El piloto alemán Nico Rosberg (Mercedes) recuperó el liderato del Mundial de Fórmula Uno ganando el Gran Premio de Mónaco por delante de su compañero británico Lewis Hamilton, que lo presionó durante toda la carrera pero no fue capaz de arrebatarle el liderato.

 

Rosberg cumplió el ritual de Montecarlo: el que sale primero, termina primero. Lo hizo a través de un ritmo consistente que solo su compañero pudo aguantar, aunque finalmente hasta Hamilton terminó desfalleciendo, afirmando por radio al equipo que tenía un problema en el ojo, por el que casi peligra la segunda plaza ante el empuje del australiano Daniel Ricciardo (Red Bull).

 

Ricciardo fue tercero a tan solo cuatro décimas del británico, seguido por el español Fernando Alonso (Ferrari), al que beneficiaron la retirada del alemán Sebastian Vettel (Red Bull) por problemas mecánicos en la vuelta cinco, y los problemas constantes de su compañero finlandés Kimi Raikkonen, que acabó duodécimo.

 

La locura de la carrera, con ocho abandonos, dos salidas del coche de seguridad e innumerables banderas amarillas, permitieron al equipo Marussia lograr los primeros puntos en su historia en la Fórmula Uno, los dos tantos logrados por el francés Jules Bianchi, que terminó octavo pero fue noveno por una sanción de 5 segundos.

 

El coche de seguridad salía sin haberse completado la primera vuelta, ya que el mexicano Sergio Pérez (Force India) se tocaba con el británico Jenson Button (McLaren) y se quedaba atravesado en la curva 5; terminando el asunto en retirada de Pérez, que se sumaba al venezolano Pastor Maldonado (Lotus), que ya se había quedado parado en la salida.

 

Con el último tercio de carrera, las posiciones parecían estabilizadas en la parte delantera, al tiempo que por detrás se sucedían los incidentes y los abandonos. Entre ellos, el Toro Rosso del francés Jean-Eric Vergne, con problemas de motor; y poco después el finlandés Valtteri Bottas (Williams).

 

Les seguía en la vuelta 61 el mexicano Esteban Gutiérrez, que tocaba la valla en la curva 18, pinchaba y se quedaba en el medio de la pista en sentido contrario a la marcha. Su coche fue retirado sin necesidad del coche de seguridad, lo que permitía respirar a Nico Rosberg, que mantenía su distancia.

 

Cuando faltaban diez vueltas, Hamilton bajaba repentinamente su ritmo y perdía la distancia con su compañero Rosberg al tiempo que notificaba por la radio del equipo que tenía algún problema en los ojos. El británico, que tenía asegurada la segunda plaza, veía como Ricciardo se acercaba a un segundo.

 

Hamilton pasó de sufrir por alcanzar a Rosberg a hacerlo por la persecución de Ricciardo, que llegó a estar a tres décimas, pero no encontró el lugar para acometer el adelantamiento antes de ver la bandera a cuadros.