Hoy los equipos nacionales de México y Brasil se enfrentan en el Mundial de Fútbol que se celebra en el país sudamericano. Será un encuentro que acaparará la atención del mundo del fútbol por la simple razón que juega el anfitrión con todas sus estrellas de cara a su clasificación y, también, porque en los últimos años se ha dado cierta rivalidad futbolística entre ambos países coronada con el triunfo de México sobre Brasil por la medalla de oro en las Olimpiadas de Londres.
Pero el fútbol es solo la extensión de una rivalidad que –aunque los gobiernos de ambos países la nieguen formalmente- desde hace décadas han sostenido ambas naciones en el ámbito diplomático, económico y, en general, en la disputa por el liderazgo regional.
El más reciente capítulo que nos recordó la vitalidad que mantiene esta rivalidad por el liderazgo latinoamericano, fueron las declaraciones del ex presidente ‘Lula’ da Silva quien en plena campaña por la reelección de su candidata Dilma Rousseff, dijo que en materia económica en México todo es peor que en Brasil.
Una declaración que solo se añade a los recientes episodios en los que el gobierno de Brasil ha sido reticente a apoyar las candidaturas de mexicanos a los liderazgos en diversos organismos internacionales. Mientras que el gobierno de México también se ha resistido a apoyar la intención brasileña de formar parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Es decir, una añeja y evidente disputa en el ámbito diplomático que existe más allá de la retórica de ambos gobiernos.
Pero quizá el proyecto comercial (y político) de mayor alcance en el que están rivalizando ambas naciones latinoamericanas desde hace ya tiempo, tiene que ver con los bloques regionales que encabezan.
Por un lado Brasil con el Mercosur en el que también participan Argentina, Venezuela, Paraguay y Uruguay; y por el otro México, con la Alianza del Pacífico que suma a Colombia, Perú y Chile. Ambos bloques comerciales son producto de dos modelos distintos de desarrollo económico.
Los países agrupados en el Mercosur, encabezados por Brasil, defienden un modelo de desarrollo industrial muy similar al llamado de ‘sustitución de importaciones’ de los años sesenta y setenta que impulsaron economistas brasileños como Celso Furtado y Fernando Henrique Cardoso, junto con el argentino Raúl Prebisch, entre otros.
Un modelo que se distingue por una fuerte intervención estatal en la economía, por el proteccionismo y una apertura comercial limitada y burocrática, por resistencias y condicionamientos a la inversión extranjera productiva y por un mayor énfasis en el gasto social; rasgos que han caracterizado al Mercosur en estos años desde que se formó.
Mientras que los países agrupados en la Alianza del Pacífico, y encabezados por México, han puesto en práctica políticas que favorecen el libre comercio y la inversión, con orientación al libre mercado, y con una fuerte influencia de sus comunidades empresariales en la política pública; aunque con menores énfasis, hasta ahora, en las políticas de gasto social.
Los resultados de ambos modelos han sido dispares. Mientras que los grandes países del Mercosur (Brasil, Argentina y Venezuela) han obtenido tasas de crecimiento de sus economías poco satisfactorias, con problemas inflacionarios por resolver y con cierto dejo de desconfianza por parte de los capitales internacionales, incluyendo a los organismos multilaterales; los países de la Alianza del Pacífico muestran mejores resultados en renglones como la estabilidad macroeconómica y el potencial de crecimiento; aunque con rezagos aún importantes en materia de desigualdad y combate a la pobreza.
Cómo sortearán Brasil y sus aliados del Mercosur la falta de crecimiento y la atracción de nuevos y mayores capitales, y cómo México y los países de la Alianza lograrán una mejor redistribución de los beneficios del crecimiento, son los grandes pendientes en los años por venir.
Allí, en esos resultados económicos, se redefinirá el posicionamiento de los liderazgos de Brasil y México en el subcontinente; una carrera en la que México luce –por ahora- con mayor potencial ganador.