El grueso de los emprendedores en México son fruto de un pecado original: la mentira. Me explico. Pese a que la mayoría desdobla una filosofía de vida repleta de lugares comunes cuando explica su decisión de ser un emprendedor (clichés relacionados con la independencia, el optimismo y las ganas de materializar un sueño), lo cierto es que muy pocos son entrepreneurs por convicción.

 

¿Por qué? En una cultura laboral como la mexicana, caracterizada el espíritu de castas familiares y la ausencia de meritocracia, no está bien visto ser un emprendedor, pues denominarse como tal tiende a ser un eufemismo para ocultar el desempleo. ¿Cuántos personajes que llevan toda una vida en grandes corporaciones de repente descubren una vocación emprendedora “nata” con motivo de un despido inesperado?

 

¿Cuántos de estos entrepreneurs espontáneos abandonan sus emprendimientos al semestre de empezarlos a causa de que una de las corporaciones de las que renegaban les realizó una jugosa oferta de empleo? Afrontémoslo: más allá del discurso motivacional que le gusta adoptar, el emprendedor mexicano promedio es de una naturaleza falsa (chafa, pues).

 

No aceptar la naturaleza de sus motivaciones, sin embargo, no es la única mentira en la que puede caer un emprendedor. De acuerdo con Guy Kawasaki, autor de The Art of the Start, existen por lo menos otras diez. Evite caer en ellas. Aquí van:

 

1 Nuestras proyecciones son conservadoras. Las proyecciones de un emprendedor nunca son conservadoras. Como no tiene idea de cuál será su volumen de ventas, tergiversa. “Si son pequeñas, el negocio no resultará interesante; si son muy altas, parecerá alucinado”, piensa.

 

2 (Importante firma de investigación) dice que nuestro mercado será de 50,000 millones de dólares en el año 2015. No importa el giro del negocio, casi todos los emprendedores preparan diapositivas con el fin de mostrar que el potencial de mercado para su producto es de millones. Los inversionistas no creen en este tipo de previsiones.

 

3 (Nombre de una gran empresa) aprobará una orden de compra de nuestro producto la semana próxima. Los inversionistas sólo creen en las órdenes de compra ya firmadas.

 

4 “Hay personas claves dispuestas a sumarse a nuestras filas ni bien consigamos los fondos.” Si estuvieran dispuestas a sumarse al proyecto, seguramente lo acompañarían a la presentación del mismo, o le harían saber a los inversionistas su interés a través de una llamada telefónica.

 

5 “Nadie hace lo que estamos haciendo.” Esta mentira es penosa, sobre todo porque sólo hay dos conclusiones lógicas. Uno, nadie más lo está haciendo porque no hay mercado para tal cosa. O dos, el emprendedor está tan despistado que ni siquiera puede descubrir si tiene competencia.

 

6 “Nadie puede hacer lo que estamos haciendo.” Si hay algo peor que la falta de mercado y la ingenuidad, es la arrogancia.

 

7 “Hay otras firmas de capital de riesgo interesadas.” Pues vaya con ellas. Nunca juegue a la ruleta rusa con una ametralladora.

 

8 “Tenemos un equipo gerencial experimentado.” Si fuera tan experimentado, probablemente (a) no estaría pidiendo dinero, (b) no diría que es experimentado. Es mejor decir que el fundador tiene experiencia en la industria, que hará todo lo posible para tener éxito, que se rodeará de personal calificado y que se hará a un lado cuando sea necesario.

 

9 “Las patentes nos permiten defender nuestro producto.” Con “tenemos patentes para lo que estamos haciendo” es suficiente.

 

10 “Sólo tenemos que captar el uno por ciento del mercado.” Es mejor que los emprendedores sean realistas. Nadie está interesado en obtener sólo el uno por ciento, y ese porcentaje tampoco es sencillo de obtener en caso de que sea gigantesco.