WASHINGTON. Las palabras de Gabriel García Márquez en “Cien años de soledad” cobraron hoy vida en el Consejo Permanente la Organización de los Estados Americanos (OEA) donde por unas cuantas horas en ese foro se dio paso al realismo mágico.
Las diferencias y aún las recriminaciones que se han manifestado con frecuencia en ese cuerpo político quedaron enterradas por los representantes de 34 de los 35 países que integran la OEA para unir sus voces guiados bajo la prosa de Gabo.
Uno a uno, los representantes congregados en el salón Simon Bolívar leyeron pasajes de la obra literaria más conocida del hijo ilustre de Aracataca, Colombia, y quien en 1982 se convirtió en el tercer escritor latinoamericano galardonado con el Nobel de Literatura.
Vistiendo una rosa amarilla, las mujeres en sus vestidos, los hombres en las solapas de sus sacos, además de una figura de mariposa de papel amarillo, embajadoras y embajadores exaltaron durante tres horas la obra literaria de García Márquez.
Además destacaron la influencia que el escritor ejerció entre pobres y poderosos del continente y el mundo.
El embajador de México ante la OEA, Emilio Rabasa, dijo que el poder de influencia de Gabo era tal que “que sólo un papel y 28 letras del alfabeto podía hacernos viajar a mundo tan cercanos y la vez tan lejanos como Macondo”, aludiendo el mítico pueblo de “Cien años de Soledad”.
Rabasa dio a conocer que su gobierno entregará a la biblioteca Colón de la OEA una colección completa con las obras del colombiano, quien durante varias décadas hizo de México su hogar adoptivo.
Anunció que el organismo hemisférico organizará el premio OEA-García Márquez “para que se otorgue cada año y sirva de ocasión para el recuerdo de este insigne autor”.
A esta propuesta se sumó la que hizo el gobierno de El Salvador en voz de su embajador Joaquín Alexander Mazza para que se coloque un busto del escritor en el pasillo principal que conduce a ese salón.
El embajador de Colombia Andrés González Díaz agradeció a nombre de su gobierno la disposición de los estados ahí representados “para honrar la memoria y el genio de García Márquez”.
“A García Márquez le agradecemos su contribución al engrandecimiento del alma de nuestro pueblo y de nuestro continente. En la realidad de nuestra América existen innumerables rincones mágicos, ´Macondos´ aquí y allá”, dijo.
Por su parte el embajador de Uruguay, Milton Romani, indicó que entre las incógnitas que quedaron sin resolver con la muerte de García Márquez está saber “si la hermosa escritura que él nos legó es en rigor una siembra para que en nuestros pueblos germinara la dignidad”.
Hablando a nombre de los países de Centroamérica, el embajador de Costa Rica, Edgard Ugalde, consideró que con García Márquez el continente tiene una gratitud adicional contra Colombia y México.
“De los homenajes que han tenido lugar a través del mundo se desprende que Colombia y México, que han puesto a cantar y a bailar a América Latina, con Gabriel García Márquez pusieron a leer al mundo”, apuntó.