SAO PAULO. La presidenta Dilma Rousseff no asistirá este martes a la inauguración formal del Congreso de la FIFA, un encuentro entre los 209 miembros del organismo rector del fútbol Mundial, informaron el lunes medios brasileños.

 

Tradicionalmente, el jefe de Estado en el país sede de la Copa FIFA asiste a este acto.

 

La agencia Associated Press señala que Rousseff no lo hará, de acuerdo con un reporte del diario O Estado de Sao Paulo, que citó a fuentes anónimas del palacio presidencial de Planalto.

 

En tanto, el mismo diario informó que la presidencia de Brasil le confirmó la asistencia de Rousseff a la inauguración que tendrá lugar en el estadio Arena Corinthians de Sao Paulo, el próximo jueves.

 

El diario informó que el ministro Rebelo asistirá a el Congreso de la FIFA el lugar de Rousseff, quien prometió que ésta será la “copa de copas”, pese a los problemas en los preparativos.

 

Previamente un rumor corrió por medios y redes sociales de que la presidenta no asistiría a la inauguración de la Copa del Mundo, lo que fue desmentido por el ministro del Deporte, Aldo Rebelo.

 

La FIFA ha criticado a Brasil en los últimos años, por los retrasos en la construcción de estadios mundialistas, así como de proyectos relacionados, como carreteras y aeropuertos.

 

Rousseff busca la reelección en octubre, y el gasto cuantioso en el Mundial y en los Juegos Olímpicos previstos para dentro de dos años en Río de Janeiro es un tema que provoca un descontento generalizado en el país.

 

Muchos brasileños han manifestado su resentimiento contra la FIFA por las exigencias financieras pese a que paga impuestos mínimos en el país.

 

Sin discursos en la apertura 

 

Otro indicio de las discrepancias que han rodeado la organización de este Mundial, ni Rousseff ni el presidente de la FIFA Joseph Blatter hablarán durante el partido inaugural entre Brasil y Croacia, previsto para el jueves. Ambos fueron abucheados en la apertura de la Copa Confederaciones, hace un año.

 

El secretario general de la FIFA Jerome Valcke provocó el disgusto de los brasileños hace dos años, cuando dijo que el país necesitaba “una patada en el trasero” para que acelerara las obras de construcción.

 

Brasil está erogando unos 11,500 millones de dólares en este Mundial. De ellos, unos 4 mil fueron para construir o remodelar los 12 estadios. Muchos temen que cuatro de esos recintos terminen convertidos en “elefantes blancos”.  (Con información de AP y OEstado)