WASHINGTON. En Estados Unidos ya se mencionan dos palabras para definir la crisis humanitaria que desató una oleada de menores indocumentados que ingresó al país: desastre y tragedia.
No es la primera vez que sucede, pero sí la primera en que el gobierno de Obama se ve desbordado por el problema y por ello anunció que abrirá procesos de deportación a menores centroamericanos que han llegado sin documentos a la frontera durante los últimos ochos meses, incluso aquellos cuyos parientes gozan de un estatus migratorio temporal conocido por sus siglas en inglés como TPS.
EL gobierno norteamericano ha dicho que iniciará procesos de deportación para todos los inmigrantes no autorizados, procedentes en su mayoría de Guatemala, Honduras y El Salvador. Los procesados podrán presentar alegatos antes de que un juez migratorio dicte sentencia, un proceso que suele demorar varios años.
Según la Policía de Aduanas y Frontera, en el período han ingresado sin autorización unos 35 mil menores.
Esther Olavarría, consejera en la Secretaría de Seguridad Nacional, dijo a periodistas que los beneficiarios del TPS deben encontrarse en territorio estadounidense cuando las autoridades anuncian su concesión.
Cerca de 220 mil salvadores y 66 mil hondureños gozan de TPS desde 2001 y 1999, respectivamente. Guatemala lleva años solicitándolo, sin obtenerlo.
El gobierno estadunidense otorga este estatus migratorio, que incluye una autorización para trabajar legalmente, a ciudadanos de países que sufrieron desastres naturales.
El Secretario de Seguridad Nacional Jeh C. Johnson fue puntual el fin de semana cuando dijo que si un menor es arrestado al cruzar la frontera de forma ilegal “será acusado de violar las leyes migratorias de Estados Unidos y se iniciará un proceso de deportación en su contra”.
El funcionario advirtió que solo es un rumor que habrá excepciones a la actual legislación migratoria o su proyecto de reforma, en estudio en el Congreso, y que contemplarían una regularización futura para quienes hayan entrado en el país siendo niños.
Por otra parte, algunos análisis sitúan el inicio de la crisis en las calles de Honduras y El Salvador, donde la inseguridad y las presiones de pandilleros de las maras MS 13, entre otros, motivó el intento de padres inmigrantes que están en Estados Unidos a traer a sus vástagos.