LAGOS. La tragedia inició en la ciudad de Chibok, en el noroeste de Nigeria y tuvo que esperar dos semanas para que el mundo entero se sensibilizara.
“Yo soy el que las secuestró”, dijo el líder del grupo armado, Abubakar Shekau, en un vídeo difundido hoy a un reducido grupo de periodistas, en el que también adelantó que “pronto” habrá más ataques.
La milicia admitió ser autora del secuestro un día después de que el presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, reconociera en una entrevista televisada que el Gobierno federal desconocía el paradero de las escolares raptadas.
Además, el presidente reveló que ningún grupo se había responsabilizado de ese ataque, por lo que su Gobierno no estaba negociando con Boko Haram ni ningún otro grupo la liberación de las niñas, de mayoría cristiana.
Desde que las escolares fueron secuestradas el pasado 14 de abril, las manifestaciones no han dejado de ocurrir en Nigeria, donde madres, intelectuales y ciudadanos han exigido una respuesta más contundente por parte del Gobierno.
La policía detuvo ayer en Abuya, la capital de Nigeria, a una de las manifestantes, Naomi Mutah Nyadar.
“Creemos que hay una conexión con las protestas que ella lidera”, dijo a los periodistas su abogado, Samuel Ogala, tras conocer su arresto.
Se sospecha que la detención se ha producido para frenar las protestas ante la inminente celebración del Foro Económico Mundial de África, que del 7 al 9 de mayo reunirá a economistas, políticos y filántropos en Abuya.
Mientras, sigue sin estar claro el número de niñas secuestradas y liberadas debido a la publicación de informaciones contradictorias por parte de la policía, el ejército y los propios padres.
Además, existen rumores sobre abusos por parte de los secuestradores, ya que una de las niñas raptadas que logró escapar ha relatado que las rehenes más jóvenes sufrían hasta 15 violaciones al día y que ella misma había sido entregada como esposa a uno de los líderes de la secta.
Boko Haram, que significa en lenguas locales “la educación no islámica es pecado”, lucha por imponer la “sharía” o ley islámica en Nigeria, país de mayoría musulmana en el norte y predominantemente cristiana en el sur.
El mismo día del secuestro, la secta perpetró un atentado en Abuya, donde murieron 75 personas y 216 resultaran heridas una estación de autobuses, la misma en la que se registró otra explosión el pasado jueves, con 19 muertos y 60 heridos.
Desde que la policía acabó en 2009 con el líder de Boko Haram, Mohamed Yusuf, los radicales mantienen una sangrienta campaña que ha causado más de 3 mil muertos.
Con unos 170 millones de habitantes integrados en más de 200 grupos tribales, Nigeria, el país más poblado de África, sufre múltiples tensiones por sus profundas diferencias políticas, religiosas y territoriales.