WASHINGTON. Desde los jardines de la Casa Blanca, el presidente Barack Obama delineó un calendario para la retirada gradual de las tropas estadunidenses de Afganistán y dijo, confiado: “Así terminan las guerras en el siglo XXI”.

 

Menos de tres semanas después de su anuncio el 27 de mayo, hay un brote de incertidumbre sobre la forma en que Obama está cerrando las guerras que heredó de su predecesor.

 

El caos en Irak también suscita interrogantes en cuanto a si los planes de Obama de mantener una pequeña presencia militar en Afganistán hasta finales de 2016 pueden impedir un retroceso similar o si los simplemente están esperando a que se venza el plazo para la retirada estadounidense.

 

“¿Pudo evitarse esto? La respuesta es absolutamente sí”, dijo el senador John McCain, sobre el deterioro de la situación en Irak. El republicano, uno de los principales críticos de la política exterior de la Casa Blanca y rival presidencial de Obama en las elecciones del 2008, añadió que el presidente está a punto “de cometer el mismo error en Afganistán”.

 

Esa crítica apunta al corazón de la promesa más clara de la política exterior de Obama: el compromiso con acabar con los conflictos iniciados por su predecesor George W. Bush y evitar que Estados Unidos se enrede en otros conflictos militares.

 

El caos en Irak presenta un dilema especialmente preocupante para la Casa Blanca. La oposición de Obama a la guerra en ese país fue un importante factor en su campaña presidencial del 2008 y el presidente definió su retirada de tropas de ese país en el 2011 como el cumplimiento de una promesa. El presidente y sus principales asesores han citado el fin de la guerra como uno de los logros principales de su gobierno.

 

Pero el vacío dejado por los soldados estadunidenses se ha llenado con olas de violencia y un resurgimiento del extremismo suní. Aun así, Obama ha resistido los llamados a involucrarse, diciendo que corresponde ahora al gobierno soberano de Irak garantizar la seguridad del país.

 

Pero la situación parece haber hecho esa posición insostenible.

 

Obama dice ahora que está claro que el gobierno en Irak necesita más ayuda de Washington para contener a un grupo inspirado por Al Qaeda que ha tomado varias ciudades y que, dijo, presenta una amenaza a intereses estadunidenses.

 

Aunque la Casa Blanca sigue evaluando sus opciones, funcionarios del gobierno dicen que el presidente está ponderando ataques aéreos, pero solamente si los gobernantes iraquíes preparan un plan político para aliviar las tensiones sectarias.

 

En Londres, el exprimer ministro británico Tony Blair ha negado que el avance de los insurgentes en Irak se deba a la invasión de ese país en 2003 y ha considerado que es el resultado “predecible” del fracaso de Occidente para intervenir en el conflicto de Siria.

En este debate, Blair ha tildado de argumentos “estrambóticos” los que consideran que Irak sería hoy un país más estable y pacífico si no hubiera sido ocupado por la coalición liderada por EU.