejemplo le infunde mucho temor a Putin”, agregó.
El objetivo de Putin, afirmó, “consiste no sólo en apoderarse de parte del territorio de Ucrania, sino en desestabilizar la situación en todo el país. El intento de desestabilizar la situación en el este del país, y en primer lugar en la región de Donetsk, es un golpe a toda Ucrania”.
Más tarde, el canciller ruso, Serguei Lavrov, salió en defensa al subrayar que “el acuerdo de Ginebra no sólo no se cumple, sino que se dan pasos que lo contravienen”.
Lavrov manifestó que uno de los puntos del acuerdo de Ginebra es la amnistía a los participantes en las protestas, pero que en lugar de ello las autoridades de Kiev “continúan deteniendo a los dirigentes políticos del sureste de Ucrania” y también a periodistas. “Esto no puede dejar de causar indignación”, subrayó el ministro ruso.
Lavrov indicó que el incidente armado en el que murieron tres personas, que se produjo la noche de Pascua junto a la localidad de Slaviansk, “excede todos los límites”.
“No pueden o, quizás, no quieren controlar a los extremistas, que siguen mandando”, dijo el ministro ruso en alusión a la supuesta incapacidad del gobierno de Kiev de contener a los ultranacionalistas ucranianos y acusó a Washington de proteger al gobierno de Kiev y de “hacer la vista gorda ante las arbitrariedades de este régimen y de los guerrilleros en que se apoya”.
Slaviansk se ha convertido en el bastión del alzamiento anti Kiev en la provincia de Donbass, al este de Ucrania. Su entrada está custodiada por una gran barricada presidida por la bandera tricolor rusa. Punto clave en la ruta que une Donetsk con Moscú y centro de la industria militar cuyo principal cliente es Rusia, esta ciudad de 100 mil habitantes simboliza el fracaso del acuerdo alcanzado en Ginebra.