La Guerra de los Balcanes había alcanzado Sarajevo, era la primavera de 1992 y la capital de Bosnia-Herzegovina estaba sitiada, había pasado un año desde que el frente esloveno inició la secesión de Yugoslavia.

 

Edin Dzeko tenía apenas seis años cuando la casa donde creció fue destruida por las bombas, su familia y él se mudaron a un cuarto de 40 metros cuadrados donde hacinados con otras 12 personas sobrevivieron a la guerra.

 

Para paliar el horror de la guerra, el pequeño Edin se refugió en el futbol, todos los días alrededor de él se morían amigos, familiares y conocidos. Recuerda que la gente pasaba, le acariciaba la cabeza y le decía: “suerte, niño”.

 

“Pero cuando terminó la guerra fui mucho más fuerte, en el sentido psicológico. Después de la guerra jugué con mis compañeros en un parque y luego mi padre, Midhat, me llevó al Zeljeznicar”, según ha declarado Dzeko.

 

 

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Con 17 años, El diamante bosnio, como ahora se le conoce, empezó su carrera profesional con el Zeljeznicar.

 

El entrenador Amar Osim le ofreció un contrato-beca por el equivalente a 150 euros al mes, con su primer pago, compró una camiseta y unas botas con las que siempre había soñado.

 

Los primeros años en el Zeljeznicar no fueron fáciles, los aficionados se burlaban de él, el cuerpo técnico y hasta los directivos no confiaban en el muchacho, pero si algo le había enseñado la guerra era que sin constancia, no hay futuro. No hay nada.

 

“La gente se reía de mí pero la vida juega a veces de forma extraña con nosotros y todo puede cambiar en un solo año”, reflexiona.

 

“La gente en el Zeljznicar nunca creyó en mí. Jugué dos temporadas en la primera plantilla, pero nunca sentí la confianza del técnico ni de los dirigentes. Nunca me dieron la oportunidad de mostrar todo lo que sabía”, agrega el delantero bosnio.

 

“Entraba en el juego por 15 minutos y de inmediato oía en las gradas reacciones, ofensas, humillaciones. Cuando me fui al extranjero me di cuenta de que no importaba qué decían de mí, sino sólo importaba lo que yo podía hacer”.

 

Ahora, cada vez que regresa a Sarajevo, le gusta sentarse en la banca del estadio del Zeljznicar, donde pasó mucho tiempo esperando un lugar en el cuadro titular.

 

Abandonar Bosnia fue el momento más importante de su carrera, pero también el más difícil, según cuenta.

 

“Este es el peor país para un deportista joven, no sólo para un futbolista. Simplemente, en el club te dicen que eres demasiado joven, que tienes que esperar, pero en el extranjero las cosas son diametralmente opuestas. Allí los jóvenes obtienen su oportunidad”, agrega.

 

En 2006, el club checo Teplice pagó 50 mil euros por el delantero bosnio, que con su 1.94 metros de estatura pronto se convirtió en figura, sus goles le dieron la vuelta al mundo, tres años bastaron para que diera el salto a una liga de primera categoría.

 

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El Wolfsburgo alemán pagó 5 millones de eruos por el, fue la mejor inversión de su historia. En 2009, el club propiedad de la compañía Volkswagen se alzó por primera vez desde su creación con el campeonato de la Bundesliga.

 

Toda Alemania se deshizo en aplausos para el delantero, que con 26 goles en esa temporada lo coronaron como el mejor atacante de la liga teutona.

 

Ahora Edin milita en el Manchester City, llegó en 2011 por 32 millones de euros, y junto a Sergio “Kun” Agüero llevaron a los Citizens a conquistar dos veces la Liga Premier de Inglaterra.

 

Pero más importante que todo eso, llevó a Bosnia a su primera Copa del Mundo, debutarán el próximo 15 de junio contra Argentina.

 

A continuación te presentamos lo  mejores goles de Edin Dzeko la campaña pasada