Por primera vez en sus 74 años de existencia, los militantes del Partido Acción Nacional acudirán este domingo a votar para elegir al dirigente nacional de su partido. Un total de 217 mil panistas afiliados a su padrón nacional tendrán el derecho de decidir quién quiere que dirija su partido, si continúa al frente del CEN Gustavo Madero, o si optan por un cambio en la persona de Ernesto Cordero.
Paradójicamente esta votación, que se considera un avance trascendental en la vida interna del partido, porque hasta ahora sólo 300 panistas del Consejo Nacional votaban para elegir a sus dirigentes, se ha convertido también en el mayor factor de tensión en el PAN, ante el riesgo de que este inédito proceso interno termine siendo impugnado y descalificado por alguna de las partes y desencadene un conflicto electoral y judicial en el panismo.
Las graves descalificaciones previas que ha hecho del proceso el candidato Ernesto Cordero y la guerra de lodo que se produjo entre los contrincantes, con filtraciones, espionaje telefónico y acusaciones de corrupción, hacen que el PAN llegue a este indito proceso con mucha más tensión y nerviosismo que en un ambiente festivo o democrático. De hecho, al interior del panismo se da por hecho que, sea cual sea el resultado, la noche del 18 de mayo -las encuestas hablan de una ventaja de Gustavo Madero- la gran incógnita será en qué momento se va a iniciar la judicialización del proceso por parte de la dupla Cordero-Oliva que, se prevé, no aceptará una derrota.
Si se confirman las tendencias y el voto mayoritario de los panistas favorece a Gustavo Madero, lo más seguro es que Cordero impugne el resultado y decida recurrir al Tribunal Electoral bajo el argumento de que se violentaron principios de imparcialidad y legalidad en la contienda interna. Ese sería el inicio de un conflicto jurídico-electoral en el PAN, pero que podría significar también el comienzo de una ruptura mayor.
Al final de estas campañas la división entre el grupo de Gustavo Madero y el del ex presidente Felipe Calderón que representa Cordero, terminó ahondándose y nadie en el partido ve, en estos momentos, a unas horas de que se produzca la primera votación abierta en la historia del panismo, un punto de conciliación o de entendimiento entre estas dos facciones de Acción Nacional.
Por el contrario, en el cierre de las campañas se recrudecieron los ataques y desde el lado corderista dispararon sus últimos obuses en contra de un personaje muy cercano a Madero, el diputado Jorge Villalobos, a quien le publicaron en un diario capitalino una conversación telefónica en la que lo acusan de haber gestionado la aprobación de permisos para casinos, propiedad de otro legislador cercano a Madero, el coordinador panista en San Lázaro, Luis Alberto Villarreal. Aunque Villalobos negó que haya realizado tales gestiones y lo calificó como “un ataque de los que se sienten perdidos en la contienda”, las filtraciones confirmaron que este fue un proceso marcado por los golpes bajos y la guerra sucia entre los panistas.
Así que lo que viene para el PAN después del domingo tal vez no sean buenas noticias. Si la estrategia de Cordero es ensuciar la elección y descalificarla, no se ve fácil que pueda haber una operación de cicatrización o de restablecimiento de la unidad como la que ha anunciado Madero si gana la contienda.
Un dato que puede dar luz de hacia dónde irán las cosas en el PAN después de este domingo lo comentan diputados panistas en San Lázaro, que hace algunos días realizaron una visita a Boston, Massachusetts. En un bar, sin buscarlo, se encontraron al ex presidente Felipe Calderón y se acercaron a saludarlo. Cuando uno de ellos le preguntó cómo veía la próxima elección en el partido, Calderón se descosió y comenzó a hablar pestes de Gustavo Madero. El asombro de los diputados fue tal que ni siquiera pudieron pronunciar palabra cuando el ex presidente les soltó: “si gana Madero prefiero crear otro partido”.
Tal vez eso explique por qué Cordero difícilmente va a aceptar un resultado adverso y por qué, con todo y que tendrán un inédito proceso democrático, los militantes del PAN no tendrán mucho que festejar después de este domingo.
NOTAS INDISCRETAS…La petición para que Kevin Spacey fuera contratado y llevado a Cancún para ser parte de los atractivos del pasado Tianguis Turístico, a cambio de un pago millonario en dólares aún no especificado por las autoridades, fue directa de Los Pinos y tuvo que ver con la admiración y el gusto que tiene el presidente por el personaje y por la serie de House of Cards que estelariza el actor hollywoodense. Y aunque nadie duda de la calidad y del éxito que ha tenido esa serie, seguida por millones de personas en todo el mundo y por otros mandatarios como Barack Obama, en realidad, aunque ficticio, el personaje de Francis Underwood simboliza y representa lo más sucio de la política, pues si bien es hábil y maquiavélico para conseguir lo que se propone, todos sus logros se basan en la traición, la mentira, la perversidad, el asesinato y muchos otros valores de la antipolítica. ¿Eso es lo que tanto admiran de él los presidentes?…Los dados cierran Semana con Escalera.