El 5 de junio de 2013 fue el día en que las teorías de conspiración más descabelladas se tornaron realidad. El gran ojo de un big brother que vigila al mundo salió a la luz con evidencias irrefutables que daban la razón a los más paranoicos: Estados Unidos operaba un programa de espionaje a escala mundial.

 

Un artículo firmado por el abogado y periodista estadounidense Glenn Greenwald, publicado en el diario británico The Guardian reprodujo el contenido de documentos de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), en el inicio de una serie de revelaciones que estremecieron al mundo filtradas por el ex técnico de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Eduard Snowden.

 

Aquel primer artículo reprodujo la orden de un grupo secreto en EU a la empresa de telefonía Verizon forzándola a entregar al FBI y la NSA un listado con datos de llamadas telefónicas de millones de estadounidenses.

 

Eso, solo fue el inicio de una lluvia de datos que aún no termina.

 

Un  año después de las revelaciones, EU aún se enfrenta a las consecuencias del escándalo, que tensó sus lazos con sus aliados en todo el mundo, empañó la imagen interna del gobierno y creó una crisis de confianza difícil de resolver.

 

A través del programa de vigilancia electrónica confidencial PRISM, la NSA se apoderó de información de compañías como Google y Apple.

 

PRISM es el acrónimo de Planning Tool for Resource Integration, Synchronization, and Management (Herramienta de Planeación para la Integración, Sincronización y Administración de Recursos), un programa de datos para reunir y procesar la “inteligencia foránea” que pasa por los servidores estadunidenses.

 

Incluso filtraciones de Snowden revelaron en mayo de 2013 que el espionaje alcanzó a México, según el informe entregado a The Intercept, la agencia estadunidense recoge metadatos de las llamadas realizadas en México hasta por un mes de registro, así como las que se realizan en Las Bahamas a teléfonos celulares.

 

De acuerdo con aquel reporte, en el caso de la captura de metadatos en el país, no incluía el contenido de las conversaciones, sino información relativa al emisor, el receptor, el lugar de la llamada y la duración de la misma.

 

y que durante el sexenio de Felipe Calderón, la relación bilateral fue tan estrecha, que se permitió a EU operaciones secretas contra el narco desde México.

 

El grupo de espías, coordinado por la CIA y la NSA, y que opera u operaba en México desde 2010 estaría identificado bajo el nombre de Centro de Fusión México.

 

De igual forma, The New York Times filtró en enero pasado que Estados Unidos instaló software de radio en casi 100 mil computadoras en diversas partes del mundo, incluído México —todas fuera de su territorio— que le permite espiar a esas máquinas.

 

Snowden se refugió en Hong Kong para filtrar los documentos y durante un intento de llegar a Ecuador, Estados Unidos canceló su pasaporte y eso lo obligó a permanecer 40 días atrapado en un aeropuerto de Moscú, hasta que obtuvo asilo temporal en Rusia, el cual vence en julio próximo.

 

La divulgación de los documentos costó caro a Snowden, anclado en Rusia, no posee pasaporte para viajar e instalarse en otro país, y el gobierno de Obama insiste en que debe ser procesado por el crimen de revelar documentos reservados.

 

En tanto, hace unos días oficializó su petición de asilo a Brasil, país en el que “adoraría vivir”, reveló en una entrevista con la prensa brasileña.